La utilización de fármacos en la depresión y otros trastornos mentales siempre es y ha sido controvertida, más que nada porque sólo suponen una mejora del funcionamiento químico del cerebro especialmente cuando es ahí donde está la deficiencia. Lo que no estoy de acuerdo es en la conclusión del estudio, cientos de estudios científicos, utilizando grupos control (con placebo) han demostrado su eficacia a corto plazo y medio plazo. Otros estudios meta-analíticos han consolidado estos supuesto aunque también es cierto que en los últimos estudios hechos por los británicos se ha visto que el efecto a largo plazo no está tan claro y que los efectos no son tan notorios como nos han hecho saber las empresas farmacéuticas. Sin embargo, los beneficios siempre son significativamente mayores que el efecto placebo. Incluso se han demostrado efectos beneficiosos en estudios controlados sobre hierbas naturales como la hierba de san juan, que no tiene un efecto tan potente como un antidepresivo pero sí más que un placebo.
Aquí el problema depende de qué población estemos hablando. No es lo mismo dar antidepresivos a una persona que tenga una depresión mayor, es decir una depresión clínica, que un médico que receta antidepresivos a cualquiera que vaya un poco angustiado o triste a consulta. Si una persona está en la cama y lleva casi un mes sin poder hacer nada, sin ninguna esperanza ni motivación, un antidepresivo tiene un efecto muy llamativo incluso a simple vista. De hecho los pacientes suelen mejorar en dos semanas que es cuando se da el efecto real del fármaco; los efectos producido por el placebo se pueden dar varios días después de la toma del fármaco o la asistencia a consulta.
Por eso es importanta saber de qué grupo estamos hablando. La terapia lumínica va a tener efectos notables cuando una persona tiene depresión por no tomar luz solar. Esto ocurre porque la oscuridad (ya sea recluido en casa o paises nórdicos) influye sobre niveles de melatonina e indirectamente sobre la formación de la serotonina. Tomando luz solar este problema se soluciona, pero eso no significa que vaya a tener efecto sobre una persona que tiene depresión por otros motivos. Hay cuestiones biológicas, como pueden ser genes relacionados con una mala transmisión de la serotonina o una estructura de la serotonina defectuosa. Cuestiones hormonales, cancer, tiroides y otras enfermedades sobre el sistema nervioso o inmune que pueden ser responsables de estos estados de ánimo. Hay cuestiones sociales y de personalidad donde priman más los pensamientos catastróficos o los sesgos cognitivos o irracionales que causan malestar, pesimismo, ansiedad y que a la larga se manifiestan en el organismo y las neurohormonas. Hay depresiones estacionales, noógenas, existenciales, transpersonales, depresiones por duelo... cada una debe ser considerada como un mundo propio.
Muchas veces los antidepresivos no van a funcionar bien porque los niveles de serotonina no están relativamente afectados y la persona tiene depresión; éstos actúan sobre la serotonina especialmente y la noradrenalina, pero pueden haber problemas en la dopamina, en la MAO u otras hormonas de escaso conocimiento. Muchas veces lo que pasa es que a pesar de los problemas biológicos, los antidepresivos no tienen efectos sobre el organismo por cuestiones varias que no entendemos o los efectos secundarios se muestran y producen otros contratiempos; a un mismo sujeto le puede sentar bien un antidepresivo y no otro. Los tricíclicos y los I-Mao están casi obsoletos por decirlo de alguna manero, hoy se utilizan los ISRS, pero los antidepresivos de última generación que no son ISRS tienen mejores efectos, menos efectos secundarios e incluso efectos específicos en ciertas áreas, pero no se suelen recetar porque evidentemente son carísimos. La fluoxetina (prozac) puede costar aproximadamente 10-13 euros (algo así), otros cuestan 50 euros la cajetilla y los nuevos sobrepasan con creces los 150 euros.
No estoy diciendo que los efectos de la medicación esté asegurada, simplemente que depende el caso, de la persona y su problema y efectivamente de la evolución que va a llevar, si hace terapia o no. En otros casos u otros trastornos la medicación sí se ha demostrado que no funciona, pero en la depresión, dependiendo que casos, sí.
Aquí el problema depende de qué población estemos hablando. No es lo mismo dar antidepresivos a una persona que tenga una depresión mayor, es decir una depresión clínica, que un médico que receta antidepresivos a cualquiera que vaya un poco angustiado o triste a consulta. Si una persona está en la cama y lleva casi un mes sin poder hacer nada, sin ninguna esperanza ni motivación, un antidepresivo tiene un efecto muy llamativo incluso a simple vista. De hecho los pacientes suelen mejorar en dos semanas que es cuando se da el efecto real del fármaco; los efectos producido por el placebo se pueden dar varios días después de la toma del fármaco o la asistencia a consulta.
Por eso es importanta saber de qué grupo estamos hablando. La terapia lumínica va a tener efectos notables cuando una persona tiene depresión por no tomar luz solar. Esto ocurre porque la oscuridad (ya sea recluido en casa o paises nórdicos) influye sobre niveles de melatonina e indirectamente sobre la formación de la serotonina. Tomando luz solar este problema se soluciona, pero eso no significa que vaya a tener efecto sobre una persona que tiene depresión por otros motivos. Hay cuestiones biológicas, como pueden ser genes relacionados con una mala transmisión de la serotonina o una estructura de la serotonina defectuosa. Cuestiones hormonales, cancer, tiroides y otras enfermedades sobre el sistema nervioso o inmune que pueden ser responsables de estos estados de ánimo. Hay cuestiones sociales y de personalidad donde priman más los pensamientos catastróficos o los sesgos cognitivos o irracionales que causan malestar, pesimismo, ansiedad y que a la larga se manifiestan en el organismo y las neurohormonas. Hay depresiones estacionales, noógenas, existenciales, transpersonales, depresiones por duelo... cada una debe ser considerada como un mundo propio.
Muchas veces los antidepresivos no van a funcionar bien porque los niveles de serotonina no están relativamente afectados y la persona tiene depresión; éstos actúan sobre la serotonina especialmente y la noradrenalina, pero pueden haber problemas en la dopamina, en la MAO u otras hormonas de escaso conocimiento. Muchas veces lo que pasa es que a pesar de los problemas biológicos, los antidepresivos no tienen efectos sobre el organismo por cuestiones varias que no entendemos o los efectos secundarios se muestran y producen otros contratiempos; a un mismo sujeto le puede sentar bien un antidepresivo y no otro. Los tricíclicos y los I-Mao están casi obsoletos por decirlo de alguna manero, hoy se utilizan los ISRS, pero los antidepresivos de última generación que no son ISRS tienen mejores efectos, menos efectos secundarios e incluso efectos específicos en ciertas áreas, pero no se suelen recetar porque evidentemente son carísimos. La fluoxetina (prozac) puede costar aproximadamente 10-13 euros (algo así), otros cuestan 50 euros la cajetilla y los nuevos sobrepasan con creces los 150 euros.
No estoy diciendo que los efectos de la medicación esté asegurada, simplemente que depende el caso, de la persona y su problema y efectivamente de la evolución que va a llevar, si hace terapia o no. En otros casos u otros trastornos la medicación sí se ha demostrado que no funciona, pero en la depresión, dependiendo que casos, sí.
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