Negocios fracasados. Cuéntanos tu fracaso empresarial

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Cuando tenía 9 años arreglaron el acerado de mi calle por lo que tenía a mi disposición cantidades ingentes de granito. Me llenaba la mochila de piedras y las vendía en el colegio como pisapapeles, como eran muy bonitas y brillaban se vendían muy bien: desde 5 pesetas las más pequeñas a 10 duros las más grandes.
Beneficio del 100%.

Mi negocio terminó abrupta y dramáticamente cuando el destino quiso que una de las fichas de Naturales consistiera en buscar granito y analizar sus distintos componentes. Fue un caos: toda la clase se levantó gritando y tirando duros sobre mi mesa; nadie quería quedarse sin su piedra. La profesora me obligó a repartir mi alijo y así terminó mi primera aventura empresarial.

En cualquier caso, en aquella época era adicta a los sobres sorpresa por lo que todos los beneficios me los acabé puliendo en el puesto y tuve que empezar de cero. Ya os contaré mi siguiente iniciativa, dos años después xD

Si con nueve años prefieres tener clientes antes que amigos hay algo muy mal colocado en tu cabeza.

El trabajo no es un fin, es un medio.


Por otra parte quien con nueve años tiene un duro (no digamos ya diez) y es capaz de gastarlo en una piedra que le ofrece una compañera como "pisapapeles" (asumiendo que sepa lo que es eso a esa edad) o le sale la pasta por las orejas o es simple del ojo ciego.





Espero que todo sea mentira en beneficio de todos los que aparecen en esa historia.
 
Hola, amigos. Por fin me decido a participar en el foro (lo he intentando alguna vez antes pero por razones desconocidas el admin no me lo publicaba...)

Bueno, al lío: ing. técnico informático en Sevilla, en una pequeña empresa privada desde hace 15 años. Siempre loco por montar algo en propiedad, básicamente por dejar de depender de los vaivenes empresariales de un tercero, ya sabéis que las condiciones cambian constantemente.

Por ello he intentado montar dos negocios, ambos ruinosos, jeje, dejo aquí la experiencia por si le sirve a alguien:


1- Empresa de exportación de productos andaluces de alta calidad, junto con 4 socios. Error: los socios transmitían un entusiasmo enorme (y sincero), pero a la hora de hacer, no tenían experiencia en exportación, y poca en gestión empresarial. Pocos tratos llegaban a cerrarse, dábamos bandazos en nuestra estrategia de negocio, ibamos yendo a lo que el cliente nos proponía.

2- Pequeña empresa de estética en Sevilla, llevado por una chica que dominaba mucho el tema. Hubo dos fallos graves: primero, no ser realista en cuanto a ingresos y gastos. Segundo, la época desértica (en Sevilla, entre julio y septiembre): la gente se va a la costa (al menos la gente del barrio donde está el centro estético), por lo que se produce una temporalidad enorme. De forma que en los meses buenos se cubren gastos y pocos más, y en verano te comes... Cierre al canto.

Aparte de eso, hacía por mi cuenta trabajos de desarrollo web, relativamente simples, pero que se comían un tiempo del que no disponía. Este negocio sin darme grandes beneficios me daba algunas alegrías.

En fin, es cierto que cada fracaso me hacía aprender mucho, así que espero que a la tercera vaya la vencida (porque habrá una tercera...)
 
Si con nueve años prefieres tener clientes antes que amigos hay algo muy mal colocado en tu cabeza.

Menuda tontería, qué tiene que ver eso con tener o no amigos? Los fragmentos de granito son muy bonitos y en mi época no solo sabíamos lo que era un pisapapeles sino que lo usábamos. En tu cole nunca vendían nada?

En el mío y en el de mis hermanos iba por épocas, había niños que vendían pulseras hechas con cordones de plástico de colores, otros con hilos, incluso había uno que vendía tiras de cómic que él dibujaba. Y en el colegio de mis sobrinos vendían el invierno pasado pulseras de gomitas.

Los críos se entretienen y aprenden que es posible conseguir dinero a cambio del esfuerzo y la iniciativa personal, y les hace ilusión haberse ganado esos 20 céntimos por sí mismos.

Lo que he contado es una anécdota sin importancia, algunos estáis amargados.

Y al estulto de los cimbreles prefiero ignorarlo.
 
Menuda tontería, qué tiene que ver eso con tener o no amigos? Los fragmentos de granito son muy bonitos y en mi época no solo sabíamos lo que era un pisapapeles sino que lo usábamos. En tu cole nunca vendían nada?

En el mío y en el de mis hermanos iba por épocas, había niños que vendían pulseras hechas con cordones de plástico de colores, otros con hilos, incluso había uno que vendía tiras de cómic que él dibujaba. Y en el colegio de mis sobrinos vendían el invierno pasado pulseras de gomitas.

Los críos se entretienen y aprenden que es posible conseguir dinero a cambio del esfuerzo y la iniciativa personal, y les hace ilusión haberse ganado esos 20 céntimos por sí mismos.

Lo que he contado es una anécdota sin importancia, algunos estáis amargados.

Y al estulto de los cimbreles prefiero ignorarlo.


asi es . yo de pequeño incluso llegue a vender un pequeño periodico hecho por mi y otros niños . ..vendimos muy muy pocos...:baba:

la candidez infantil no conoce barreras...
 
Menuda tontería, qué tiene que ver eso con tener o no amigos? Los fragmentos de granito son muy bonitos y en mi época no solo sabíamos lo que era un pisapapeles sino que lo usábamos. En tu cole nunca vendían nada?

En el mío y en el de mis hermanos iba por épocas, había niños que vendían pulseras hechas con cordones de plástico de colores, otros con hilos, incluso había uno que vendía tiras de cómic que él dibujaba. Y en el colegio de mis sobrinos vendían el invierno pasado pulseras de gomitas.

Los críos se entretienen y aprenden que es posible conseguir dinero a cambio del esfuerzo y la iniciativa personal, y les hace ilusión haberse ganado esos 20 céntimos por sí mismos.

Lo que he contado es una anécdota sin importancia, algunos estáis amargados.

Y al estulto de los cimbreles prefiero ignorarlo.

No sé de qué época eres, en la mía no se vendía nada de eso entre niños porque todo cristo sabía hacer pulseritas, y sobre todo, porque ningún niño de 9 años tenía un puñetero duro. lo típico era llevar en el bolsillo un pañuelo de tela lleno de mocos y punto. si llevaba cinco duros ibas con la mano en el bolsillo y no la sacabas para nada. Te hablo de finales de los 70, principios de los 80.

A lo mejor le colocabas una pulsera a tu tía, que te la compraba más por hacer la gracia que otra cosa y si se la vendías tus padres te miraban con cara de "cómo tienes los santos narices de sacarle pasta a la familia por esa chorrada, eso se regala, jorobar!", pero entre compañeros era impensable. Todos teníamos ese tipo de habilidades y nadie manejaba dinero, al menos no como para comprar una cosa que podía hacer uno mismo.
 
No sé de qué época eres, en la mía no se vendía nada de eso entre niños porque todo cristo sabía hacer pulseritas, y sobre todo, porque ningún niño de 9 años tenía un puñetero duro. lo típico era llevar en el bolsillo un pañuelo de tela lleno de mocos y punto. si llevaba cinco duros ibas con la mano en el bolsillo y no la sacabas para nada. Te hablo de finales de los 70, principios de los 80.

Bueno, una década después un duro no era nada, la verdad (apenas quedaban ya chuches de 5 pts), y las cosas que se vendían en clase siempre eran muy baratas :p

Me ha hecho gracia lo de los cinco duros con la mano en el bolsillo, era así jajaja
 
Hola, amigos. Por fin me decido a participar en el foro (lo he intentando alguna vez antes pero por razones desconocidas el admin no me lo publicaba...)

Bueno, al lío: Ing. técnico informático en Sevilla, en una pequeña empresa privada desde hace 15 años. Siempre loco por montar algo en propiedad, básicamente por dejar de depender de los vaivenes empresariales de un tercero, ya sabéis que las condiciones cambian constantemente.

Por ello he intentado montar dos negocios, ambos ruinosos, jeje, dejo aquí la experiencia por si le sirve a alguien:


1- Empresa de exportación de productos andaluces de alta calidad, junto con 4 socios. Error: los socios transmitían un entusiasmo enorme (y sincero), pero a la hora de hacer, no tenían experiencia en exportación, y poca en gestión empresarial. Pocos tratos llegaban a cerrarse, dábamos bandazos en nuestra estrategia de negocio, ibamos yendo a lo que el cliente nos proponía.

2- Pequeña empresa de estética en Sevilla, llevado por una chica que dominaba mucho el tema. Hubo dos fallos graves: primero, no ser realista en cuanto a ingresos y gastos. Segundo, la época desértica (en Sevilla, entre julio y septiembre): la gente se va a la costa (al menos la gente del barrio donde está el centro estético), por lo que se produce una temporalidad enorme. De forma que en los meses buenos se cubren gastos y pocos más, y en verano te comes... Cierre al canto.

Aparte de eso, hacía por mi cuenta trabajos de desarrollo web, relativamente simples, pero que se comían un tiempo del que no disponía. Este negocio sin darme grandes beneficios me daba algunas alegrías.

En fin, es cierto que cada fracaso me hacía aprender mucho, así que espero que a la tercera vaya la vencida (porque habrá una tercera...)
 
los veinte duros 100pst, los domingos para ir a la plaza, y de eso ahorrar, para el proximo domingo, o para canicas, peonza nueva, o cromos de futbol.
 
No sé de qué época eres, en la mía no se vendía nada de eso entre niños porque todo cristo sabía hacer pulseritas, y sobre todo, porque ningún niño de 9 años tenía un puñetero duro. lo típico era llevar en el bolsillo un pañuelo de tela lleno de mocos y punto. si llevaba cinco duros ibas con la mano en el bolsillo y no la sacabas para nada. Te hablo de finales de los 70, principios de los 80.

A lo mejor le colocabas una pulsera a tu tía, que te la compraba más por hacer la gracia que otra cosa y si se la vendías tus padres te miraban con cara de "cómo tienes los santos narices de sacarle pasta a la familia por esa chorrada, eso se regala, jorobar!", pero entre compañeros era impensable. Todos teníamos ese tipo de habilidades y nadie manejaba dinero, al menos no como para comprar una cosa que podía hacer uno mismo.

Yo le vendí a un compañero de clase, con 7 años o así, los planos de una futura cartera en la que podría llevar toda clase de cosas, con compartimento para gominolas... Algo así. Creo que se lo iba a dar a cambio de que me pasara algunas golosinas de la merienda, que mis padres no me compraban chuches. Nunca llegué a hacer los planos :roto2: y me parece que no le devolví el dinero-bienes con el que me los abonó a futuros :).

Dicho así, me siento como el CEO de una start-up del MAB.
 
Menuda tontería, qué tiene que ver eso con tener o no amigos? Los fragmentos de granito son muy bonitos y en mi época no solo sabíamos lo que era un pisapapeles sino que lo usábamos. En tu cole nunca vendían nada?

En el mío y en el de mis hermanos iba por épocas, había niños que vendían pulseras hechas con cordones de plástico de colores, otros con hilos, incluso había uno que vendía tiras de cómic que él dibujaba. Y en el colegio de mis sobrinos vendían el invierno pasado pulseras de gomitas.

Los críos se entretienen y aprenden que es posible conseguir dinero a cambio del esfuerzo y la iniciativa personal, y les hace ilusión haberse ganado esos 20 céntimos por sí mismos.

Lo que he contado es una anécdota sin importancia, algunos estáis amargados.

Y al estulto de los cimbreles prefiero ignorarlo.



Muy buen hilo.
Yo empecé a hacer negocios en el cole, con 9/10 años. Compraba chicles y pipas por la tarde y los revendía al día siguiente en el recreo con un pequeño margen. Al final conseguía sacar lo justo para que me salieran gratis mis propias chuches :D
 
Hola, amigos. Por fin me decido a participar en el foro (lo he intentando alguna vez antes pero por razones desconocidas el admin no me lo publicaba...)

Bueno, al lío: Ing. técnico informático en Sevilla, en una pequeña empresa privada desde hace 15 años. Siempre loco por montar algo en propiedad, básicamente por dejar de depender de los vaivenes empresariales de un tercero, ya sabéis que las condiciones cambian constantemente.

Por ello he intentado montar dos negocios, ambos ruinosos, jeje, dejo aquí la experiencia por si le sirve a alguien:


1- Empresa de exportación de productos andaluces de alta calidad, junto con 4 socios. Error: los socios transmitían un entusiasmo enorme (y sincero), pero a la hora de hacer, no tenían experiencia en exportación, y poca en gestión empresarial. Pocos tratos llegaban a cerrarse, dábamos bandazos en nuestra estrategia de negocio, ibamos yendo a lo que el cliente nos proponía.

2- Pequeña empresa de estética en Sevilla, llevado por una chica que dominaba mucho el tema. Hubo dos fallos graves: primero, no ser realista en cuanto a ingresos y gastos. Segundo, la época desértica (en Sevilla, entre julio y septiembre): la gente se va a la costa (al menos la gente del barrio donde está el centro estético), por lo que se produce una temporalidad enorme. De forma que en los meses buenos se cubren gastos y pocos más, y en verano te comes... Cierre al canto.

Aparte de eso, hacía por mi cuenta trabajos de desarrollo web, relativamente simples, pero que se comían un tiempo del que no disponía. Este negocio sin darme grandes beneficios me daba algunas alegrías.

En fin, es cierto que cada fracaso me hacía aprender mucho, así que espero que a la tercera vaya la vencida (porque habrá una tercera...)

Buena experiencia. En el negocio de la distribución no te has planteado que el número de socios era demasiado elevado?

Hace poco estuve en una conferencia para emprendedores bastante interesante, al menos en su primera media hora, en la que se enumeraba como el primer error a la hora de emprender la elección del número de socios. Según el conferenciante, 2 era lo ideal porque si se daba una divergencia de opiniones por narices se tenía que llegar a un acuerdo para que la empresa no entrara en punto muerto. 3 socios no eran buenos porque solían formarse alianzas que a la larga derivarían en conflictos con "el tercero", y ya más de 3 socios era inviable para emprender un negocio de poca envergadura al principio. 4 partes entre las que repartir el beneficio, se podían dar hasta 4 opiniones distintas, etc.
 
Bueno, ahora me toca a mí, que en muchas ocasiones me he animado a contar mis experiencias fallidas, pero no había tenido demasiado tiempo o energías.

Mis experiencias no son tanto empresariales como profesionales, pero sirven para extraer una jovenlandesaleja que se puede extender a todos los campos.

En esta ocasión contaré la primera, para tampoco cansaros.

Acabo la carrera, estudio mil y un cursos chorras, simultaneo con la pasantía, atareado 25 horas al día, lo propio cuando te vas a comer el mundo.

Me llama un familiar, concretamente un tío. Una Comunidad de Propietarios con un Presidente íntimo suyo, que está hasta los mismísimos del Administrador, que trinca a manos llenas, hablamos de una macro Comunidad de un montón de torres en la Costa del Sol, gran malestar entre los vecinos, eso suponía 30.000 euros al año de honorarios de Administrador hablando de un presupuesto anual de varios cientos de miles de euros.

Yo no me había colegiado ni de abogado, como para meterme en fregados de colegiación como Administrador de Fincas, con 1.800 leuros que suponía el alta colegial con título, un disparate, sobre todo para el que empieza. Eran los momentos (principios de siglo) en que el Colegio de Administradores denunciaba por intrusismo a los abogados que administraban fincas. Después la jurisprudencia mayoritaria ha inclinado la balanza a favor de los abogados.

Pues nada, llamadas a diario de mi tío, eso iba a ser la repanocha, le había hablado de mi honestidad al Presidente y el Presidente decía que sin dudarlo, que le mandara un presupuesto, que entraba de nuevo Administrador. Claro que para preparar un presupuesto necesitaba estar dado de alta fiscalmente, lo que suponía el dichoso alta como Administrador y la colegiación.

Tanto insistió que en mi casa me empezaron a presionar también, por aquello de aprovechar una oportunidad de futuro, eso parecía que iba a ser como entrar de funcionario. Bueno, pues finalmente cedo, me prestan el dinero en casa (pues yo empezando a moverme apenas ganaba dinero para mis gastos) y elaboro el prometedor presupuesto, que me iba a dar la Comunidad que me asegurara el futuro.

A la semana de mandarlo, llamo a mi tío, que responde:

- Espérate, espérate, que todavía no me han dicho nada.

A las dos semanas de mandarlo, insisto a mi tío, que responde:

- Espera, espera, que mi amigo Presidente dice que esperes.

A las tres semanas de mandarlo, sigo insistiendo, y mi tío:

- No tengo noticias, pero me dijeron que eso estaba hecho.

Al mes, sigo insistiendo, y mi tío:

- Está a punto, está a punto, dicen.


Mi familia me comenta que no moleste más, que espere, pero claro yo estoy hasta los cataplines de esperar porque ya me llegaba la primera cuota mensual del Colegio de Administradores de Fincas, otros 30 leuros del ala como administrador ejerciente.

Al mes y medio llamo otra vez, y me dice mi tío:

- Mira, que me ha dicho mi amigo Presidente que van a seguir con el mismo Administrador, porque ha prometido rebajar un 25 % sus honorarios y este año empezar a hacer las cosas de otra manera, que la gente estaba descontenta por el trato y tal, pero que eso cambiará de la noche a la mañana, que se disculpa y que sigue. Claro, ante eso, si lo quiere la Comunidad, el Presidente no puede oponerse y tal. Ante eso, sobrino, qué quieres que te diga...


jovenlandesaleja: Quien más te quiere, más te joroba. O por lo menos más posibilidad tiene de jorobarte bien con su buena voluntad.

En mi caso me sirvió para aprender, porque cogí tal rebote de mala leche que busque subvenciones por cielo y tierra y la Junta de Andalucía ante tan fabuloso proyecto que monté sobre el papel, me dió 5.000 jugosos euros a fondo perdido, con los que devolví a mi familia los 1.800 euros de la colegiación, pude colegiarme de abogado y hasta comprar el mobiliario de despacho.

No creo que haga falta decir que tal proyecto nunca vió la luz. Y que la mala leche todavía me sigue.

Otra jovenlandesaleja que saqué fue que si metes la gamba, tienes que echarle bemoles y no parar hasta que no deshagas lo anterior, de forma que el resultado global sea positivo.

Ya lo dicen como aforismo en la abogacía: "ni pilinguis, ni parientes, ni pobres".

Pero no hablo de tenerlos como clientes, sino como consejeros... los parientes... bien lejos.
 
Allá voy. Lo mío fue un fracaso meramente en lo personal, que me llevó a cerrar un negocio que generaba muy buenos ingresos (cafetería).

Siempre me he considerado una persona emprendedora. Creo que los negocios se me dan bien. Soy una persona extremadamente observadora y eso, aunque puede resultar simplista, es muy importante.

Hará unos nueve años abrí una cafetería en un local propio. Una fuerte inversión (reforma de más de 180.000 aurelios).

Siempre quise tratar a mis empleados como a mi no me habían tratado. Pagaba un sueldo razonable (1.200 netos y todas las horas cotizadas -algo poco frecuente en Hostelería-)

Desde un principio, bajo unas premisas, les daba total libertad para desarrollar su trabajo. En todos los ámbitos. Yo también trabajaba con ellos de igual a igual (me gusta estar al pie del cañón) y lo hacía como uno más.

Craso error. La gente se acomoda rápido y considera insuficiente todo lo que uno hace u ofrece. Empezaron a caer bajas laborales injustificadas, con lo cual yo trabajaba lo mío y lo suyo. Más de una vez descubrí a alguna empleada de compras con el novio durante una baja laboral que requería cama. Otras se comportaban como auténticas mercenarias y me amenazaban con irse porque en el local de más allá les pagaban 100 euros más (aunque fuese mentira). Era una época de prosperidad y sobraban puestos de trabajo de camarero. Calculo también que un 30-40% del personal que pasó por allí metía la mano en la caja o sisaba de algún modo, a pesar del control que había.

Imagináos si me portaba bien que la una empleada que trabajó conmigo desde que abrí hasta que cerré (unos 3 años), me reconoció que sabía que nunca la iban a tratar así en otro trabajo, que se sentía como en su casa (finalmente también acabe muy mal con ella).

Así que pasados tres años, tras un cúmulo de estrés, impotencia, problemas con mi pareja por no poder dedicarle el tiempo necesario, enfermedad de mi padre y una depresión brutal...decidí cerrar un negocio que en el tercer y último año me estaba proporcionando 60.000 euros netos anuales. Si, habéis leído bien.

Mi gran y resumido error fue tratar ser amigo de mis empleados y tratarlos como a mi familia. Aprended eso a fuego.

Ahora lo tengo arrendado. Lleva así 6 años. Me llevo de querida progenitora con el inquilino, aunque ya no le va tan bien (el trabaja en otra cosa; tiene varias cafeterías como "hobby" y como fuente de ingresos extra).

Evidentemente gano mucho menos, pero junto al sueldo de mi pareja me da de sobra para vivir e incluso ahorrar algo. Tenemos un buen colchón y a veces hablamos de montar algo para sacarle algo de rendimiento a los ahorros. Pero os juro que acabé tan quemado y estoy tan hasta el ojo ciego de este país y de la gente que no me quedan muchas ganas.

Tal vez si algún día encontrara algún socio, alguien serio y de fiar...quien sabe. De momento estoy en casa rascándome los bemoles día si y día también.
 
Bueno, ahora me toca a mí, que en muchas ocasiones me he animado a contar mis experiencias fallidas, pero no había tenido demasiado tiempo o energías.


Me llama un familiar, concretamente un tío. Una Comunidad de Propietarios con un Presidente íntimo suyo, que está hasta los mismísimos del Administrador, que trinca a manos llenas, hablamos de una macro Comunidad de un montón de torres en la Costa del Sol, gran malestar entre los vecinos, eso suponía 30.000 euros al año de honorarios de Administrador hablando de un presupuesto anual de varios cientos de miles de euros.

Yo no me había colegiado ni de abogado, como para meterme en fregados de colegiación como Administrador de Fincas, con 1.800 leuros que suponía el alta colegial con título, un disparate, sobre todo para el que empieza. Eran los momentos (principios de siglo) en que el Colegio de Administradores denunciaba por intrusismo a los abogados que administraban fincas. Después la jurisprudencia mayoritaria ha inclinado la balanza a favor de los abogados.

Pero no hablo de tenerlos como clientes, sino como consejeros... los parientes... bien lejos.

Tu historia es igual que la mía, casi casi, pero en mi caso con Gestor Administrativo, en este caso el liante era mi entonces suegro, que tenía muchos contactos,,etc etc
Al final me hice Gestor, preparé el examen, me colegié y de los contactos na de na,,, todo excusas, como tú,,,

En fin,parientes lejos
 
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