Decíamos ayer...
Yo soy de los que piensan que cuanto antes y más subida de peso la crisis, mejor.
Pero por los siguientes motivos:
1º. Creo que es inevitable. Nuestra situación económica es tan absurda que resulta imposible pensar, a medio plazo, en un escenario que no pase por la crisis.
2º. Creo que es necesaria. Necesaria para que muchos se den cuenta de hasta dónde habían ido mal las cosas y por dónde no pueden volver a ir. Un aterrizaje suave no sería más que un engañabobos que dejaría a la próxima generación a expensas de una nueva generación de especuladores.
2º. Tiene que ser lo bastante fuerte como para devolver la situación a su cauce normal. Es decir: tiene que ser un movimiento de reacción lo bastante violento como para que la distorsión de estos últimos años se corrija. Un mero aterrizaje suave no sería suficiente. Más aún, debería cambiar el curso de los acontecimientos hacia la dirección opuesta de la actual y no limitarse a corregir el rumbo.
El orden de los factores sí altera el producto en esta ocasión. No persigo la ruina de los españoles como un fin en si mismo, aunque la ruina de los españoles haya de ser la consecuencia de la crisis. Deseo la crisis porque de lo contrario sólo se aplazará la ruina y, cuando ésta se acabe produciendo, aún será mayor. Dado que esto ha ido demasiado lejos, cortemos cuanto antes, y en unos términos que creen memoria histórica.
En cuanto a mi situación personal... pues bueno. No estoy hipotecado y me hallo tan cogido como la mayoría de los españoles de la clase de tropa. Lo único que preveo es que, una vez más, mi sueldo se verá congelado. Por tanto, no soy de los que desean lucrarse con la ruina ajena.
Porque... ¿a alguien se le ocurre un castigo mejor, menos duro y más ejemplar para tantos españoles colaboradores (activos o pasivos) en el disparate especulador inmobiliario? Si lo hay, habremos de optar por él. Pero yo no lo conozco ni alcanzo a imaginarlo.