Otro articulo que voy a poner aquí. No es especial de Venezuela, pero tiene cierto interés. Salud.
La “nueva normalidad”, el bichito y nuestra pérdida de humanidad
Será que perdimos la capacidad de indignación? Vemos fotos y videos de cadáveres tirados en las calles en Guayaquil o La Paz, a diario recibimos noticias sobre el genocidio de nuestros pueblos originarios por desatención sanitaria. La “limpieza” étnico-política que sucede a nuestros alrededor parece no inmutarnos siquiera.
Esta nueva “normalidad” nos ha hecho perder lo poco de humanidad que nos quedaba. Recitamos cifras sobre infectados, recuperados y fallecidos por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, nos despreocupamos del dolor generalizado y asumimos contagios y muertes como parte de la “nueva normalidad”. Debiéramos hacer un examen de conciencia, al menos.
Pero también parece algo “normal” que el 1% de la población del mundo se apropie del 82% de toda la producción mundial, o por lo menos es eso lo que ocurre desde hace décadas y lo hemos asumido como “normalidad”. Esta impresionante desigualdad se repite en el interior de la inmensa mayoría de los países y se superpone con esa ficción según la cual “todos somos iguales ante la ley” y da por tierra con el principio que somos ciudadanos globales de iguales derechos.
¿Normalidad? El Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (Filac) dejó en claro que tras la esa época en el 2020 de la que yo le hablo las comunidades originarias no quieren regresar a la antigua normalidad plagada de discriminación y carencias.
“No queremos una normalidad donde continuemos discriminados, queremos que nuestros planteamientos de desarrollo con identidad y buen vivir sean parte de la construcción en la pospandemia. No queremos indígenas a los que se les celebre un día, por folclore, y todo el año se les denigre, margine y discrimine, provocando incluso su desaparición, señaló Filac.
En las comunidades originarias el azote del bichito se suma a otras situaciones extrapandémicas que se arrastran desde hace mucho tiempo, como el rezago económico, el despojo sistemático de sus tierras y recursos naturales, la marginación que ello acarrea y la discriminación y el racismo, que en vastos sectores de la sociedad tienen aún vergonzosa vigencia.
En paralelo, a lo largo de los pasados decenios, se ha desarrollado y profundizado una ofensiva contra la biodiversidad y el medio ambiente que durante centurias ha sido el hábitat natural de los pueblos comunitarios, a través de macroproyectos –en su mayoría n manos de trasnacionales- que invaden áreas esenciales para estos pueblos. Para los pueblos originarios, nada de normalidad: ni la prepandémica ni la pospandémica.
¿bichito machista? La esa época en el 2020 de la que yo le hablo ampliará la brecha de pobreza entre géneros, llevando a 47 millones de mujeres y niñas a la pobreza en 2021 para alcanzar los 435 millones a escala mundial, con lo que se borrarán los avances logrados en las últimas décadas Las más afectadas con las trabajadoras informales en Latinoamérica y África subsahariana., que durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo han perdido sus empleos a mayor tasa que los varones.
Pero todo podría ser distinto: según Naciones Unidas más de 100 millones de mujeres y niñas podrían salir de la pobreza si los gobiernos implementan una estrategia integral con el objetivo de mejorar el acceso a la educación y la planificación familiar, salarios justos y equitativos, y amplían las transferencias sociales.
Ocho meses ya
Desde que apareció en China en diciembre, la enfermedad deja ya 900 mil muertos y ha contagiado a más de 25 millones de personas. América Latina y el Caribe es la región más afligida, con más de 260 mil muertos y unos siete millones de contagios.
Una semana atrás, se cumplieron cien años del nacimiento de Ray Bradbury, maestro indiscutible de la ciencia ficción, autor de El hombre ilustrado, Fahreinheit 451 y Crónicas marcianas, entre otros textos, quien, sin embargo, no logró imaginar la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y sus consecuencias: el reino del miedo, la sociedad de vigilancia, el desempleo masivo, el hambre de centenares de millones de personas.
La esa época en el 2020 de la que yo le hablo lo está cambiando todo, nos está volviendo locos. Estar en casa cinco meses, en prisión domiciliaria –conocida como aislamiento social- es duro. Trabajar o estudiar desde la casa, también. Y no es nada grato ver en la pantalla de la videollamada laboral al niñito que se cuelga de la madre mientras ésta trata de trabajar… o cosas peores que la ética nos impide repetir. Y desconcertante ver en shorts al jefe, acostumbrados a verlo siempre vestido de traje y corbata.
Somos muchos los que no usamos un par de zapatos desde hace cinco meses, pero también hay mujeres –me consta- que se ponen tacones para sacar la basura. No hay que perder el glamour…
Con el 40 por ciento de la población mundial en cuarentena, animales silvestre se animaron a ocupar espacios vacíos de gente: los flamencos de la India pintaron de rosa las aguas de un humedal, patos salieron a pasear por las calles de París, pavos reales por Madrid y jabalíes en Barcelona, obligándonos a pensar cómo mejoraría el medio ambiente si ñla Tierra no fuera sometida a formas de producción que deterioran la naturales y nuestras vidas.
Si desde el punto de vista económico, el derrumbe de la demanda y de la oferta por el parate de la producción, la cancelación de viajes y el cierre de fábricas es una pesadilla para la economía, para el medio ambiente es una bendición que circulen menos vehículos y se consuma mucho menos combustible, que las centrales eléctricas por carbón y el transporte aéreo se hayan paralizado: las emisiones de CO2 cayeron y varias ciudades
lograron descubrir que el cielo puede ser azul.
El científico argentino Jorge Aliaga, experto en números de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo confirmaba que los muertos se duplicaban en su país cada 24 días, frecuencia que se redujo a 21 días. Otro galardonado científico, Alberto Kornblihtt, calculó que si no se toman medidas más estrictas, el 13 de septiembre habrá 12.000 decesos y para Navidad unos 364.000 muertos acumulados.
Teniendo en cuenta que la banderilla –una, otra o la de más allá- recién estará disponibles a mediados del año próximo, los científicos llaman a tomarse en serio las cuarentenas, pero los políticos piensan en otros réditos y dudan en aplicar medidas para evitar la mayor cantidad de decesos, con ciclos de apertura y cierre intermitentes. La meta debiera ser frenar la infección sin llegar a una inmunidad de rebaño difícil de concebir con menos del 20% de infectados.
La “normalidad” como negocio: Stephen Hahn, jefe de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), preocupado de que chinos, rusos, británicos o incluso latinoamericanos logren la banderilla, dijo estar dispuesto a evitar el proceso de aprobación normal y a autorizar una banderilla antes de que se complete la tercera fase de ensayos clínicos.
Este escenario se configuró por los afanes mercantilistas de las grandes trasnacionales farmacéuticas y un grosero chovinismo farmacéutico que ha convertido la obtención de la banderilla en una suerte de redición de las carreras espacial o armamentista con que las grandes potencias exhiben sus capacidades en ejercicios propagandísticos, señala en un editorial el diario mexicano La Jornada.
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