Si a mí se me llena la casa de cucarachas, lo último que hago es echar la culpa a las cucarachas. Algo habré hecho mal, de alguna manera he generado las condiciones que han facilitado la aparición y propagación.
Pensaba que iba a ser un populista de extrema derecha... pero ha sido de extrema izquierda. Lo mismo me da. Está claro que le tienen mucho miedo porque esta sociedad que hemos creado se mueve por modas, y si esto resulta serlo (votar a los partidos no tradicionales), PP y PSOE están acabados.
Tanto esfuerzo mutuo por no sacar su hez (ni mención a la corrupción), ha conducido a que quizá ahora sea necesaria una buena lavativa. No soltar acaba siendo malo.
Si Podemos o cualquier otro partido es la lavativa, bienvenida sea.
Esos debates pactados de facto... se tienen que acabar. No puede ser que a los debates se vaya con las respuestas preparadas porque sabes lo que te van a preguntar (y lo se de primera mano, personalmente he redactado esas posibles respuestas a cuestiones de tipo medioambiental que pudieran plantearse en determinado parlamento autonómico).
Claro, cuando aparece un elemento transgresor, los bustos parlantes (eso lo aprendes en dos tardes) que tenemos por políticos se quedan bloqueados. No tienen preparadas las respuestas para esos nuevos planteamientos (mejores o peores, pero nuevos). Por no hablar de cuando se tratan temas sujetos a un pacto de omisión. Partidos corruptos no pueden enfrentarse en ningún debate a partidos no corruptos (por convicción o por juventud, es lo mismo).
Tanto tiempo parapetándose con la democracia, ahora les va a venir muy mal que los desalojen de las poltronas precisamente con la herramienta de la que tan bien se han servido.
La lavativa hace falta. Mientras conservemos la democracia podemos quitar y poner lo que queramos.
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