Para el capitalismo hasta una revolución de abajo a arriba (los catalanes protestando contra el estado español que encierra a sus líderes sólo por votar) se convierte en un producto comercial. Al gulag con tós los influencers!
Tiene que ser dolido ser un pueblerino de la España profunda deseoso de que Barcelona se hunda y ver cómo ahora se va a convertir en un paraíso turístico para influencers que quieren sacarse una foto cool con barricadas ardiendo detrás...
Hay que ser muy demorado para pensar que una ciudad en la que cortan el tráfico de aeropuertos, trenes y carreteras, va a atraer al turismo más selecto.