La teoría liberal: tu mérito no es hacer lo que tú creas que es lo mejor, sino lo que los demás piensen que es lo mejor. Esa aportación liberal me parece la más interesante: darle la vuelta a la tortilla para que nos demos cuenta de que no somos mejores por nosotros mismos, sino que somos mejores en la medida en que más aportamos a los demás.
Esa es una definición estupenda
La desgraciada realidad: esos "otros" que valoran lo que les aportamos son seres irracionales e impredecibles. Lo mismo les estás dando un servicio objetivamente inmejorable, y te mandan a la cosa porque les caes mal por razones que nunca conocerás, o porque les resulta más gracioso un augusto que no hace nada por ellos.
El liberalismo no funciona porque se basa en que la gente tiene un cerebro, y la realidad es que somos una manada de simples. Y no morimos en masa gracias a que hay ciertas construcciones sociales formadas a lo largo de la historia que impide que nuestra estultidez nos aniquile, y esas construciones se las debemos agradecer a alguna poca gente con cerebro.
Esa es la historia de muchos empresarios que juzgan a sus clientes como fulastres mientras su negocio se hunde, en vez de sentarse a escuchar lo que realmente quieren e intentar comprender el por qué. Y de mucha gente que está enfadada con el mundo, pensando que está rodeado de estúpidos y/o malas personas, en vez de intentar comprenderlos.
La mayor parte de la gente que ha hecho grandes fortunas o que tiene un entorno social magnífico (buenas relaciones familiares, amistades profundas), no son gente que se dedique a llamar fulastres a los demás.
Son gente que comprende al resto de sus congéneres. Y lo mismo sirve como para saber qué quiere comprar tu cliente como para tener buenos amigos.
A menudo se tacha al liberalismo de asocial, pero es precisamente esa libertad individual la que te obliga a interactuar con tus semejantes y te obliga a comprenderlos. Yo alucino de los colectivistas que están todo el día hablando de solidaridad y cosas mega guays, pero luego resulta que lo que quieren es imponer sus ideas al resto por la fuerza, y solo hace falta leer a los más furibundos para darse cuenta de que estarían encantados de ver a cualquier disidente entre rejas.
La gente no es tan estulta, simplemente tiene otros incentivos, otra forma de pensar, otros razonamientos que se nos escapan. Comprenderlos sin duda mejorará nuestra vida.