La necesidad de licencia marital para actos jurídicos (artículo 61 del código civil de 1889) fue derogada en la reforma de mayo de 1975 (
BOE.es - Documento BOE-A-1975-9245). Lo que no sucedió hasta la posterior reforma de 1981 fue el fin de la exclusividad para el marido de la patria potestad y administración del régimen de gananciales en el matrimonio (
NÚMERO I,
BOE.es - Documento BOE-A-1981-11198).
La discusión sobre lo que es "auténtico" feminismo no lleva a ninguna parte. Lo cierto es que el feminismo mayoritario y hegemónico en la actualidad es el llamado feminismo de tercera ola, que se basa en la teoría de género que afirma que las diferencias en roles culturales y sociales entre hombres y mujeres son imposiciones de un patriarcado creado por los hombres para oprimir a las mujeres; su corolario es que para alcanzar la "igualdad real" hay que destruir el patriarcado.
Es fácil comprender que las diferencias en roles sociales responden en ciertos casos a diferencias biológicas y en muchos otros tienen orígenes culturales, acumulados a lo largo de siglos (a menudo por razones eminentemente prácticas en su momento) que se transforman en tradición. Revisar las tradiciones y cambiar lo que ya no tiene sentido es razonable y necesario; asumir un victimismo cuasi-religioso (el mito conspiratorio del patriarcado es religión pura) como justificación para destruir toda diferencia entre sexos, real o imaginaria, es fanatismo, no muy distinto del de otros movimientos del siglo XX que buscaban crear una nueva sociedad (Pol Pot o Mao, por ejemplo).
Pero como sucede con la mayoría de religiones, el poder ha aprendido a usar el feminismo como medio de manipulación y control social. Y una vez aceptado como religión de estado, infinidad de mediocres incapaces de ver o pensar por sí mismos se apuntan a él, buscando medrar, estar a la moda, o consuelo y excusas para su mediocridad. El caso de la señora Griso parece la clásica "rebeldía" de hacer lo mismo que todos.