"Tu autoestima está pasada de moda... Con lo que te ha costado conseguirla (¿o es que aún estás en ello?)"

Visilleras

de Complutum
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Si, lo pongo en economía porque esto se basa en la Economía de la desmoralización y en la infantilización de la sociedad.

Chicas listísisimas, artículos super facilones, modas, redes sociales... un frenético modo de vida dep3endiente de pantallas y altos y bajos, como una montaña rusa de mugre forradita de purpurina y canciones de colegio.

Y todo perfectamente diseñado para decirte, día tras día, que eres una guano que tiene que remar y tragar: Totalitarismo de cartulinas de colores.

Tu autoestima está pasada de moda... Con lo que te ha costado conseguirla (¿o es que aún estás en ello?)

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Ver para creer. Después de DÉCADAS leyendo hasta aburrirnos lo importante que era mantener alta nuestra autoestima... resulta que una corriente de pensamiento cada vez más ruidosa afirma que eso de luchar todo el rato por un alto concepto de nosotros mismos puede perjudicar seriamente la salud. Aquí, sus argumentos.
  • SILVIA NIETO
Actualizado Martes, 7 noviembre 2023 - 02:06


C
ada vez que recibo a alguien en consulta que me dice que está ahí para fortalecer su autoestima, porque tiene la autoestima baja o porque no tiene autoestima, pongo cara de susto y le pregunto: ¿Autoestima? ¿Y autoestima para qué?". Así comienza un artículo firmado por la psicóloga Elsa García y publicado en la web de CEPSIM (Centro de Psicología Madrid) que deja bien claro desde el primer párrafo que el sentimiento y la psicóloga no están precisamente a partir un piñón. Unos párrafos más adelante encontramos la respuesta clave que García le da al paciente: "La autoestima es la que te impide sentirte mejor". Lejos de tratarse de un caso aislado, lo que explica la terapeuta en su artículo se corresponde con toda una corriente de descrédito y demolición de todo lo que -parecía- un principio intocable de nuestro tiempo.

A ver. Con la psicología -parece, a veces-, pasa como con la nutrición. Los que llevamos los suficientes años sobre el planeta ya hemos visto la misma cosa y su contraria pasar por delante de nuestras entendederas varias veces. La que esto escribe, por ejemplo, ya ha pasado al menos tres veces sobre cómo comer bemoles de manera saludable. De pequeña, de hecho, se comía uno prácticamente todas las noches, pasado por agua para ser más concretos. Luego vino una corriente que dijo que eso era malísimo y que como mucho, tres bemoles a la semana. Y ahora, vuelta a los seis o siete bemoles semanales...

Pues con las emociones parece que ocurre algo similar. Y una prueba de ello es la autoestima, diosa de las superemociones durante varias décadas que ahora empieza a ser cuestionada desde distintos frentes de la psicología.

Qué es y qué no es la autoestima
Antes de seguir conviene recordar de qué hablamos cuando hablamos de autoestima. Aunque ya se hablaba de ella en el siglo XIX -del psiquiatra y filósofo William James es la frase "la autoestima es la medida en que las personas se valoran a sí mismas en función del éxito o el fracaso percibido en alcanzar sus objetivos", la popularización del concepto le debe mucho al psicólogo estadounidense Carl Rogers, pionero, junto al inevitable Abraham Maslow (el de la famosa pirámide de las necesidades humanas), de la denominada psicología humanista.

Desde Rogers en adelante se entiende la autoestima como una especie de derecho universal: "Todo ser humano, por el hecho de serlo, merece estimarse y que se le estime". Hasta aquí, todo más o menos bien (a menos que seas budista). Luego, las distintas escuelas psicológicas se llevaron el agua a su molino o, mejor dicho, la autoestima a su corriente. Y desde allí, saltó al ruedo de lo popular, donde, engordada a golpe de best seller de autoayuda y deformada por la pura conveniencia del márketing, acabó convertida en uno de los ingredientes más significados del yoísmo característico de nuestro tiempo. ¿Cómo? Poniéndonos a nosotros por delante de todo y convenciéndonos de que nuestro mayor objetivo en la vida debe ser nosotros mismos, para lo cual es necesaria una constante autosuperación (que en realidad es el quinto peldaño de la clásica escalera de la autoestima, tras el autorreconocimiento, la autoaceptación, la autovaloración y el autorrespeto).

Total, que el problema tal vez no sea la autoestima en sí misma, sino el abuso de la autoestima, o su deformación mercantilista. Sea como fuere, el caso es que actualmente cunde la crítica. En su charla TEDx 'El espacio entre la autoestima y la autocompasión' la psicóloga estadounidense Kristin Neff, gurú de la autocompasión terapéutica, lo plantea de esta forma: "La autoestima es una evaluación global del valor de uno mismo, un juicio; ¿soy buena o mala persona? Durante muchos años, los psicólogos vieron en la autoestima el marcador definitivo de la salud psicológica. Y había una razón para ello... Si te odias a ti mismo caminas hacia la depresión, la ansiedad y si la cosa se pone muy mal, puede incluso acabar en el suicidio". Sin embargo, añade, "la autoestima también puede ser problemática". Y aquí está el quid de la cuestión: "El problema no es si la tienes. Sino cómo la consigues".

De dónde sacamos la autoestima
En la cultura americana, explica Neff, y es fácil extrapolarlo como mínimo a todo Occidente, tener una autoestima alta significa sentirse especial, por encima de la media. Pero en nuestra cultura, estar en esa media (ser una medianía, ser un mediocre, alguien sin más) es un auténtico insulto. Y explica: "Si todos tenemos que estar siempre por encima de la media, empezaremos a buscar formas de empujar a los otros para poder destacar nosotros. Y así poder sentirnos mejor". Según Neff, "hay una epidemia de narcisismo en nuestra cultura. Hemos medido los indicadores de narcisismo de estudiantes universitarios durante 25 años. Y están ahora en los niveles más altos jamás registrados. Muchos psicólogos creen que eso se debe al movimiento hacia la autoestima en sus colegios". Para ella, entre las dinámicas "espantosas" surgidas de la necesidad de sentirnos mejores que los otros se encontraría también el bullying: ¿Por qué los niños que están formando su conciencia del yo creen que pueden maltratar a otros? Parcialmente, para construir su propia autoestima. Para sentir que son más fuertes, más poderosos".

Otro problema con la autoestima, opina Neff, es que está supeditada al éxito. "Sólo nos sentimos bien con nosotros mismos si tenemos éxito en esas parcelas de nuestra vida que son importantes para nosotros. ¿Pero qué pasa cuando fracasamos, cuando no alcanzamos nuestros estándares ideales? Que nos sentimos fatal con nosotros mismos. Y para las mujeres esto es especialmente duro. Porque, ¿qué creéis que muestran los estudios realizados en todo el mundo sobre el principal dominio en que las mujeres invierten su autoestima? En nuestra percepción de lo atractivas que somos. Y los estándares son tan altos... ¿cómo vamos a sentirnos por encima de la media si nos comparamos con las supermodelos? ¡Si hasta las supermodelos se sienten inseguras respecto a otras supermodelos!".

Más autoestima no es igual a mejor vida
El primero que puso en aprietos nuestras creencias sobre el valor de la autoestima con datos en la mano fue el psicólogo Nicholas Emler, a principios de los 2000. Este experto británico denunció que existe poca evidencia que estableciera una relación causa-efecto entre la baja autoestima y los problemas sociales y psicológicos. Los estudios de Emler descartaron, por ejemplo, que una autoestima relativamente baja fuera factor de riesgo para la delincuencia, la violencia, el abuso de drojas o alcohol o el racismo, como se había querido ver hasta entonces. Tampoco encontró una correlación significativa entre los resultados escolares y el nivel de autoestima. Lo que sí descubrió es que los jóvenes con una autoestima muy alta eran más propensos a las actitudes racistas, más reacios a aceptar la autoridad de los mayores y más inclinados a realizar actividades de riesgo. En sentido contrario, confirmó que una baja autoestima llevaba aparejada mayor cercanía a las ideas suicidas.

Y entonces llegó la autoestima punk...
La última crítica que le ha caído a la autoestima viene del psicólogo Víctor Amat, quien en su último libro, 'Autoestima punk' (Vergara), propone, directamente, "acabar con la autoestima 'happy flower'". Ya en la segunda página del libro, y en el lenguaje de 'coleguita de los 80' que caracteriza el discurso de sus 284 páginas, advierte: "He decidido escribir este libro porque hace años que percibo el sufrimiento que causa el no estar del todo contento con uno mismo. Quiero que entiendas qué pasa contigo, con tu historia personal, y por qué es imposible que subas tu autoestima".

Un poco más adelante, Amat afirma que aunque se ha escrito mucho sobre la autoestima, "casi todo es erróneo o, si lo prefieres, se parece tanto a la realidad como unas ruffles a la comida saludable". Y más adelante, te dispara directamente al pecho: "Te han hecho creer que, si estás mal, si quieres a alguien y sufres, si te chulean en el trabajo, si acabas haciendo favores a otros, o si cuando te miras en el espejo no te gusta lo que ves es porque no tienes autoestima. Esto de echarle la culpa a tu falta de autoestima es un chollazo para la industria del crecimiento personal, y por eso es tan importante para esa gente que trates de cambiarte a ti misma con los consejos que te dan... si tienes una tarjeta de crédito".

Vale. ¿Y cuál es exactamente la propuesta de Amat?
La primera, por supuesto, desconfiar de la idea de autoestima que se nos ha vendido en forma de best seller de autoayuda, nada de creerse que querer es poder, que hay que verlo todo en positivo, etcétera. Una vez eliminados los estragos de esta bibliografía en nuestra vida podemos empezar por las expectativas. "La capacidad de calibrar bien las expectativa es una habilidad clave para vivir bien", propone. Y añade: "La madurez se alcanza cuando tienes las expectativas adecuadas, en el grado exacto y en el momento oportuno".

Amat propone también, para lo que él llama 'punkear tu autoestima', "organizar ese maldito desván que tienes en tu cabeza para poder sacar partido a los bártulos emocionales que hay dentro". Para el autor resulta vital darte cuenta de que dado que los mensajes que has recibido de tu familia y cuidadores cuando eras niño te han estructurado emocionalmente, en la vida o solo cargas con el peso de tus propios fracasos, sino con los de muchos. "¿Qué significa ser humano?", se pregunta, "qué tienes una herida infinita". Una herida, explica, que puedes limpiar, pero no curar. Al final, donde te deposita Amat, y no suavemente, sino un poco a tortas, es en el camino del autoconocimiento. En un momento determinado dice: "Haces, piensas y crees lo que sea para sentir el amor, la aceptación, el reconocimiento y el apoyo que necesitas. Pero recuerda que todo ello pasa a ciegas. Y, perdona que te lo diga, con los ojos vendados no vas a salir airoso del scape room de la autoestima".

Expectativas, las justas
Entre los consejos que proporciona el psicólogo: "No tengas tanta personalidad. El problema de estar enamorado de una parte de ti es que te pierdes las otras". Y más adelante: "Los happy flower te han hecho creer que existe una versión ideal de ti y que tu propósito en esta vida es alcanzarla. Nada más lejos de la realidad. El error que cometen muchos profesonales de la autoayuda es hacerte elegir entre dos partes de ti. Te han hecho creer que hay una parte buena que debes potenciar y otra que tienes que exterminar". Entender que es imposible que una parte de ti 'gane' a la otra (y que por tanto no vas a poder aumentar tu autoestima), aceptar nuestras propias contradicciones en vez de ponerlas a pelear constantemente, asimilar lo que te ha pasado en la vida, dejar de culparte a ti mismo por todo, abrazar la propia imperfección, desprenderte de los sueños, no intentar parecer auténtico... son algunas de las pistas que ofrece para concluir que "la verdadera autoestima es que sepas qué hacer con tus imperfecciones". La sabiduría, dice Amat, está "en saber apañárselas. Vas a sentir un gran descanso emocional cuando consigas exigirte sólo lo que toca en cada ocasión".

 

hyperburned

Te lo dije
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Lo he leído en diagonal y confunde autoestima con expectativas. Es cierto que una persona de una familia desestructurada no puede aspirar, a menos que tenga apoyo, a unos objetivos altos.

pero es verdad también que lo que esta modernidad pretende es ligar la capacidad de cada cual a su realidad. Así, tienes control sobre tu vida sólo en el momento presente, pero no tienes un sentido trascendental vital.

la psicología pretende resolver problemas aquí y ahor, y en eso acierta. Cuando intenta que te conformes para siempre con todo es cuando se convierte en una tienda de golosinas y es una herramienta más del estado de las cosas
 

Beto

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No he leído mucho porque me parece una parida y además no soporto que alguien me diga cómo me debo sentir.
La psicóloga esa me puede sacar brillo la autoestima cuando quiera
 

victor_crowley

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como todo en esta sociedad, lo han pervertido.

la autoestima no tiene nada que ver con ser un narcisista orate que comparte su vida ideal en las redes sociales. eso es solo en lo que lo han convertido los creadores de opinion de hoy en dia, porque?, pues muy simple, para vender productos, vender entradas a conciertos, viajes, casas mas grandes ... capitalismo puro y duro, cuando se mercantiliza todo pasan estas cosas, se pierden los valores de toda la vida.

que es autoestima? muy facil, saber cual es tu lugar en esta sociedad enferma y no sentirte menos hombre, mujer o persona porque unos desgraciados dicten como se tiene que vivir, tener dignidad en todo lo que hagas y sentirte orgulloso de tu aportacion al mundo, que puede ser algo tan bonito como cuidar y proveer para tu familia, y no algo tan da repelúsnte como pisar cabezas para escalar en tu empresa de cosa y con lo que ganes de mas comprar un iphone para hacerte fotitos idiotas al atardecer...