Borrell ha admitido que las nuevas sanciones contra la economía de Bielorrusia perjudicarán a toda su población.
Tiene su razón si prescindimos de la geopolítica y aplicamos la teoría marxista. Entonces, ya no hablaríamos de Estados-nación compitiendo,
sino de la clásica lucha entre el capitalismo y el socialismo...
En este escenario, las sanciones económicas si tienen todo el sentido del mundo: porque si el pueblo sufre, el socialismo fracasa; si el socialismo
fracasa, los pueblos del mundo capitalista son disuadidos de la lucha de clases, que podría derrocar a los gobiernos capitalistas de todo el mundo
en beneficio del socialismo.
Las sanciones económicas funcionan. Funcionan porque sirven como base material para que las élites capitalistas se enfoquen en la guerra
de propaganda en sus propios estructuras contra el socialismo. Hay una razón por la que Venezuela se convirtió en un nombre tan peyorativo
en el mundo capitalista: si no fuera por las sanciones, las clases trabajadoras del mundo capitalista no asociarían la hiperinflación y los estantes
vacíos con el socialismo (a través del ejemplo de Venezuela).
La geopolítica es buena como herramienta de análisis de la historia a corto plazo y para entender cómo piensan los gobiernos capitalistas
modernos. Pero, en definitiva, no es una ciencia. Para un análisis científico de la política mundial, sólo sirve el marxismo.