M. Priede
Será en Octubre
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Ya lo pensé hace años y ahora deberíamos empezar a replantearlo, porque cuando no se llama a las cosas por su nombre los sinvergüenzas ganan la batalla y al final la guerra: cuando hablamos de lo ocurrido en España entre los años 2000 y 2007 y culpamos a la 'burbuja inmobiliaria', estamos hablando de la consecuencia y no de la causa, que no fue otra que la expansión crediticia organizada por los bancos (recordad que nos llamaban a casa para ofrecernos créditos para el consumo, no sólo para compra de viviendas, aunque éstas representaran la mayor parte del total del crédito), y que como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia, estuvo perfectamente programada, ya que el resultado se sabía de antemano puesto que siempre es el mismo:
1- Someter a un país, en este caso a España, mediante el endeudamiento. No en vano se dice que si quieres someter a un país tienes dos opciones: invadirlo o endeudarlo.
2- Apropiarse de activos estatales y de los bancos españoles, sobre todo los semipúblicos como las cajas de ahorro, después de convertirlas en insolventes y sanearlas con el dinero de los españoles, algunas de ellas con más de tres siglos de existencia.
3-Obligar al pago de la deuda con dinero real, fruto del trabajo y de los impuestos, a cambio de un dinero que los bancos fabricaron de la nada, tanto los españoles como los extranjeros.
4-Que con ese dinero verdadero que reciben los acreedores, éstos pagan las deudas reales contraídas con terceros, caso de Alemania, que ocultó la deuda contraída por la reunificación de su país y ahora la está pagando gracias al dinero real que los españoles envían a Alemania, es decir, que Alemania paga sus deudas reales con dinero real que entregan los españoles gracias a un dinero ficticio que los bancos alemanes entregaron a los bancos españoles a cambio de que se lo devolvieran junto con los intereses en dinero real. Repito una vez más: EN NINGÚN CASO EL DINERO ENTREGADO POR LOS SERES DE LUZ DEL NORTE DE EUROPA PROCEDÍA DE LOS DEPOSITANTES Y AHORRISTAS ALEMANES, SINO DE LA NADA, PUESTO QUE LOS BANCOS COMERCIALES Y DE INVERSIÓN SON QUIENES CREAN MÁS DEL 90% DEL DINERO EN CIRCULACIÓN MEDIANTE LA CONCESIÓN DE CRÉDITOS, Y LO HACEN DE ESA MANERA, DE LA NADA, AUNQUE CON PERMISO DEL BANCO CENTRAL (EL EUROPEO, EL BCE, BAJO CONTROL ALEMÁN), EL MISMO QUE A PARTIR DE FINALES DEL AÑO 2003 NO AUTORIZÓ A LAS CAJAS Y BANCOS ESPAÑOLES A SEGUIR PRESTANDO DINERO SIN ENDEUDARSE, ALEGANDO QUE HABÍAN AGOTADO LA CAPACIDAD DE CONCEDER CRÉDITOS, ES DECIR, DE CREAR DINERO POR SU CUENTA. Es conveniente repetir esto una y otra vez, porque tanto el españolete anglómano y cosmopaleto -que no cosmopolita- como el masticador de olivitas con palillo en la boca y espuma de cerveza en el bigote, no atienden a otra explicación de la crisis que no sea la de culpar al vecino de escalera por vivir aparentando y gastando por encima de sus posibilidades; a eso, y a "la casta", a "la Gurtel", a "Franco" o a "los gente de izquierdas envidiosos de quiero y no puedo".
Y Alemania nos endosó su deuda
300 millones diarios salen de España para pagar la deuda; justo lo que Alemania paga por la suya
A DÍA DE HOY LA REALIDAD DEL SISTEMA FINANCIERO ESPAÑOL ES ÉSTA:
El caso del Banco Popular: ¿Asunto político o económico?
1- Someter a un país, en este caso a España, mediante el endeudamiento. No en vano se dice que si quieres someter a un país tienes dos opciones: invadirlo o endeudarlo.
2- Apropiarse de activos estatales y de los bancos españoles, sobre todo los semipúblicos como las cajas de ahorro, después de convertirlas en insolventes y sanearlas con el dinero de los españoles, algunas de ellas con más de tres siglos de existencia.
3-Obligar al pago de la deuda con dinero real, fruto del trabajo y de los impuestos, a cambio de un dinero que los bancos fabricaron de la nada, tanto los españoles como los extranjeros.
4-Que con ese dinero verdadero que reciben los acreedores, éstos pagan las deudas reales contraídas con terceros, caso de Alemania, que ocultó la deuda contraída por la reunificación de su país y ahora la está pagando gracias al dinero real que los españoles envían a Alemania, es decir, que Alemania paga sus deudas reales con dinero real que entregan los españoles gracias a un dinero ficticio que los bancos alemanes entregaron a los bancos españoles a cambio de que se lo devolvieran junto con los intereses en dinero real. Repito una vez más: EN NINGÚN CASO EL DINERO ENTREGADO POR LOS SERES DE LUZ DEL NORTE DE EUROPA PROCEDÍA DE LOS DEPOSITANTES Y AHORRISTAS ALEMANES, SINO DE LA NADA, PUESTO QUE LOS BANCOS COMERCIALES Y DE INVERSIÓN SON QUIENES CREAN MÁS DEL 90% DEL DINERO EN CIRCULACIÓN MEDIANTE LA CONCESIÓN DE CRÉDITOS, Y LO HACEN DE ESA MANERA, DE LA NADA, AUNQUE CON PERMISO DEL BANCO CENTRAL (EL EUROPEO, EL BCE, BAJO CONTROL ALEMÁN), EL MISMO QUE A PARTIR DE FINALES DEL AÑO 2003 NO AUTORIZÓ A LAS CAJAS Y BANCOS ESPAÑOLES A SEGUIR PRESTANDO DINERO SIN ENDEUDARSE, ALEGANDO QUE HABÍAN AGOTADO LA CAPACIDAD DE CONCEDER CRÉDITOS, ES DECIR, DE CREAR DINERO POR SU CUENTA. Es conveniente repetir esto una y otra vez, porque tanto el españolete anglómano y cosmopaleto -que no cosmopolita- como el masticador de olivitas con palillo en la boca y espuma de cerveza en el bigote, no atienden a otra explicación de la crisis que no sea la de culpar al vecino de escalera por vivir aparentando y gastando por encima de sus posibilidades; a eso, y a "la casta", a "la Gurtel", a "Franco" o a "los gente de izquierdas envidiosos de quiero y no puedo".
Y Alemania nos endosó su deuda
300 millones diarios salen de España para pagar la deuda; justo lo que Alemania paga por la suya
A DÍA DE HOY LA REALIDAD DEL SISTEMA FINANCIERO ESPAÑOL ES ÉSTA:
Alberto Redondo
Menos bancos y más riesgo financiero
Sin haberse cerrado aún la absorción del Banco Popular por parte del Santander, alertamos del riesgo que constituye para la economía española la desmesurada concentración del sector bancario.
En el artículo del mes pasado titulado “Una supervisión desastrosa”, pusimos el foco en la cadena de fallos regulatorios que llevó a la quiebra a una de las entidades financieras más importantes de España: el Banco Popular.
Como pudimos ver, se produjo una concatenación de errores tanto de la dirección del banco como de los reguladores que fracasaron en su deber de prevenir el desastroso final de un banco que, según las pruebas de estrés del Banco Central Europeo, era solvente hasta hace pocos meses.
El único beneficiado de un desastre que les costó sus ahorros a miles inversores fue la entidad que compró al Popular por la simbólica cantidad de un euro, cuando recordemos que hace apenas dos años el Popular estaba valorado en más de 15.000 millones de euros y que cuenta con 4,5 millones de clientes en España.
El Santander consolida con esta brillante operación[???] su liderazgo en el mercado bancario español, algo que profundiza un problema de concentración bancaria que se ha disparado durante los últimos años con el beneplácito de las instituciones encargadas de regular el sector financiero.
El problema que supone la elevada concentración bancaria no es un problema de escala europea como algunos defienden; es un problema marcadamente español.
Si se fija en el siguiente gráfico, tomando como referencia el número de bancos existentes en el año 2008, puede ver cómo desde el estallido de la crisis el número de entidades a escala europea ha descendido un 17 por ciento. Sin embargo, en el caso de España este porcentaje aumenta hasta el 40 por ciento tomando datos de 2015.
Fuente: Banco Central Europeo
Con las cifras actuales, y tras la absorción del Banco Popular por parte del Santander, el descenso en el número de entidades es aún mayor no solo en número de entidades sino también en activos.
Mientras que en la Eurozona el descenso en el número de entidades ha sido lento y gradual, en España este fenómeno se ha acelerado desde el año 2013 como consecuencia del rescate y posterior venta de numerosas cajas de ahorros tras el recrudecimiento de la crisis en el verano de 2012.
El descenso en el número de entidades no se ha traducido en un reparto más equitativo de la cuota de mercado de los bancos supervivientes a la crisis. Todo lo contrario.
Por volumen de activos, en 2008 los cinco bancos más grandes del país agrupaban un 42 por ciento de los activos totales. Nueve años después esa cifra se ha disparado hasta el 72 por ciento, con la absorción del Banco Popular por parte del Santander pendiente de ser concluida.
Lo que las cifras nos indican es que estamos ante un oligopolio en el que los grandes bancos se permiten claras ventajas competitivas fruto de su dominante posición de mercado. Todo esto con la connivencia de las instituciones como pudimos ver con la reciente venta del Banco Popular por apenas un euro.
Lecciones perdidas
Que existan menos bancos y más grandes incrementa dramáticamente el riesgo de que la caída de una de estas entidades sistémicas hunda a todo el sistema financiero.
Un desastre como el de la quiebra de Lehman Brothers podría repetirse en el sistema financiero español con una magnitud mayor a nivel local, ya que en esta ocasión estamos hablando de bancos comerciales con una exposición directa mucho mayor al funcionamiento de la economía de lo que pueden tener los bancos de inversión.
En lugar de aprender de los errores regulatorios que llevaron en 2008 al mundo a la mayor crisis financiera en décadas, hemos echado más gasolina al fuego creando corporaciones bancarias gigantescas que tendrán que volver a ser rescatadas con el dinero de los contribuyentes en caso de riesgo de quiebra.
La historia volverá a repetirse. Los bancos volverán a ofrecer créditos a diestro y siniestro, los españoles picaremos en el anzuelo y nos endeudaremos hasta las trancas. Cuando una nueva crisis financiera mundial sobrevenga, miles de personas quedarán desamparadas mientas los grandes bancos serán rescatados ante el riesgo sistémico que representan para la economía, un riesgo que lejos de haberse reducido se ha aumentado en España más que en ningún país europeo.
En vez de aprovechar las lecciones de la crisis y promover regulaciones financieras más estrictas, hemos permitido que el sector financiero adquiera una influencia determinante en la economía y en la política.
Menos bancos y más riesgo financiero
Menos bancos y más riesgo financiero
Sin haberse cerrado aún la absorción del Banco Popular por parte del Santander, alertamos del riesgo que constituye para la economía española la desmesurada concentración del sector bancario.
En el artículo del mes pasado titulado “Una supervisión desastrosa”, pusimos el foco en la cadena de fallos regulatorios que llevó a la quiebra a una de las entidades financieras más importantes de España: el Banco Popular.
Como pudimos ver, se produjo una concatenación de errores tanto de la dirección del banco como de los reguladores que fracasaron en su deber de prevenir el desastroso final de un banco que, según las pruebas de estrés del Banco Central Europeo, era solvente hasta hace pocos meses.
El único beneficiado de un desastre que les costó sus ahorros a miles inversores fue la entidad que compró al Popular por la simbólica cantidad de un euro, cuando recordemos que hace apenas dos años el Popular estaba valorado en más de 15.000 millones de euros y que cuenta con 4,5 millones de clientes en España.
El Santander consolida con esta brillante operación[???] su liderazgo en el mercado bancario español, algo que profundiza un problema de concentración bancaria que se ha disparado durante los últimos años con el beneplácito de las instituciones encargadas de regular el sector financiero.
El problema que supone la elevada concentración bancaria no es un problema de escala europea como algunos defienden; es un problema marcadamente español.
Si se fija en el siguiente gráfico, tomando como referencia el número de bancos existentes en el año 2008, puede ver cómo desde el estallido de la crisis el número de entidades a escala europea ha descendido un 17 por ciento. Sin embargo, en el caso de España este porcentaje aumenta hasta el 40 por ciento tomando datos de 2015.
Fuente: Banco Central Europeo
Con las cifras actuales, y tras la absorción del Banco Popular por parte del Santander, el descenso en el número de entidades es aún mayor no solo en número de entidades sino también en activos.
Mientras que en la Eurozona el descenso en el número de entidades ha sido lento y gradual, en España este fenómeno se ha acelerado desde el año 2013 como consecuencia del rescate y posterior venta de numerosas cajas de ahorros tras el recrudecimiento de la crisis en el verano de 2012.
El descenso en el número de entidades no se ha traducido en un reparto más equitativo de la cuota de mercado de los bancos supervivientes a la crisis. Todo lo contrario.
Por volumen de activos, en 2008 los cinco bancos más grandes del país agrupaban un 42 por ciento de los activos totales. Nueve años después esa cifra se ha disparado hasta el 72 por ciento, con la absorción del Banco Popular por parte del Santander pendiente de ser concluida.
Lo que las cifras nos indican es que estamos ante un oligopolio en el que los grandes bancos se permiten claras ventajas competitivas fruto de su dominante posición de mercado. Todo esto con la connivencia de las instituciones como pudimos ver con la reciente venta del Banco Popular por apenas un euro.
Lecciones perdidas
Que existan menos bancos y más grandes incrementa dramáticamente el riesgo de que la caída de una de estas entidades sistémicas hunda a todo el sistema financiero.
Un desastre como el de la quiebra de Lehman Brothers podría repetirse en el sistema financiero español con una magnitud mayor a nivel local, ya que en esta ocasión estamos hablando de bancos comerciales con una exposición directa mucho mayor al funcionamiento de la economía de lo que pueden tener los bancos de inversión.
En lugar de aprender de los errores regulatorios que llevaron en 2008 al mundo a la mayor crisis financiera en décadas, hemos echado más gasolina al fuego creando corporaciones bancarias gigantescas que tendrán que volver a ser rescatadas con el dinero de los contribuyentes en caso de riesgo de quiebra.
La historia volverá a repetirse. Los bancos volverán a ofrecer créditos a diestro y siniestro, los españoles picaremos en el anzuelo y nos endeudaremos hasta las trancas. Cuando una nueva crisis financiera mundial sobrevenga, miles de personas quedarán desamparadas mientas los grandes bancos serán rescatados ante el riesgo sistémico que representan para la economía, un riesgo que lejos de haberse reducido se ha aumentado en España más que en ningún país europeo.
En vez de aprovechar las lecciones de la crisis y promover regulaciones financieras más estrictas, hemos permitido que el sector financiero adquiera una influencia determinante en la economía y en la política.
Menos bancos y más riesgo financiero
El caso del Banco Popular: ¿Asunto político o económico?
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