Mateo77
Laico católico
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Se están levantando fuerzas muy oscuras. En el Edén había un solo mandamiento, y la serpiente lanzó a Eva a quebrantarlo. Ahora hay dos mandamientos, "amar a Dios sobre todas las cosas" y "amar al prójimo como a uno mismo". El hombre de fe se ancla a ambos, y por tanto está situado entre ambos, bajo la luz de Dios, y la serpiente busca desequilibrarle en un sentido u otro.
Se están alzando fuerzas muy oscuras para llevar a cada persona hacia el exterior oscuro, ya sea hacia un lado o hacia el otro. Lo importante es conseguir que se abandone la luz, el camino no importa. El amor a Dios se vuelve justicia inmisericorde, y esta, ira y repruebo contra el transgresor. De aquí la creciente radicalización de la ultraderecha, por ejemplo, o de los tradicionalistas en la Iglesia.
Por el otro lado, el amar al prójimo se vuelve activismo revolucionario. Se pierde de vista la verdadera justicia y se propone otra alternativa, todo en aras de otorgar un supuesto beneficio al prójimo desfavorecido. Esto deviene en ira contra la injusticia percibida, ya sea contra la que se presencia como contra la que se sufre, y de aquí, repruebo y revueltas.
Percibo estas últimas semanas cómo se está tensando cada vez más la cosa, cómo la gente se quiebra cada vez más, y llega a un punto en el que todo comienza a darle igual, donde siente que ya no tiene nada que perder y lo único que busca es venganza. Noto esto en ámbitos diversos, no estoy hablando exclusivamente de política ni mucho menos. La gente está crispada por mucho que su vida sea aparentemente confortable.
Hay fuerzas agitando en este sentido desde los medios de comunicación (series como The Purge, o películas como Joker o la última de Rambo), o quizá no sea más que la sensibilidad del artista que capta el pulso de la sociedad en que vive. También se aprecia claramente en redes sociales (incluyendo este foro) donde el anonimato hace más fácil eliminar los obstáculos de la conciencia. En cualquier caso, la tormenta está propagándose y todos tenemos que enfrentarnos a ella cuando nos alcance, y resistir o ceder.
La cosa se está poniendo seria. Cuando viene la tormenta solo resiste la casa construida sobre roca firme, es decir, sobre lo dispuesto por Dios.
Volveos a Dios para resistir en la hora oscura.
Volveos mediante el Santísimo Rosario y la Divina Misericordia como vía urgente, mediante adoración eucarística y asistencia a misa, mediante ayuno y penitencia, los sacramentos y obras de caridad. Volveos a Dios escogiendo el perdón y la construcción en lugar de ceder al repruebo y la destrucción.
Abraham intercede por Sodoma y Gomorra no por estar ciego a la injusticia ni por temer por la vida de los justos (que Dios rescata de la destrucción) sino por amor a la obra de Dios y por sentir dolor cuando esta se destruye. Aunque Lot fuera rescatado una parte de él muere con la ciudad arrasada, del mismo modo que una parte del corazón del emigrante se queda en su tierra natal. Abraham prefiere que las ciudades sobrevivan ya que mientras quede algún justo en ellas existe la posibilidad de que se conviertan de nuevo a Dios.
El Rey Salomón toma la espada del juez para partir un niño por la mitad ante la disputa entre las dos mujeres, esperando reconocer el signo del amor en una de ellas. Esta es la misma espada de Cristo, la espada que causa división y guerra entre hermanos. La espada que espera hacer aflorar a los hijos de Dios, aquellos que como Abraham o como la verdadera madre del niño escogen el amor frente a la destrucción.
Espero equivocarme, y que se disipe, o se contenga, pero por el momento veo que va avanzando la tormenta día a día hasta llegar a alarmarme.
Se están alzando fuerzas muy oscuras para llevar a cada persona hacia el exterior oscuro, ya sea hacia un lado o hacia el otro. Lo importante es conseguir que se abandone la luz, el camino no importa. El amor a Dios se vuelve justicia inmisericorde, y esta, ira y repruebo contra el transgresor. De aquí la creciente radicalización de la ultraderecha, por ejemplo, o de los tradicionalistas en la Iglesia.
Por el otro lado, el amar al prójimo se vuelve activismo revolucionario. Se pierde de vista la verdadera justicia y se propone otra alternativa, todo en aras de otorgar un supuesto beneficio al prójimo desfavorecido. Esto deviene en ira contra la injusticia percibida, ya sea contra la que se presencia como contra la que se sufre, y de aquí, repruebo y revueltas.
Percibo estas últimas semanas cómo se está tensando cada vez más la cosa, cómo la gente se quiebra cada vez más, y llega a un punto en el que todo comienza a darle igual, donde siente que ya no tiene nada que perder y lo único que busca es venganza. Noto esto en ámbitos diversos, no estoy hablando exclusivamente de política ni mucho menos. La gente está crispada por mucho que su vida sea aparentemente confortable.
Hay fuerzas agitando en este sentido desde los medios de comunicación (series como The Purge, o películas como Joker o la última de Rambo), o quizá no sea más que la sensibilidad del artista que capta el pulso de la sociedad en que vive. También se aprecia claramente en redes sociales (incluyendo este foro) donde el anonimato hace más fácil eliminar los obstáculos de la conciencia. En cualquier caso, la tormenta está propagándose y todos tenemos que enfrentarnos a ella cuando nos alcance, y resistir o ceder.
Za 1:3 "Volved a mí, palabra del Señor todopoderoso, y yo me volveré a vosotros, dice el Señor todopoderoso."
La cosa se está poniendo seria. Cuando viene la tormenta solo resiste la casa construida sobre roca firme, es decir, sobre lo dispuesto por Dios.
Volveos a Dios para resistir en la hora oscura.
Volveos mediante el Santísimo Rosario y la Divina Misericordia como vía urgente, mediante adoración eucarística y asistencia a misa, mediante ayuno y penitencia, los sacramentos y obras de caridad. Volveos a Dios escogiendo el perdón y la construcción en lugar de ceder al repruebo y la destrucción.
Abraham intercede por Sodoma y Gomorra no por estar ciego a la injusticia ni por temer por la vida de los justos (que Dios rescata de la destrucción) sino por amor a la obra de Dios y por sentir dolor cuando esta se destruye. Aunque Lot fuera rescatado una parte de él muere con la ciudad arrasada, del mismo modo que una parte del corazón del emigrante se queda en su tierra natal. Abraham prefiere que las ciudades sobrevivan ya que mientras quede algún justo en ellas existe la posibilidad de que se conviertan de nuevo a Dios.
El Rey Salomón toma la espada del juez para partir un niño por la mitad ante la disputa entre las dos mujeres, esperando reconocer el signo del amor en una de ellas. Esta es la misma espada de Cristo, la espada que causa división y guerra entre hermanos. La espada que espera hacer aflorar a los hijos de Dios, aquellos que como Abraham o como la verdadera madre del niño escogen el amor frente a la destrucción.
Espero equivocarme, y que se disipe, o se contenga, pero por el momento veo que va avanzando la tormenta día a día hasta llegar a alarmarme.
