Dado que Bush no parece dispuesto a reducir su desequilibrio fiscal, lo que pasaría es que el gobierno de Estados Unidos debería acudir a los mercados financieros en busca de los dólares que hasta ahora les prestan los chinos. Al tener que competir con el sector privado, los tipos de interés mundiales subirían, cosa que reduciría el consumo y la inversión, y causaría una crisis económica mundial. Esto, en un momento en que las familias occidentales se encuentran endeudadas hasta el cuello ya que pidieron créditos -sobre todo hipotecarios- a tipos de interés variables cuando éstos eran ridículamente bajos. Al aumentar las hipotecas, millones de familias no podrían devolver sus deudas y esos impagados conllevarían la quiebra de bancos y cajas de todo el mundo. Y, entre ustedes y yo, nuestros bancos y cajas no serían una excepción.
Esto ya es un poco más grave... pero, aun siéndolo, la cosa tampoco acaba aquí: las entidades financieras que no quebraran, se verían obligadas a quedarse con los pisos, terrenos y casas de todos los que no pagaran sus hipotecas. Dado que esas instituciones no están en el negocio inmobiliario, intentarían sacárselas de encima, causando una reducción repentina de los precios. Llegaría, en definitiva, aquel momento trágico que tantas veces nos han anunciado los augures: la explosión de la dichosa burbuja inmobiliaria.