Berebere
Carpe Diem
Antes que nada, aclarar que una pareja de mileuristas en Galicia ya puede darse con un canto en los dientes, porque lo normal es que se esté bastante por debajo de eso. Esta pareja no es precisamente representativa, pero seguro que es amiga del que hace el reportaje: agua, luz, teléfono, móviles e hipoteca no llegan a sumar 500€ al mes, y sólo le quedan 10 años de hipoteca. Aún así no están para tirar cohetes.
Así es un mes cualquiera en la vida de una pareja gallega de mileuristas
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2007/10/21/0003_6247127.htm
Con menos de 2.000 euros, Eva y Cyrille pagan su hipoteca y hacen frente a todos los gastos de su hogar, incluidos los de su hijo Teo. ¿El ahorro? Para ellos, no existe
«No necesitamos un sofá de piel ni un mueble de diseño, tampoco la vida es tan complicada», afirma Eva. Es licenciada trilingüe pero, a pesar de su formación, a sus treinta y pocos años es la primera vez que encadena cinco meses seguidos en el mismo puesto de trabajo que nada tiene que ver con sus estudios -es administrativa en una gestora de cooperativa de viviendas-y empieza a notar cierta sensación de desahogo, tras un par de años difíciles. Gana 1.001 euros al mes, lo mismo que su pareja, Cyrille (francés, de su misma edad), aunque su trabajo de autónomo -hace espectáculos de magia-suele desequilibrar los ingresos en función de las galas. «Hay meses mejores y peores, pero la media anda cerca de los 1.000», explica.
La pareja reside con su hijo, Teo, de tres años, en un primer piso de un inmueble antiguo, en pleno barrio vigués del Calvario. Sus cábalas para llegar a fin de mes son muy parecidas a las de miles de parejas que engrosan el ránking de comunidades con salarios medios más bajos, en el que Galicia ocupa el penúltimo puesto (1.300 euros) solo por delante de Extremadura. En casa de Eva y Cyrille se vive al día y se gasta lo que hay. ¿Tarjetas de crédito? «ni las tenemos ni las queremos», aseguran.
Gastos fijos de la casa y la cuota de la hipoteca. Se llevan un tercio de los ingresos mensuales de Eva y Cyrille. Los recibos del agua, la luz, el teléfono (fijo y móviles), el gas, la cuota de la comunidad y la deuda contraída con el banco para la compra de la vivienda familiar, de la que les faltan tan sólo diez años por pagar (la media oscila entre los 25 y los 30 años), rondan los 500 euros. «Es un edificio antiguo, necesita pintura, reforma y también algún mueble, pero ¿qué vamos a hacer? No da para más. Habrá que esperar a pagar la hipoteca», afirma Eva, sin dejar de esbozar una amplia y relajada sonrisa.
Extras, como impuestos. Cuando los ingresos están tan ajustados y el gasto tan decidido incluso antes de que la nómina entre en el banco, ¿qué ocurre cuando llegan desembolsos extras, como este mes, con el IBI (200 euros)? Eva lo tiene muy claro. «Si llega una factura extra se come mejor o se come peor, pero se paga, no queda más remedio», afirma. La pareja reconoce que lo han pasado realmente mal en algunas ocasiones por culpa de situaciones como ésta. «Ahora ya no, porque entran dos sueldos en casa, pero al principio llegamos a pasar hambre», reconoce ella. ¿Ayuda de la familia? «La de Cyrille está en Francia y yo tengo a mi progenitora y a una hermana, pero sólo acudiría en casos muy excepcionales», dice Eva.
Capacidad de ahorro al final de mes. La respuesta de ambos es unánime: «No hay ahorro». Y es que una vez sumados los gastos de la casa, la alimentación, la gasolina, el presupuesto que requiere el pequeño y otros gastos menores, pero imprescindibles (aseo familiar, limpieza de la casa) y lo poco destinado a ocio y tiempo libre, el resultado es ajustado milimétricamente a los algo menos de 2.000 euros de ingresos de esta familia, cuya situación y forma de vida coincide con miles de familias gallegas que se encuentran en idéntica situación.
Alimentación, ropa y coche disparan sus facturas
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2007/10/21/0003_6247129.htm
Presupuesto para alimentación. Más de un tercio de los ingresos familiares se consume en el supermercado. Cyrille explica que el gasto en comida varía en función de la situación económica. «A primeros de mes es mejor que a finales-se ríe y continúa-. Hace dos años, cuando estábamos peor, comprábamos en el Lidl o en el Día. Ahora que Eva trabaja vamos más al supermercado del barrio, y a veces al mercado de productos frescos», afirma. Eva explica que en su caso no tienen una dieta organizada. «No hacemos eso de dos días a la semana carne o un día pescado. Procuro variar, pero si toca una semana pollo, pues pollo».
Ropa, calzado y otros gastos de Teo. Eva y Cyrille reconocen que el presupuesto para ropa es reducido porque tampoco figura entre sus prioridades. «Teo es el que necesita más cosas, pero tenemos ropa compartida de amigos y familiares», cuenta Eva. «Compramos lo que necesita: material escolar y aseo, y el gasto ya se ha reducido mucho en pañales y papillas», explica Cyrille. La suma no baja de 200 euros. Conciliar vida familiar y laboral es una misión imposible. Eva trabaja de 9.00 a 14.00 y de 17.00 «a la hora que haga falta » y su pareja no tiene horario. No pueden permitirse a una cuidadora ni recurrir a la familia.
Combustible y aparcamiento del coche. Su piso no tiene garaje, y la zona en la que viven es peatonal. Eso supone un gasto cuando no hay más remedio que aparcar en zona azul. La mayor inversión se va en gasolina, hasta cien euros al mes e incluso más, según la temporada, porque el trabajo de Cyrille le obliga a desplazarse continuamente. «El coche tiene ya diez años, va bien, pero no se nos pasa por la cabeza cambiarlo», explica.
Ocio y viajes, fuera de su presupuesto
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2007/10/21/0003_6247128.htm
Actividades de ocio. La pareja se lo tiene que pensar antes de contestar cuándo fue la última vez que fueron al cine. «¿Fue El Ilusionista?», dice Cyrille. Ir a una sala de cine es un gasto excepcional, aunque por el pequeño Teo se hacen los esfuerzos que haga falta y, a sus tres años, ya ha ido con su progenitora dos veces a ver una película en la gran pantalla. Comer con el niño en una de las terrazas peatonales del Calvario, o algún que otro café son sus gastos en ocio fuera de casa, que al cabo del mes sumarán unos 100 euros.
Vida social y viajes. Otro gasto del que ya ni se habla es el referente a las salidas nocturnas, o a las cenas con los amigos. «Desde que nació Teo es muy difícil, pero aunque tuviéramos tiempo no podríamos permitirnos gastar 40 euros todos los viernes en una cena», asegura Cyrille. El cambio de vida ha supuesto para Eva un cambio también en las amistades. «Veo a antiguos amigos, que han estudiado lo mismo que yo y que ganan 3.000 euros al mes... Pero yo no me lo puedo permitir», sonríe, sin dar la más mínima impresión de añoranza. La economía tampoco da para pasar unas vacaciones de hotel, pero sí hacen alguna escapada de cámping. «Aprovechamos cuando tengo que viajar para hacer alguna actuación y nos vamos unos días».
Así es un mes cualquiera en la vida de una pareja gallega de mileuristas
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2007/10/21/0003_6247127.htm
Con menos de 2.000 euros, Eva y Cyrille pagan su hipoteca y hacen frente a todos los gastos de su hogar, incluidos los de su hijo Teo. ¿El ahorro? Para ellos, no existe
«No necesitamos un sofá de piel ni un mueble de diseño, tampoco la vida es tan complicada», afirma Eva. Es licenciada trilingüe pero, a pesar de su formación, a sus treinta y pocos años es la primera vez que encadena cinco meses seguidos en el mismo puesto de trabajo que nada tiene que ver con sus estudios -es administrativa en una gestora de cooperativa de viviendas-y empieza a notar cierta sensación de desahogo, tras un par de años difíciles. Gana 1.001 euros al mes, lo mismo que su pareja, Cyrille (francés, de su misma edad), aunque su trabajo de autónomo -hace espectáculos de magia-suele desequilibrar los ingresos en función de las galas. «Hay meses mejores y peores, pero la media anda cerca de los 1.000», explica.
La pareja reside con su hijo, Teo, de tres años, en un primer piso de un inmueble antiguo, en pleno barrio vigués del Calvario. Sus cábalas para llegar a fin de mes son muy parecidas a las de miles de parejas que engrosan el ránking de comunidades con salarios medios más bajos, en el que Galicia ocupa el penúltimo puesto (1.300 euros) solo por delante de Extremadura. En casa de Eva y Cyrille se vive al día y se gasta lo que hay. ¿Tarjetas de crédito? «ni las tenemos ni las queremos», aseguran.
Gastos fijos de la casa y la cuota de la hipoteca. Se llevan un tercio de los ingresos mensuales de Eva y Cyrille. Los recibos del agua, la luz, el teléfono (fijo y móviles), el gas, la cuota de la comunidad y la deuda contraída con el banco para la compra de la vivienda familiar, de la que les faltan tan sólo diez años por pagar (la media oscila entre los 25 y los 30 años), rondan los 500 euros. «Es un edificio antiguo, necesita pintura, reforma y también algún mueble, pero ¿qué vamos a hacer? No da para más. Habrá que esperar a pagar la hipoteca», afirma Eva, sin dejar de esbozar una amplia y relajada sonrisa.
Extras, como impuestos. Cuando los ingresos están tan ajustados y el gasto tan decidido incluso antes de que la nómina entre en el banco, ¿qué ocurre cuando llegan desembolsos extras, como este mes, con el IBI (200 euros)? Eva lo tiene muy claro. «Si llega una factura extra se come mejor o se come peor, pero se paga, no queda más remedio», afirma. La pareja reconoce que lo han pasado realmente mal en algunas ocasiones por culpa de situaciones como ésta. «Ahora ya no, porque entran dos sueldos en casa, pero al principio llegamos a pasar hambre», reconoce ella. ¿Ayuda de la familia? «La de Cyrille está en Francia y yo tengo a mi progenitora y a una hermana, pero sólo acudiría en casos muy excepcionales», dice Eva.
Capacidad de ahorro al final de mes. La respuesta de ambos es unánime: «No hay ahorro». Y es que una vez sumados los gastos de la casa, la alimentación, la gasolina, el presupuesto que requiere el pequeño y otros gastos menores, pero imprescindibles (aseo familiar, limpieza de la casa) y lo poco destinado a ocio y tiempo libre, el resultado es ajustado milimétricamente a los algo menos de 2.000 euros de ingresos de esta familia, cuya situación y forma de vida coincide con miles de familias gallegas que se encuentran en idéntica situación.
Alimentación, ropa y coche disparan sus facturas
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2007/10/21/0003_6247129.htm
Presupuesto para alimentación. Más de un tercio de los ingresos familiares se consume en el supermercado. Cyrille explica que el gasto en comida varía en función de la situación económica. «A primeros de mes es mejor que a finales-se ríe y continúa-. Hace dos años, cuando estábamos peor, comprábamos en el Lidl o en el Día. Ahora que Eva trabaja vamos más al supermercado del barrio, y a veces al mercado de productos frescos», afirma. Eva explica que en su caso no tienen una dieta organizada. «No hacemos eso de dos días a la semana carne o un día pescado. Procuro variar, pero si toca una semana pollo, pues pollo».
Ropa, calzado y otros gastos de Teo. Eva y Cyrille reconocen que el presupuesto para ropa es reducido porque tampoco figura entre sus prioridades. «Teo es el que necesita más cosas, pero tenemos ropa compartida de amigos y familiares», cuenta Eva. «Compramos lo que necesita: material escolar y aseo, y el gasto ya se ha reducido mucho en pañales y papillas», explica Cyrille. La suma no baja de 200 euros. Conciliar vida familiar y laboral es una misión imposible. Eva trabaja de 9.00 a 14.00 y de 17.00 «a la hora que haga falta » y su pareja no tiene horario. No pueden permitirse a una cuidadora ni recurrir a la familia.
Combustible y aparcamiento del coche. Su piso no tiene garaje, y la zona en la que viven es peatonal. Eso supone un gasto cuando no hay más remedio que aparcar en zona azul. La mayor inversión se va en gasolina, hasta cien euros al mes e incluso más, según la temporada, porque el trabajo de Cyrille le obliga a desplazarse continuamente. «El coche tiene ya diez años, va bien, pero no se nos pasa por la cabeza cambiarlo», explica.
Ocio y viajes, fuera de su presupuesto
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2007/10/21/0003_6247128.htm
Actividades de ocio. La pareja se lo tiene que pensar antes de contestar cuándo fue la última vez que fueron al cine. «¿Fue El Ilusionista?», dice Cyrille. Ir a una sala de cine es un gasto excepcional, aunque por el pequeño Teo se hacen los esfuerzos que haga falta y, a sus tres años, ya ha ido con su progenitora dos veces a ver una película en la gran pantalla. Comer con el niño en una de las terrazas peatonales del Calvario, o algún que otro café son sus gastos en ocio fuera de casa, que al cabo del mes sumarán unos 100 euros.
Vida social y viajes. Otro gasto del que ya ni se habla es el referente a las salidas nocturnas, o a las cenas con los amigos. «Desde que nació Teo es muy difícil, pero aunque tuviéramos tiempo no podríamos permitirnos gastar 40 euros todos los viernes en una cena», asegura Cyrille. El cambio de vida ha supuesto para Eva un cambio también en las amistades. «Veo a antiguos amigos, que han estudiado lo mismo que yo y que ganan 3.000 euros al mes... Pero yo no me lo puedo permitir», sonríe, sin dar la más mínima impresión de añoranza. La economía tampoco da para pasar unas vacaciones de hotel, pero sí hacen alguna escapada de cámping. «Aprovechamos cuando tengo que viajar para hacer alguna actuación y nos vamos unos días».
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