Ni miro el vídeo. Esta chica, esta niña de su padre (como todas y todos somos, por otra parte), colapsaría si supiera de dónde vienen los niños... y las niñas... o que todos los niños son niñas que cambiaron a las siete semanas (para sacrificarse, tal vez, y que hubiera otro tipo de personas). Esta chica, esta niña de su padre (como todas y todos somos, por otra parte), me da que nunca aguantaría que le llevasen la contraria por estas cosas o por su flequillo y corte de pelo, que se puede sentir guapa (cosa que está bien), pero que no la hará guapa, si eso fuera lo que buscara y no ser justa, ecuánime, tolerante y argumentativa (como debería ser un sacerdote -de cualquier creencia-, un médico, un arquitecto y un periodista).