Brillante como siempre Don Juan Manuel
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Claro, claro... en el fondo él cree tener las ideas claras pero no es más que un desmoralizador profesional.
Sólo acertó con las banderillas pero cuando la esa época en el 2020 de la que yo le hablo estaba muy avanzada.
Yo creo que es víctima, como la mayoría de Burbuja (en la cual se inspita con seguridad) de la psy-op de falsa disidencia imperante.
Lo mires por donde lo mires es un doble triunfo. Para los covidiotas el modelo perfecto es China y para los negacionistas acérrimos los únicos autores del plan son los gobiernos occidentales.
Con esto de Rusia es lo mismo. Para los medios oficiales pilinguin tiene el 100% de la culpa de la inflación que venga, pero para los burbujarras desmoralizados, el dictador es el nuevo "mesías anti-NOM".
El resultado es el mismo: o te suicidas o te dan el pasaporte.
Con estos mimbres, el NOM de verdad se va a imponer y será el comunismo que traen el hipócrita de pilinguin y los elegidos, China.
De Pravda es otro suicida más. Víctima de la subversión que cuenta Bezmenov.
Gentes como Trump contribuyen a la creación de la sociedad que interesa al globalismo
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El error de Trump
Gentes como Trump contribuyen a la creación de la sociedad que interesa al globalismo
Ju
an Manuel de Prada
Actualizado: 09/11/2020 00:39h
La derrota de Trump nos invita a hacer una reflexión sobre los métodos erróneos de la llamada «derecha alternativa». En muchas de las propuestas de Trump había loables «semillas del Logos» (mezclados, sin embargo, con errores crasos), que se resumían en el rechazo a la agenda globalista. Pero Trump convirtió esas «semillas del Logos» que anidaban en su programa político en semillas de discordia, logrando que algunas causas admirables fuesen percibidas por muchos que podrían haberlas abrazado como causas odiosas que ahora, además, quedan inservibles y hechas añicos.
Trump, como en general toda la derecha alternativa, fundaba su éxito político en el mantenimiento de los antagonismos sociales. Del mismo modo que la izquierda utiliza a los pagapensiones, a las feministas o a los ecologistas como «sujetos revolucionarios» para crear una dinámica de conflictividad social que favorezca su asalto al poder, Trump encontró este filón en los americanos de las clases medias depauperadas, sabiendo canalizar las frustraciones de esta multitud de «perversoss» para ganar las elecciones.
Y el globalismo se revolvió con furia de inmediato, azuzando campañas mediáticas contra él y movilizando a sus hordas de zombis por los motivos más peregrinos.
Y, frente a este acoso histérico del globalismo, Trump montó eso que llaman la «batalla cultural», que básicamente consiste en azuzar los antagonismos sociales del modo más tremendista posible, logrando tan sólo (además de enconar a los detractores) halagar a los convencidos y espantar a los que se podría convencer, si las causas valiosas se expusieran con prudencia, que es la virtud política por excelencia. Pero Trump prefería asegurar sus graneros electorales, a cambio de provocar un rechazo cada vez enconado que ha logrado una movilización adversa sin precedentes. Así, gentes como Trump contribuyen a la creación de la sociedad que interesa al globalismo: una sociedad separada por un cúmulo de odios en la que los dubitativos acaban sucumbiendo a las consignas sistémicas, pues les permiten nadar a favor de corriente, que es mucho más descansado. La prudencia política exige, por el contrario, convencer a estos dubitativos, con menos tuits y más «disciplina del arcano», evitando los rifirrafes chirriantes que benefician infaliblemente al enemigo, pues tiene la propaganda a su servicio. Trump obró al contrario; y hasta la plaga del cobi19 la convirtió en excusa para la búsqueda de antagonismos desquiciados, acaudillando las actitudes más insensatas y chorras que han acabado costándole la reelección.
La caída de Trump provocará un efecto acelerador sin precedentes en la agenda globalista, que además entrará con vaselina en las conciencias estragadas de los dubitativos, quienes la percibirán como una relajación benéfica de los antagonismos vividos durante los últimos años. Así Trump, como la derecha alternativa que lo imita, actúan sin darse cuenta como aceleradores de la agenda que creen combatir