2° reemplazo del 88. Me tocó en Viator, Almería, en el mismo cuartel donde ahora está la legión y que entonces estaba una brigada de infantería mecanizada, creo recordar que la XXIII.
La primera impresión fue pésima y se confirmó en los días siguientes. Suciedad, hacinamiento y dejadez absoluta. No sólo era patente y
notorio que la gente iba allí obligada sino que incluso los propios mandos parecían estar a disgusto. Catorce días estuve allí. Dos semanas en las que no pudimos ducharnos por algún motivo que no estaba muy claro, aunque a la vista de como estaban los retretes al cabo de una semana el problema real parecía consistir en la escasez de agua (entrabas a las letrinas literalmente no te podías agachar porque el montón de zurullos acumulados sobresalía del cagadero casi hasta la altura de las
rodillas, ibas de cagadero en cagadero y escogias el que tenía el montón más pequeño)
Medio mes perdido en el que ni siquiera tuvieron narices de repartir la
uniformidad a todos los reclutas recién
llegados y donde no teníamos otra cosa que hacer que pasar el rato sentados en la compañía o dando vueltas por el cuartel.
¿Que cómo conseguí largarme de aquel antro? Bueno, a los pocos días de estar allí alguien comentó que en breve iba a pasar la legión y los grupos de operaciones especiales (COEs en aquella época) de captación, que a lo mejor se pasaban los paracas (BRIPAC) pero eso no era seguro. Al final también vinieron los paracas y no me lo pensé, me fui con ellos más feliz que una perdiz de dejar atrás aquél tugurio.
Esa misma tarde llegamos al BIP en Javalí Nuevo (Murcia) y aquello ya era otra cosa. Nada más llegar a la base nos instalaron en un barracón de madera que en aquel momento me pareció de puñetero lujo. Por fin tenía una cama individual (en Almería dormíamos en una nave tan hacinados que mi litera estaba pegada a otras dos, era como si pones a tres desconocidos a compartir una cama de 180 cm.) con mi taquilla al lado de la cama, (ya no tenía que ir al quinto cachopo a cambiarme los gayumbos) con aquellas colchas verdes con el anagrama de la unidad que no soltaban polvo al sacudirlas y con aquellas sabanas oliendo a limpio.
Esa tarde pude ducharme por primera vez desde hacía dos semanas... casi se me saltan las lágrimas cuando entré y vi aquellas duchas, lavabos y retretes blancos y limpios como la patena, éstos también apestaban pero esta vez apestaban a desinfectante y no a hez.
Al día siguiente ya estaba filiado, completamente uniformado y encuadrado en una compañía de aspirantes, listos para empezar la instrucción al día siguiente (aqui ya no éramos reclutas, aqui éramos ASPIRANTES a Caballeros Legionarios Paracaidistas)
Dos meses hasta la jura de bandera en Murcia y luego otros 16 meses en Alcalá de Henares, 18 meses en total y todo muy bien en general; muy exigentes en cuanto a lo físico, mucha presión mental también, pero buenas instalaciones, (piscina, pistas de deporte, gimnasio, cine, etc.) buena comida, un sueldo que ahora puede parecer ridículo pero que para un soldadito de aquellos años no estaba nada mal (56.000 pts mes) sobretodo teniendo en cuenta que los demás cobraban 1000 pts. Trato respetuoso (las ostras te caían de todos lados pero el trato siempre era de USTED
), buen equipamiento, camaradería a todos los niveles y lo mejor es que tanto los mandos como los soldados (CLPs) y personal civil allí destinados eran personas que daban la impresión de ser profesionales que disfrutaban con su trabajo, o si no disfrutaban al menos ponían empeño en cumplir con sus obligaciones, al contrario que en la otra unidad.
La verdad es que guardo un gran recuerdo de aquellos tiempos.
¿Volvería a repetir? Sin dudarlo ni un momento, es más durante mucho tiempo me arrepentí de no haberme quedado allí.