Viéndolo con perspectiva, en esos días no sólo Pedro J. estaba de fiesta con la casta, sino que decenas de diputados socialistas se amaban las pilinguis a pares y se metían la coca por kilos. ¿Fue la policía alguna vez a desalojar sus locales? No, los mandaban a apalear chavales que protestaban contra semejante cacicada.