-Póngase cómodo, relájese y mire directamente al visor. Recuerde que es solamente una prueba rutinaria que no debe asustarle. Es importante que responda lo primero que le venga a la cabeza. ¿Me ha comprendido?
-Sí. Lo cierto es que no es la primera a vez que me lo hacen.
-¿Está listo?
-Sí.
-Suponga que está solo en casa, se encuentra leyendo algo o viendo una entretenida película. Llaman a la puerta, ¿qué hace?
-Nada, sigo haciendo lo mismo.
-Puede ser algo importante o alguien que desea verle, ¿no siente curiosidad?
-No, sólo fastidio
-Le molesta que le interrumpan.
-A veces.
-Sigue sonando el timbre. Llaman insistentemente, con urgencia, algo pasa, ¿sigue sin moverse?
-Nunca pasa nada. La gente siempre llama insistentemente y con urgencia. Sobre todo cuado no pasa nada.
-Se encuentra en el metro. Delante se usted se sienta una atractiva joven con un pronunciado balcón. Usted la mira, y ella le sorprende con la mirada clavada en su balcón, ¿qué hace?
-Intento aparentar naturalidad, sonrío, hablo del tiempo que hace.
-Ella piensa que es un grosero, le insulta y…
-¿Qué es lo que dice?
-No importa, se siente ofendida y le pone en evidencia.
-¿Le pasó a usted eso en el metro?
-Soy yo quien hace las preguntas.
-No hago nada, le pido disculpas, no tiene mayor importancia.
-Le invitan a una fiesta, al llegar se da cuenta de que todo es un error, usted no debería de estar allí, todos le miran, ¿qué hace?
-Espero a que llegue el elefante y la fiesta de espuma.
-¿Cómo dice?
-Nada. Si no me desalojan me quedo. Disfruto de la fiesta, tomo alguna copa.
-Se levanta un día por la mañana, se da cuenta de haberlo vivido todo, como si se hubiera repetido el día anterior…
-¿Le gusta el cine?
-Limítese a contestar.
-Me pasa continuamente, no encuentro que sea un fenómeno que tenga algo de especial.
-Tiene la sensación de que todos los días se repiten.
-¿Es una pregunta o una afirmación?
-¿Siente miedo a que ocurra algo nuevo?
-Siento pánico a que no ocurra nada nuevo, por eso hago cosas raras
-¿Cómo qué?
-Someterme a un test Voight-Kampf, por ejemplo.
-Se mira en el espejo, ve a otra persona. Le resulta familiar pero no logra reconocerle, ¿piensa que ha perdido la memoria?, ¿se asusta?
-No, pienso que mejor debería afeitarme. O que quizá me pasé con la bebida en la fiesta…, ya sabe, aquella que no me invitaron.
-Suponga que efectivamente ha perdido la memoria, no recuerda nada…
-¿Quién estuvo en la fiesta?
-¿Le hacen gracia las preguntas?
-No, pero realmente debió pasar algo rellenito en esa fiesta, yo no me acuerdo de nada.
-Le preocupa lo que pudo hacer en la fiesta.
-¿Usted estuvo allí?
-Limítese a contestar.
-¿También estuvo, verdad? Y apuesto a que tampoco se acuerda de nada. ¿Quién se encargo de hacer el grog?
-¿Esta nervioso? ¿Le inquieta que le haga preguntas?
-Aquella chica… ¿no estaba en el metro, verdad?
-¿Por qué le preocupa tanto eso?
-No lo sé…, creo que llaman a la puerta.
-No llaman estamos los dos solos.
-Sí, sí que están llamando, llaman insistentemente y con urgencia.
-¿Pueden esperar, no es cierto?
-Es cierto que esperen.
-¿Quiere que continuemos? Hablábamos de la memoria.
-No tengo problemas con ella, me acuerdo de todo, a demás siempre guardo cosas, fotos y cosas así.
-¿Guarda fotos?
-Montones, ¿y usted?
-Algunas. Por cierto, ¿sabe lo que es un test de Turing?
-Claro que sí, ¿y usted, también lo sabe?