HUEVOS PACO E HIJOS S.L
Honrado amaplantas
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Me apetece jugar a la lotería de los OWNEDs, así que voy a hacer de Rappel.
Mañana, en mitad de una protesta menos masiva que la esperada por los organizadores, pero más que la deseada por el falsimedia, un grupo de ''incontrolados'' (bien controladitos: INFILTRADOS) atacará a cualquier objetivo chorra (comercios, policocas prodisturbios, algún preboste que pase por ahí ''de casualidad''), con lo cual empezarán a llover palos, la gente se dispersará y se irá a sus casas asustada. Los medios tendrán su foto de portada con sangre incluida, los políticos lamentarán ''que se quiera atacar la soberanía de los representantes del pueblo, la Constitución y su querida madre haciendo el pino en monopatín''.
Los manifestantes se darán por satisfechos con un nuevo paseo, pues el dramatismo y el riesgo de violencia son buenos sustitutos para la pretensión efectiva de lograr algún tipo de presión al Gobierno.
El Gobierno se escandalizará, cerrará filas con el falsimedia y la falsa oposición en torno a los clásicos dogmas del 78. Y aprovechará para mostrarse más ''firme'', para legitimar toda represión violenta y acciones de la policía del pensamiento de forma aún más descarada. Los típicos farrucos españoles de barra de bar, esos que siempre dicen que ''habría que colgar a todos los políticos'', se escandalizarán si alguien resulta herido.
Gracias a la acción combinada de la criminalización, la sensación de inutilidad de la protesta (ante oídos sordos), el miedo a que te zurren y la incapacidad de los ''nuevos'' movimientos sociales para articular un discurso y unas demandas coherentes, la próxima oleada de recortes nos encontrará aún más hundidos y resignados
Mañana, en mitad de una protesta menos masiva que la esperada por los organizadores, pero más que la deseada por el falsimedia, un grupo de ''incontrolados'' (bien controladitos: INFILTRADOS) atacará a cualquier objetivo chorra (comercios, policocas prodisturbios, algún preboste que pase por ahí ''de casualidad''), con lo cual empezarán a llover palos, la gente se dispersará y se irá a sus casas asustada. Los medios tendrán su foto de portada con sangre incluida, los políticos lamentarán ''que se quiera atacar la soberanía de los representantes del pueblo, la Constitución y su querida madre haciendo el pino en monopatín''.
Los manifestantes se darán por satisfechos con un nuevo paseo, pues el dramatismo y el riesgo de violencia son buenos sustitutos para la pretensión efectiva de lograr algún tipo de presión al Gobierno.
El Gobierno se escandalizará, cerrará filas con el falsimedia y la falsa oposición en torno a los clásicos dogmas del 78. Y aprovechará para mostrarse más ''firme'', para legitimar toda represión violenta y acciones de la policía del pensamiento de forma aún más descarada. Los típicos farrucos españoles de barra de bar, esos que siempre dicen que ''habría que colgar a todos los políticos'', se escandalizarán si alguien resulta herido.
Gracias a la acción combinada de la criminalización, la sensación de inutilidad de la protesta (ante oídos sordos), el miedo a que te zurren y la incapacidad de los ''nuevos'' movimientos sociales para articular un discurso y unas demandas coherentes, la próxima oleada de recortes nos encontrará aún más hundidos y resignados