Tengo la impresión de que la Dignitas infinita está dejando descontentos a tirios y troyanos y que muchos la interpretan como una de cal entre muchas de arena. No voy a entrar en la crítica.
Pero otros sí lo han hecho. Uuuuuh... no se podía saber.
A los alemanes no les gusta Dignitas infinita
Por Carlos Esteban | 09 abril, 2024
IGLESIA UNIVERSAL
Al núcleo duro de la jerarquía alemana, en pleno proceso revolucionario, no le ha gustado el documento recién emanado de Doctrina de la Fe, y así lo han dejado ver en el artículo que abre el órgano online oficioso del episcopado, kathoslisch.de, titulado ‘Dignitas infinita: entre frases vacías y anteojeras ideológicas’.
La declaración sobre la dignidad humana carece de matices, es
fatalmente eurocéntrica, carente de autocrítica, falta de voces femeninas de referencia… Roma, viene a decir el artículo, necesita mejorar. Probablemente, debería subcontratar sus declaraciones a algún teólogo alemán.
“El Vaticano basa su posición en la tradición filosófica grecorromana, la evidencia del Antiguo y Nuevo Testamento y la historia del pensamiento de la Iglesia (10-16)”, parece lamentar el autor del texto
, que echa en falta referencias al hecho de que “esto no siempre se refleja en las acciones concretas de la Iglesia, especialmente en la perspectiva histórica general”.
Los alemanes parecen no entender que cuando hablan de “Occidente”, se refieren, precisamente, a la civilización nacida de una aceptación explícita del cristianismo, y por eso insiste el autor en que “existe una fijación con el Occidente global. Dado que proviene de la filosofía de la tradición grecorromana, aquí solo se enumera una tradición de pensamiento. Esto no encaja con
las muchas perspectivas sobre la dignidad mencionadas en el texto”. Y, sí, efectivamente la perspectiva azteca o hindú son marcadamente diferentes de la ‘occidental’, pero es que Doctrina de la Fe se refiere a la Iglesia Católica, que no nació ayer, ni siquiera en el Vaticano II.
Aplaude el texto que se trate sobre la pobreza y la guerra como atentados contra la dignidad humana, al tiempo que deplora que ambas secciones sean “bastante vagas. ¿Exactamente qué injusticias económicas son una amenaza a la dignidad humana? ¿Qué se requiere de la gente para cambiar esto? El artículo no se ocupa de cuestiones tan detalladas. El texto sigue siendo similar a una plantilla, también debido a las numerosas citas”. Otro tanto hay que decir del apartado dedicado a los migrantes, de que hace un tratamiento “poco complejo, sobre todo porque cuando se trata de la palabra clave prespitación, por ejemplo, la amplia y diferenciada gama de voces no juega ningún papel”.
¿Qué decir del apartado sobre abusos sensuales, “notablemente breve”, reducido a “generalidades”? “Al parecer, en este momento en Roma no se considera apropiada una autorreflexión crítica sobre el éxito extremadamente desigual del compromiso del Vaticano y de la Iglesia mundial contra los abusos”.
Está bien que se cite la discriminación contra la mujer en la sociedad, dice el artículo, pero, ¿y en la Iglesia? ¡Qué ocasión perdida para proclamar un diaconato femenino, siquiera ‘pastoral’! Por el contrario, “no se menciona la posición desventajosa y la discriminación de las mujeres en la Iglesia; aquí también se buscan en vano palabras de autocrítica.
Y sobre el aborto, ay, qué poca sofisticación. “Se ignora el hecho de que existen debates controvertidos al respecto entre los católicos. Aparte de una mención de honor para la ahora parcialmente desacreditada progenitora Teresa, no se menciona a ninguna mujer específica, y mucho menos se cita”.
O sobre la maternidad subrogada, donde “el lector cuidadoso busca en vano matices o múltiples perspectivas, o que las propias mujeres den su opinión , en lugar de que se hable de ello”. O sobre la eutanasia, tema el que la declaración “no opone argumentos contra los cristianos de línea dura”.
En la sección dedicada a la “teoría de género” -y no “ideología”, como celebra el autor-, tienen alguna razón para alegrarse, y es que
“nunca hemos oído una petición tan clara a favor de los derechos de los gayses por parte del Vaticano Un consejo, sobre todo para los católicos de los países jovenlandeses que, incluso en las conferencias episcopales, hacen comentarios despectivos y, en ocasiones, abogan por la criminalización de las personas gayses”.
Pero les dura poco la alegría al meterse en harina, porque “Al igual que en el muy criticado documento sobre género del Vaticano de 2019, aquí se construye una teoría de género uniforme, que contrasta con una comprensión igualmente uniforme de la fe. Una vez más, no hay lugar para una discusión diferenciada, sino que se recurre a formulaciones como interpretar el género como la «mayor diferencia posible entre los seres vivos». Por aquí brilla un gran miedo incluso a escuchar argumentos diferentes.
“Sólo cuando cada persona humana pueda reconocer y aceptar esta diferencia en reciprocidad podrá descubrirse plenamente a sí misma, a su dignidad y a su identidad”. (59) Este pasaje contiene los tonos culturalmente más combativos de todo el texto. Al igual que las secciones sobre el aborto, por ejemplo, estas formulaciones se salen del vocabulario empalagoso del resto del texto y parecen cuerpos extraños”.
“Las declaraciones sobre las operaciones de cambio de género, que en el documento denominado «reasignación de género» ignoran la perspectiva de los afectados, hacen que la gente se levante y tome nota. Pero esto encaja con
el pensamiento del Vaticano, que se adhiere a una imagen binaria de género y no reconoce ni la necesidad ni la posibilidad de la igualación de género. «Esto no excluye la posibilidad de que una persona con anomalías genitales presentes al nacer o en desarrollo posterior pueda optar por someterse a un tratamiento médico para corregir estas anomalías. En este caso, la operación no constituiría una reasignación de sesso en el sentido aquí previsto». Por lo tanto, una operación es legítima para el Vaticano cuando obliga a las personas intersexuales a adoptar su propia imagen de género binaria y patologiza todo lo intermedio como una anomalía”.
Hacia el final “se pueden destacar positivamente las declaraciones sobre los derechos de los gayses. Sin embargo, están muy por detrás de los avances sociales del mundo occidental”. ¿Pero no era malo partir de una visión eurocéntrica? ¿O solo en este aspecto?
Porque en el párrafo siguiente vuelven a la crítica de Occidente, sin advertir siquiera la ironía. Este enfoque en Occidente es otro punto que destaca: la derivación de los derechos humanos se basa exclusivamente en una (!) tradición de pensamiento occidental, y al describir los problemas, el documento también se limita a los fenómenos occidentales, con la excepción de la pobreza. , que, sin embargo, se debe a que se ve a través de gafas occidentales. El pensamiento del Este, el Sur Global, problemas como las estructuras familiares represivas en las sociedades del mundo orientadas a la comunidad, nada de esto ocurre.
Cada día cuesta más aceptar que la fe de esta gente y la nuestra es la misma fe.