Obama es, a mi modesto parecer, un grandísimo, un enorme, un descomunal, una impresionante cosa pinchada en un palo.
Se crea expectativa, se trae un tipo nuevo, se cambian las reglas del juego, se presenta como un cambio generacional, un nuevo mesías, el que lo resolverá todo. Mesías para los cristianos, Mahdi para los jovenlandeses, un superhéroe. Los consultados en el telediario de TVE1 lo dicen abiertamente, un superhéroe, un icono.
Pues os vais a comer un elemento como la catedral de Burgos.
¿Nueva etapa? Yo me río de Obama, de la abuela keniata y de la progenitora que lo parió. Me río de nuestro gobierno aclamando a su nuevo ídolo, de Rajoy diciendo que lo aplaude, me río de vosotros que lo veis como la solución a no sé qué cosa.
Obama es la cara negra del poder de siempre.
Por mí le puede caer un rayo y dejarlo reducido a un montoncito de polvo neցro.
Y a Bush, que le dé ya, pero ya, un alzheimer tipo Reagan, que se olvide de sí mismo si quiere sobrevivir unos añitos más.
There's no future.