Juego de palabras, más que nada.
Lamento informate que sí niegas la libertad. La libertad incluye el derecho a elegir la peor de las opciones, y el derecho a seguir eligiéndola incluso cuando uno es consciente de que es la peor de las opciones.
La ignorancia o la sabiduría de los electores en una democracia es irrelevante. El derecho de una persona a votar no se basa en lo instruida o sabia que sea, sino en el hecho de ser ciudadano de pleno derecho en ese país (y aún eso se podría considerar demasiado poco democrático). Generalmente la condición de ciudadano se adquiere por el simple hecho de nacer en ese país y alcanzar una cierta edad a partir de la cual se le concede ese derecho. Es frecuente que esa edad límite se justifique con que la persona ya ha madurado y tal, pero en realidad es puramente arbitrario.
La democracia funciona de este modo. Quizás funcionaría mucho mejor si la inmensa mayoría fuesemos los filósofos-artistas-científicos que los ilustrados creían que seríamos con solo enseñar a leer a toda la población, pero ya sabemos que esto no es así ni va a ser así nunca, al menos mientras los seres humanos seamos seres humanos.
Creo que no es un mal sistema. Prima la mediocridad, es cierto, pero eso, en general, es mejor que peor. Los mediocres a veces hacen las cosas mal, y a veces hacen las cosas bien, y la mayor parte del tiempo procuran no hacer nada, mientras puedan evitar.
La democracia nos previene de que un genio tome el poder. Revisa la historia y verás las huellas que han dejado los genios políticos en la historia. Esas huellas las encontrarás en las ruinas, aunque la mayor parte de ellas están debajo de los edificios que fueron reconstruidos después de que los genios los arrasasen.