Sucedió en Argentina, pero ¿es posible un "corralito" en España?

Baltasar Gracián

Madmaxista
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Buen análisis de las similitudes entre lo que ocurrió en Argentina hace años y la situación a la que ha llegado España:


Carlos Allué \ A partir del año 1991 hasta el 2001 por diversas circunstancias personales y profesionales tuve ocasión de viajar a la Argentina en varias ocasiones. Hubo de todo, viajes rápidos, estancias cortas y en otros momentos prolongadas. El caso es que pude vivir en directo el periodo comprendido entre los primeros pasos de la dolarización, con la convertibilidad peso-dólar, hasta el desastre final del denominado corralito. Y veces me pregunto, si lo que nos está sucediendo en España, no será un proceso con el mismo resultado final.

Busquemos similitudes: la entrada de España en la UE, y adopción posterior del euro, podría compararse con la dolarización del peso argentino y su convertibilidad. En uno y otro caso, dos economías muy poco competitivas, con baja productividad y fabricación de productos de bajo valor añadido, adoptaron una moneda fuerte que de ningún modo correspondía a su PIB y menos a su excelencia industrial.

Recuerdo en aquellos años una Argentina cara, muy cara para el turista europeo. Igual que hoy en España todo pasó a encarecerse de la noche a la mañana: vivienda, ropa, restauración, etc. Resultado: nula capacidad exportadora, en ambas economías, que carentes de tecnología, sólo podían competir en el mercado internacional mediante precio.

Yo me decía que el tipo de cambio era artificial, impedía la exportación, perjudicaba al turismo y sólo posibilitaba que el argentino, con mentalidad de nuevo rico por aquellas fechas, viajara a Uruguay, Brasil o Chile, incluso en Europa, con su flamante peso-dólar, que por aquellas fechas Bill Clinton había puesto por las nubes. Pero nadie me escuchaba. Se me contestaba que la medida traería al país capitales en forma de inversión, y por otra parte la convertibilidad garantizaría el retorno de los beneficios. Insistían las mismas fuentes en el conocido discurso de la seguridad jurídica y el empleo que tales inversiones producirían.

¿Les suena algo de esta música, viajando los españoles a todos los paraísos exóticos habidos y por haber?

Muchas, pero que muchas industrias nacionales (en ambos países), fueron compradas por el capital extranjero, con el objetivo en muchos casos de cerrar sus plantas industriales para abastecer así, desde su matriz, el mercado recién adquirido. Es decir, que compraron la clientela y lanzaron a los trabajadores al desempleo. Con cada vez más gente en las listas del paro ( nada se producía en el país, todo se importaba), la demanda cayó y el mercado se bloqueó.

¿Les vuelve a sonar de nuevo la música? ¿Se acuerdan cuando en España aún se fabricaban tractores y motos, en lugar de ensamblar coches como ahora sucede, con piezas venidas del extranjero?

Pronto la balanza comercial con el exterior entró en déficit. Lógico. Todo se importaba y lo poco que podía exportarse se había vuelto de lo más caro (menos ventas, menos clientes). Al presupuesto del Estado le pasó otro tanto, cargado de gastos y mermados sus ingresos, producto de una cada vez más baja actividad económica y por ende de una menor capacidad recaudatoria.

A partir de ahí, mayor endeudamiento exterior para financiar el déficit, y venta de empresas públicas en forma de privatizaciones, seguido todo ello de numerosas corruptelas, sueldazos en la direcciones de los entes públicos y especulación, mucha especulación: en el país latinoamericano, en estado puro, mediante intercambios financieros, plazos fijos, bolsa, etc; en España, canalizada a través del ladrillo y el valor de la vivienda. En definitiva, la economía especulativa tomó la delantera y a apartó a la productiva en ambos países.

Con una enorme deuda privada y pública, probablemente impagable a corto y medio plazo, el capital extranjero (ya había saqueado bastante) se fue retirando poco a poco, y un buen día alguien que vio quebrados a los bancos, y aún guardaba en la memoria otro corralito anterior, gritó fuego y la evasión de depósitos se generalizó. El Estado no tuvo más remedio que intervenir los bancos, permitir mínimas disposiciones a los ahorristas y bloquear el resto de efectivo.

El paso siguiente, después de muchos sacrificios y contando con que Argentina es un país riquísimo en recursos naturales y una buena educación, fue devaluar, volver al peso, asumir lo que el país era en realidad, y comenzar de nuevo conviniendo con los acreedores extranjeros una quita y una espera, lo que ahora llaman eufemísticamente una reestructuración. El proceso natural de una suspensión de pagos

El último año Argentina ha crecido el 8% y, a trancas y barrancas, va dejando atrás aquella pesadilla.

Nosotros no somos un país rico en recursos naturales y nuestra banca en gran parte está quebrada y por eso no presta, porque sencillamente debe muchísimo al exterior y su índice de jovenlandesesidad es más que alarmante y tiende a aumentar con el desempleo y la contracción de la demanda. Podríamos salirnos del euro, volver a la peseta, y comenzar de nuevo, sólo que en nuestro caso, pienso, sería mucho más doloroso. El corralito es posible, y sólo nuestros acreedores (Alemania, Francia, Gran Bretaña o USA) lo están impidiendo (por el momento) pues sus créditos, que ya corren peligro, podrían perderse casi del todo en una futura quita. En este aspecto, ruego tomen nota que les debemos, sumada la deuda pública a la privada (oigan esta ultima supone el 80% de nuestra deuda y la pública el resto), la friolera de 563.000 millones de euros.

Si por cualquier circunstancia se vieran obligados a dejarnos caer ante el empeoramiento de sus cuentas internas, la caída sería a peso y el corralito argentino se quedaría corto. Dependemos de la evolución internacional y de que nadie grite fuego.
franjadigital
 
Suscribo una por una las palabras del que escribió el artículo, Carlos Allué. En los años que pasé por allí, pasando de vivir sus hipermegadevaluaciones a ver como en un país con producción de vinos de buena calidad, era más barato adquirir vino ejpañol, o importar kiwis ¡de Italia! y amigos argentinos paseando por Ejpaña y diciéndome qué hoteles y restaurantes debía visitar yo aquí, y a los que mi nivel adquisitivo no me permitía ir, por mi condición de nativo, con la asiduidad que esos "turistas de lujo", veía algo raro, raro, raro. Naturalmente cuando les hacía notar esas mis dudas, ellos me salían con que yo era el "tipico gashego bruto y resentido" incapaz de asumir lo de "¡Argentina, que país más grande! ¡Que Potensha Mundial!" y que eso obedecía a la mentalidad pesimista propia de un ciudadano de un país que milita en Regional B, mientras ellos militaban en la Champion's. :rolleye: :rolleye: :rolleye:
 
Las motos Españolas se dejaron de vender porque se quedaron obsoletas frente a la competencia japonesa.

Si, podriamos haber seguido con los aranceles, pero entonces seguriamos conduciento la montesa impala a precio de honda VFR.
 
Vaya. Por fin alguien se decide a hablar de esto.
 
En este foro hace tres años muchos se descojonaban ante esa posibilidad. ”¡Eso es imposible estamos en la UR!".

Como cambia el cuento.
 
Suscribo una por una las palabras del que escribió el artículo, Carlos Allué. En los años que pasé por allí, pasando de vivir sus hipermegadevaluaciones a ver como en un país con producción de vinos de buena calidad, era más barato adquirir vino ejpañol, o importar kiwis ¡de Italia! y amigos argentinos paseando por Ejpaña y diciéndome qué hoteles y restaurantes debía visitar yo aquí, y a los que mi nivel adquisitivo no me permitía ir, por mi condición de nativo, con la asiduidad que esos "turistas de lujo", veía algo raro, raro, raro. Naturalmente cuando les hacía notar esas mis dudas, ellos me salían con que yo era el "tipico gashego bruto y resentido" incapaz de asumir lo de "¡Argentina, que país más grande! ¡Que Potensha Mundial!" y que eso obedecía a la mentalidad pesimista propia de un ciudadano de un país que milita en Regional B, mientras ellos militaban en la Champion's. :rolleye: :rolleye: :rolleye:


Hay un chiste para eso:
- ¿Cómo hacerse millonario al instante?
- Comprar un argentino por lo que realmente vale y venderlo por lo que él dice que vale.

En España tenemos el "porqueyolovalguismo", pero no llegamos (por suerte y aún) a ese nivel.
 
Hay un chiste para eso:
- ¿Cómo hacerse millonario al instante?
- Comprar un argentino por lo que realmente vale y venderlo por lo que él dice que vale.

En España tenemos el "porqueyolovalguismo", pero no llegamos (por suerte y aún) a ese nivel.

Se equivoca amijo, durante la Burbuja del Ladrillo hemos llegado a actuar como auténticos rioplatenses de Europa. Todos eramos ricos, guapos y listos, mientras que el resto del mundo mundial era tercermundista, bananero y sin la suerte de contar con la Roja ni nuejtro sol, ni nuejtro pescaito frito ni nuejtros zulos que valen millooooones. Yo que viví la Burbuja de Convertibilidad de Argentina y su posterior paso de "Potensha Mundial" a "¡El último que apague la luz al salir de Ezeiza!" sostengo que sólo nos faltó bailar tango para demostrar que "pa guapos como nosotros ninguno". ;)
 
Las motos Españolas se dejaron de vender porque se quedaron obsoletas frente a la competencia japonesa.

Si, podriamos haber seguido con los aranceles, pero entonces seguriamos conduciento la montesa impala a precio de honda VFR.

El problema es que estamos pagando las motos japonesas con dinero que, en última instancia, proviene de préstamos, cosa que no es sostenible.

La globalización, supongo, es positiva si implica intercambio: yo consumo motos japonesas, y lo pago exportando otras cosas (bienes, servicios).

Desde ese prisma, los aranceles perjudicarían a los países "serios" que enfocan la globalización de ese modo: como un intercambio que beneficia a todos.

Pero no es el caso de España, como no lo fue de Argentina.

El caso español, más bien, es como el del familiar manirroto que le pide prestado a toda la familia: tal vez no sería mala idea ponerle un "arancel", algo que impida que siga gastando lo que no tiene.

Devaluando la moneda se consigue frenar la hemorragia monetaria de un país gracias a que:

1. Es más fácil exportar.
2. Es más difícil importar.

No podemos devaluar; quizá habría que pensar formas alternativas de implementar 1 y 2.

Claro que, no sé bien por qué, parece que sólo se habla del punto 1 (ser más competitivos, vender más al exterior, etc), y nunca del punto 2 (comprar menos al exterior).
 
El problema es que estamos pagando las motos japonesas con dinero que, en última instancia, proviene de préstamos, cosa que no es sostenible.

La globalización, supongo, es positiva si implica intercambio: yo consumo motos japonesas, y lo pago exportando otras cosas (bienes, servicios).

Desde ese prisma, los aranceles perjudicarían a los países "serios" que enfocan la globalización de ese modo: como un intercambio que beneficia a todos.

Pero no es el caso de España, como no lo fue de Argentina.

El caso español, más bien, es como el del familiar manirroto que le pide prestado a toda la familia: tal vez no sería mala idea ponerle un "arancel", algo que impida que siga gastando lo que no tiene.

Devaluando la moneda se consigue frenar la hemorragia monetaria de un país gracias a que:

1. Es más fácil exportar.
2. Es más difícil importar.

No podemos devaluar; quizá habría que pensar formas alternativas de implementar 1 y 2.

Claro que, no sé bien por qué, parece que sólo se habla del punto 1 (ser más competitivos, vender más al exterior, etc), y nunca del punto 2 (comprar menos al exterior).

Hombre, una devaluación interna de salarios y precios hace que se gaste menos del exterior.

De la noche a la mañana no vamos a desarrollar motos 100% españolas, ni coches. Pero saldremos menos de vacaciones al extranjero, por ejemplo.

Adios Cancún, Hola torrevieja.
 
Buen análisis de las similitudes entre lo que ocurrió en Argentina hace años y la situación a la que ha llegado España:


Carlos Allué \ A partir del año 1991 hasta el 2001 por diversas circunstancias personales y profesionales tuve ocasión de viajar a la Argentina en varias ocasiones. Hubo de todo, viajes rápidos, estancias cortas y en otros momentos prolongadas. El caso es que pude vivir en directo el periodo comprendido entre los primeros pasos de la dolarización, con la convertibilidad peso-dólar, hasta el desastre final del denominado corralito. Y veces me pregunto, si lo que nos está sucediendo en España, no será un proceso con el mismo resultado final.

Busquemos similitudes: la entrada de España en la UE, y adopción posterior del euro, podría compararse con la dolarización del peso argentino y su convertibilidad. En uno y otro caso, dos economías muy poco competitivas, con baja productividad y fabricación de productos de bajo valor añadido, adoptaron una moneda fuerte que de ningún modo correspondía a su PIB y menos a su excelencia industrial.

Recuerdo en aquellos años una Argentina cara, muy cara para el turista europeo. Igual que hoy en España todo pasó a encarecerse de la noche a la mañana: vivienda, ropa, restauración, etc. Resultado: nula capacidad exportadora, en ambas economías, que carentes de tecnología, sólo podían competir en el mercado internacional mediante precio.

Yo me decía que el tipo de cambio era artificial, impedía la exportación, perjudicaba al turismo y sólo posibilitaba que el argentino, con mentalidad de nuevo rico por aquellas fechas, viajara a Uruguay, Brasil o Chile, incluso en Europa, con su flamante peso-dólar, que por aquellas fechas Bill Clinton había puesto por las nubes. Pero nadie me escuchaba. Se me contestaba que la medida traería al país capitales en forma de inversión, y por otra parte la convertibilidad garantizaría el retorno de los beneficios. Insistían las mismas fuentes en el conocido discurso de la seguridad jurídica y el empleo que tales inversiones producirían.

¿Les suena algo de esta música, viajando los españoles a todos los paraísos exóticos habidos y por haber?

Muchas, pero que muchas industrias nacionales (en ambos países), fueron compradas por el capital extranjero, con el objetivo en muchos casos de cerrar sus plantas industriales para abastecer así, desde su matriz, el mercado recién adquirido. Es decir, que compraron la clientela y lanzaron a los trabajadores al desempleo. Con cada vez más gente en las listas del paro ( nada se producía en el país, todo se importaba), la demanda cayó y el mercado se bloqueó.

¿Les vuelve a sonar de nuevo la música? ¿Se acuerdan cuando en España aún se fabricaban tractores y motos, en lugar de ensamblar coches como ahora sucede, con piezas venidas del extranjero?

Pronto la balanza comercial con el exterior entró en déficit. Lógico. Todo se importaba y lo poco que podía exportarse se había vuelto de lo más caro (menos ventas, menos clientes). Al presupuesto del Estado le pasó otro tanto, cargado de gastos y mermados sus ingresos, producto de una cada vez más baja actividad económica y por ende de una menor capacidad recaudatoria.

A partir de ahí, mayor endeudamiento exterior para financiar el déficit, y venta de empresas públicas en forma de privatizaciones, seguido todo ello de numerosas corruptelas, sueldazos en la direcciones de los entes públicos y especulación, mucha especulación: en el país latinoamericano, en estado puro, mediante intercambios financieros, plazos fijos, bolsa, etc; en España, canalizada a través del ladrillo y el valor de la vivienda. En definitiva, la economía especulativa tomó la delantera y a apartó a la productiva en ambos países.

Con una enorme deuda privada y pública, probablemente impagable a corto y medio plazo, el capital extranjero (ya había saqueado bastante) se fue retirando poco a poco, y un buen día alguien que vio quebrados a los bancos, y aún guardaba en la memoria otro corralito anterior, gritó fuego y la evasión de depósitos se generalizó. El Estado no tuvo más remedio que intervenir los bancos, permitir mínimas disposiciones a los ahorristas y bloquear el resto de efectivo.

El paso siguiente, después de muchos sacrificios y contando con que Argentina es un país riquísimo en recursos naturales y una buena educación, fue devaluar, volver al peso, asumir lo que el país era en realidad, y comenzar de nuevo conviniendo con los acreedores extranjeros una quita y una espera, lo que ahora llaman eufemísticamente una reestructuración. El proceso natural de una suspensión de pagos

El último año Argentina ha crecido el 8% y, a trancas y barrancas, va dejando atrás aquella pesadilla.

Nosotros no somos un país rico en recursos naturales y nuestra banca en gran parte está quebrada y por eso no presta, porque sencillamente debe muchísimo al exterior y su índice de jovenlandesesidad es más que alarmante y tiende a aumentar con el desempleo y la contracción de la demanda. Podríamos salirnos del euro, volver a la peseta, y comenzar de nuevo, sólo que en nuestro caso, pienso, sería mucho más doloroso. El corralito es posible, y sólo nuestros acreedores (Alemania, Francia, Gran Bretaña o USA) lo están impidiendo (por el momento) pues sus créditos, que ya corren peligro, podrían perderse casi del todo en una futura quita. En este aspecto, ruego tomen nota que les debemos, sumada la deuda pública a la privada (oigan esta ultima supone el 80% de nuestra deuda y la pública el resto), la friolera de 563.000 millones de euros.

Si por cualquier circunstancia se vieran obligados a dejarnos caer ante el empeoramiento de sus cuentas internas, la caída sería a peso y el corralito argentino se quedaría corto. Dependemos de la evolución internacional y de que nadie grite fuego.
franjadigital

Este señor olvida un pequeño gran detalle: uno de los problemas que mas ayudaron a empujar a Argentina al abismo fue el descontrol de gasto de sus provincias, el equivalente español de las CCAA.
 
El haber perdido la peseta tiene desventajas pero ahora los que salimos de turismo al extranjero tenemos un cambio cojonudo, es mejor el euro.
 
El haber perdido la peseta tiene desventajas pero ahora los que salimos de turismo al extranjero tenemos un cambio cojonudo, es mejor el euro.

Algo similar les pasó a los argentinos gracias a su Convertibilidad. Les permitía viajar como turistas de lujo, presumiendo de que todo era más barato que en su Buenos Aires queriiiido. Toda esa fantasía tropical del 1x1 duró lo que tenía que durar, hasta que los Mercados empezaron a exigir rentabilidades más altas para los préstamos que iba necesitando cada vez más Argentina, buscando prorrogar lo máximo posible esa situación totalmente artificial. Naturalmente, llegó el día en que los Mercados dijeron: no os damos un duro más por vuestras letras y ahora vuestros bonos tienen el valor de bonos sarama, así que os toca espabilar. Fin del cuento maravilloso que fué la Convertibilidad y fin de la "inocencia" de los argentinos que despertaron bruscamente de ese sueño de príncipes, hadas y "Potensha Mundial" para descubrir que sólo eran unos pobres con complejo de Champion's. ;)
 
Técnicamente es imposible un corralito en España, al menos mientras comparta moneda y espacio económico con otros 14 países.

Para darse el corralito tendría que venir ordenado por el BCE, no por el BdE, y extenderse al resto de países miembros de la U.E.

¿Podía una provincia española ordenar a los bancos que cortasen el grifo de pesetas en dicha provincia? Aunque hubiese podido legalmente, hubiese sido una tontería puesto que los habitantes de dicha provincia pillarían el coche e irían a retirar sus pesetas a la provincia de la lado.

No creo que el autor del artículo esté muy ducho en economía... la gran diferencia entre la moneda argentina y el € es que la moneda argentina sólo era acuñada y expedida y de curso legal en dicho país... no es el caso del €
 
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