Pero sabe donde falla todo el sistema. Y lo está gritando a los cuatro vientos, eso es más de lo que se ha hecho en este país, y por este país, en muchos años.
Es increíble. Resulta que nos pasamos años echando hez a la ley electoral, por unas causas y por otras, a izquierda y derecha, y cuando por fin aparece alguien que hace activismo contra ella y a favor de una ley más sensata, lo que hacemos es cargar contra esa persona que está hablando por un cambio en esa desastrosa y perniciosa ley. En serio, ¿cómo de ciegos estamos o cuán majaderos somos de tirar por tierra la primera oportunidad de cambio?
La primera vez que tomé conciencia de lo absurda que era nuestra ley electoral fue cuando Aznar pactó con Pujol. Yo ni siquiera sabía nada de política, no tenía apenas conciencia. Pero dije, "si ha ganado este, ¿por qué tiene que pactar con alguien para gobernar si ha ganado? Ahora este otro puede decidir por él y obligarle a cosas, vaya un sinsentido". Luego además todos descubriríamos, años después, que el pacto con Pujol saldría muy caro.
Esa sobrerrepresentación de los partidos bisagra, habitualmente partidos nacionalistas, me marcó. Tampoco entendía por qué había partidos que solo representaban intereses nacionalistas, regionalistas, en un parlamento de ámbito nacional. Luego la edad nos vuelve cínicos, y aceptamos el funcionamiento de ciertos aspectos, entramos al juego de los mayores y esa inocencia se corroe con este óxido moral.
Por eso, hay alguien que a pesar de estar salpicado por ese óxido, como todos, sigue defendiendo esa inocencia que muchos han perdido u olvidado, y lo único que se les ocurre es atacarle, porque iba para actor. "Obras son amores, y no buenas razones", está haciendo lo correcto, y no me importa para qué iba, el camino que lleva es otro, siempre hay tiempo para decepcionarse. ¿Era antifranquista Trevijano? Pues como toda persona con dos dedos de frente, solo demuestra que tenía alma y cerebro.
