si este señor no hubiese salido del puerto de la Habana,otro gallo hubiera cantado,una lastima.Lo hicimos bien en esa guerra.
La batalla de Cavite (filipinas, batalla dentro de la guerra hispanoestadounidense) también se pudo ganar:
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Los americanos contaban con seis buques, los Olympia, Baltimore, Raleigh, Petrel, Condord y Boston. Los cuatro primeros eran cruceros protegidos y, los dos últimos, grandes cañoneros.
En total sumaban 19.000 toneladas de desplazamiento. El insignia del almirante Dewey, al mando de las fuerzas atacantes, era el Olympia. Su poder ofensivo combinado era el siguiente: diez cañones de 203 mm., veintitrés de 152, veinte de 127 y un total de cincuenta piezas ligeras que iban de los 57 mm a 37 mm. Completaban su armamento 10 tubos lanzatorpedos. Eran de construcción moderna.
Por parte española se contaba con 7 buques, entre los que se encontraban los Reina Cristina (insignia de Montojo), Isla de Cuba, Isla de Luzón, Castilla, Don Antonio Ulloa, Don Juan de Austria, y el Velasco,
sumando un total de 14.000 toneladas. Estaban armados con treinta y siete cañones de entre 160 mm y 120 mm. nueve de entre 90 mm a 70 mm y treinta y cinco piezas ligeras de 57 a 37 mm. Se completaba el mismo con un número indeterminado de ametralladoras de entre 25 y 11 mm y trece tubos lanzatorpedos.
Aunque eran buques un poco más viejos que los de los americanos, se podría afirmar que la mayoría se encontraban en la mitad de su ciclo de vida. Esto es un hecho que nos gustaría recalcar, y que reiteradamente ha apuntado con acierto por el Doctor de Historia Contemporánea D. Agustín Ramón Rodríguez González, desterrando por completo la teoría de que la escuadra española, compuesta por buques de madera se enfrentó con una todopoderosa flota de acorazados, teoría alentada y divulgada para eximir de culpa a los responsables de tan magno desastre naval.
En Cavite pues, se iban a encontrar dos escuadras "a priori" casi equilibradas en fuerzas, con ligera ventaja de los americanos al ser sus buques en general, más grandes, rápidos, y potentes (por la mejor calidad y calibre de sus piezas) que los españoles...."
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....Dos horas y media de combate después, la situación de la escuadra española no era tan mala como cabría imaginar. Sólo en dos cruceros españoles (el Castilla y el Cristina) la situación era casi insostenible, ya que ambos tenían graves daños y numerosas bajas, pero aún así continuaban a flote y seguían disparando (no obstante un temeroso Montojo cambió su insignia al Isla de Cuba); el resto apenas habían recibido algunos impactos y estaban en condiciones de soportar sin problemas el castigo americano durante bastante tiempo.
Dewey ordenó la retirada al ver los escasos resultados de su ataque, aprovechando esta pequeña tregua para dar de comer a sus cansadas dotaciones.
La situación se tornaba preocupante para el almirante americano, haciéndole reflexionar sobre el hecho de que a pesar de haber consumido la mitad de sus municiones, no había conseguido sin embargo hundir ningún buque enemigo.
Si Montojo hubiera adivinado la preocupación del almirante yanqui no habría hecho lo que hizo: dar el combate por perdido y ordenar el abandono de sus buques, quitando el cierre de las piezas y abriendo los grifos.
Mención especial se merece el comandante del Cristina, D. Luis Cadarso y Rey, por el valor de que hizo gala mientras duró el combate; además, fue alcanzado por una granada cuando dirigía la evacuación de su buque, siendo a la postre el muerto de mayor graduación.
Dewey, gratamente sorprendido por lo que estaba presenciando, decidió reanudar el ataque, ensañándose con lo poco que quedaba a flote de la escuadra española."
Batalla de Cavite