El problema está en que las consecuencias para el repartidor no son culpa del youtuber. Quien se extralimita es el que recibe la broma.
Si en mi trabajo le hubiese metido en la boca la culata del fusil a cualquiera de las decenas que vino a amenazarme me habrían despedido y condenado, como lógico.
Las provocaciones previas no son eximente. Una persona civilizada llama a la policía, o simplemente se va.
Una multa de 100, o de 500 euros, o de lo que sea, por un tortazo (por un SIMPLE tortazo, sin más secuelas) al no haberse sabido controlar al sentirse insultado en la cara es una pena proporcionada. Que pierda el trabajo no lo es. Y el que inicia la acción es el youtuber. Luego el culpable de la consecuencia mayor no es el que da la torta, que ya paga con los 100, o 500 euros en proporción a su acción, sino el niñato que se cree que el mundo entero está a su servicio y que un canal de youtube está por encima del bien y del mal y que se cree con derecho para iniciar una acción AGRESIVA sin importarle las consecuencias y caiga quien caiga. Lo siento, estoy aplicando el sentido común, e incluso la costumbre, que también es fuente del derecho (no solo las leyes positivas, es decir, escritas, lo son).
Y no me hables de civilización: en la civilización no se insulta a la gente por la calle para hacer la gracieta entre amigotes, aunque sean virtuales (encima); al menos no en una civilización de gente educada. La civilización es algo más que los legalismos.