Stanley quiere regresar a casa. La Verdad
Posiblemente Stanley Izakor cuando en 1.998 pisó por primera vez suelo español, después de cruzar desde Melilla el Estrecho de Gibraltar a bordo de una patera y huir de la Guardia Civil, nunca se habría podido imaginar que trece años después se vería pidiendo su “repatriación voluntaria a Nigeria” por culpa de uno de sus sueños: tener una casa. Desde que en 2008 Stanley dejó de trabajar en una fábrica de hielo del Polígono Industrial Oeste, la hipoteca de su piso situado en el número 35 de la calle Ramón y Cajal de Alcantarilla, ha acabado con su vida personal hasta sufrir episodios psicóticos y alucinaciones.
El sueño español de Stanley se vio truncado y entró ‘en barrena’ desde el mismo mes de octubre de 2008 en que se convirtió en un número más de los miles que engrosan la cola del paro en la Región. A los números gente de izquierdas que arrojan las cuentas de Stanley Izekor, “una deuda hipotecaria de 112.000 euros, 20.000 euros en costas judiciales y 12.000 euros de intereses anuales por los impagos de las letras de la hipoteca desde 2.008”, según explican desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la Región. También hay que sumar el ‘remanente negativo’ que arroja su vida personal debido al abandono que sufrió en 2010, cuando su mujer Joy se marchó de casa con la pequeña Cristalbel de 3 años, después de dos años sin poder encontrar un nuevo trabajo y con todas las ayudas económicas agotadas.
Este panorama unido al desahucio que el Juzgado de Primera Instancia de Murcia programó el pasado 8 de abril, terminaron por romper la estabilidad emocional de Stanley, que un mes antes de sufrir su primera orden de desahucio -en marzo- ingresaba en la unidad de psiquiatría del Hospital Virgen de La Arrixaca “por alteración de conducta, episodio psicótico y posibles alucinaciones auditivas”: todo por no hacer frente a la hipoteca. Desde entonces, este ciudadano nigeriano de 36 años vive medicado para evitar “episodios de agresividad” y acompañado por su amigo Emanuel que cada día “bajo a la gasolinera a llenar garrafas de agua para bañarnos y cocinar porque estamos sin luz ni agua desde abril, debemos 180 euros de luz y 250 de agua”. Durante el último año comen gracias a Cáritas: todos los días arroz y pasta.
«No tengo dinero para volver»
La situación de Stanley Izakor tocó fondo recientemente, cuando el pasado 20 de junio, sobrevivía a su segunda orden de desahucio consecutiva gracias a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la Región, el movimiento 15M y compatriotas nigerianos. Pero Stanley ha dicho basta y pese a haber recibido el permiso de residencia indefinido en España justo ahora en 2011 –ironías de la vida- quiere “regresar a Benin City, mi casa, porque en España estoy peor que en Nigeria pero no tengo dinero para volver”. Con continuos tartamudeos debido a la medicación y a su delicado estado emocional, Stanley Izakor, asegura que “mis hermanos me cuidarían en Benin”. Desde la PAH alertan que “en septiembre con la tercera orden de desahucio mandarán a los antidisturbios y el desalojo de Stanley será inevitable”. Por este motivo la PAH pretende dirigirse a los Servicios Sociales del ayuntamiento de Alcantarilla para “repatriarle porque es la única forma de quitarse la hipoteca de encima, en su estado de salud mental no lo contratarán”. Entre tanto Stanley aguarda la próxima orden de desahucio en su casa, convertida ya, en su peor pesadilla.
Posiblemente Stanley Izakor cuando en 1.998 pisó por primera vez suelo español, después de cruzar desde Melilla el Estrecho de Gibraltar a bordo de una patera y huir de la Guardia Civil, nunca se habría podido imaginar que trece años después se vería pidiendo su “repatriación voluntaria a Nigeria” por culpa de uno de sus sueños: tener una casa. Desde que en 2008 Stanley dejó de trabajar en una fábrica de hielo del Polígono Industrial Oeste, la hipoteca de su piso situado en el número 35 de la calle Ramón y Cajal de Alcantarilla, ha acabado con su vida personal hasta sufrir episodios psicóticos y alucinaciones.
El sueño español de Stanley se vio truncado y entró ‘en barrena’ desde el mismo mes de octubre de 2008 en que se convirtió en un número más de los miles que engrosan la cola del paro en la Región. A los números gente de izquierdas que arrojan las cuentas de Stanley Izekor, “una deuda hipotecaria de 112.000 euros, 20.000 euros en costas judiciales y 12.000 euros de intereses anuales por los impagos de las letras de la hipoteca desde 2.008”, según explican desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la Región. También hay que sumar el ‘remanente negativo’ que arroja su vida personal debido al abandono que sufrió en 2010, cuando su mujer Joy se marchó de casa con la pequeña Cristalbel de 3 años, después de dos años sin poder encontrar un nuevo trabajo y con todas las ayudas económicas agotadas.
Este panorama unido al desahucio que el Juzgado de Primera Instancia de Murcia programó el pasado 8 de abril, terminaron por romper la estabilidad emocional de Stanley, que un mes antes de sufrir su primera orden de desahucio -en marzo- ingresaba en la unidad de psiquiatría del Hospital Virgen de La Arrixaca “por alteración de conducta, episodio psicótico y posibles alucinaciones auditivas”: todo por no hacer frente a la hipoteca. Desde entonces, este ciudadano nigeriano de 36 años vive medicado para evitar “episodios de agresividad” y acompañado por su amigo Emanuel que cada día “bajo a la gasolinera a llenar garrafas de agua para bañarnos y cocinar porque estamos sin luz ni agua desde abril, debemos 180 euros de luz y 250 de agua”. Durante el último año comen gracias a Cáritas: todos los días arroz y pasta.
«No tengo dinero para volver»
La situación de Stanley Izakor tocó fondo recientemente, cuando el pasado 20 de junio, sobrevivía a su segunda orden de desahucio consecutiva gracias a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la Región, el movimiento 15M y compatriotas nigerianos. Pero Stanley ha dicho basta y pese a haber recibido el permiso de residencia indefinido en España justo ahora en 2011 –ironías de la vida- quiere “regresar a Benin City, mi casa, porque en España estoy peor que en Nigeria pero no tengo dinero para volver”. Con continuos tartamudeos debido a la medicación y a su delicado estado emocional, Stanley Izakor, asegura que “mis hermanos me cuidarían en Benin”. Desde la PAH alertan que “en septiembre con la tercera orden de desahucio mandarán a los antidisturbios y el desalojo de Stanley será inevitable”. Por este motivo la PAH pretende dirigirse a los Servicios Sociales del ayuntamiento de Alcantarilla para “repatriarle porque es la única forma de quitarse la hipoteca de encima, en su estado de salud mental no lo contratarán”. Entre tanto Stanley aguarda la próxima orden de desahucio en su casa, convertida ya, en su peor pesadilla.