Con el tío Paco había que irse a Perpiñán a ver guarradas ligeras y la mayoría de la población estaba a salvo de la perversión y la corrupción, sólo un pequeño porcentaje tenía una vida licenciosa, rijosa y libidinosa y la ocultaban por vergüenza y por rechazo social. Cuando vinieron los traidores del R78 ya fue café pa tos y ahí empezó la degeneración absoluta. Estos son los resultados de esa política.
Ahora la minoría son los que no caen en Sodoma y Gomorra 2.0 y son los que señalan con el dedo y de los que se ríen. Pero ya vendrá el castigo divino, ya, porque esto trae consecuencias.