claramente esa publicidad va dirigida a mujeres, ellas son ahora el consumidor. mujeres que, subconscientmente, desprecian a sus hombres, pues sonrien calladamente ante tan humillante representación de la masculinidad; al tiempo que suspiran por el moreno zumbon del video que las pone a cuatro patas y las empotra como a perras en celo sin mediar palabra; mientras el pánfilo de su marido, ajeno a la mercadotecnia y la agenda pro mestizajte, cuida de la barbacoa y de los crios en el el jardín con un delantal también regalo de su devota esposa: