Yo en la calle soy un ciudadano respetable que dice sí a todas las degeneraciones actuales e incluso soy prosistema. Pro-podemos no, que eso sí que es imposible de digerir.
Pero una vez en casa, miro con recelo el mundo:
Yo voy metiendo pequeñas píldoras de burbujismo, entremezclado con mi propia filosofía.
Imaginad cuando empiezo a meter ático a alguna carruselera, puedo ver su cerebro a punto de explotar.