No es tan difícil, tienes que tener una diplomatura, colegiarte en el Colegio de Administradores de Fincas y ya. Luego, a venderte. Boca a boca. Valencia es una ciudad donde hay muchísimo dinero. Muchísimo. Yo voy mucho y hay mucha manteca. Los valencianos son como los catalanes, son empresarios, pero sin las cosas que los catalanes tienen en la cabeza. Y si la rumana es avispada, pues ahí lo llevas. Los rumanos son bastante emprendedores y trabajadores, trabajan como fulastres. A mí no me parece raro.
Y ojo, que luego todos los administradores se llevan mordidas bien jugosas de los albañiles y chapuzas diversos que hacen las ñapas en las fincas.
Cualquier administrador de fincas mínimamente avispado gana un buen dineral, en A y en B.