Domingo. Se acaba el fin de semana, pero aún queda una alegría para el carapadre. La charo ha decidido que ese día no le apetece cocinar (Es decir meter las coquetras en el microondas o la pizza en el horno) así que irán a un restaurante. El carapadre ya se emociona que por fin podrán comer algo decente, pero la charo enseguida rompe sus ilusiones y le dice que irán a 100 montaditos, que a los nenes les encanta y que el domingo todo cuesta 1 euro. Lo único que reconforta un poco al carapadre es que al menos le saldrá barata la broma.
Llegan en la Picasso al lugar céntrico donde está el 100 montaditos y tardan 20 minutos en encontrar sitio para aparcar. La charo le echa la bronca al carapadre porque ya van 3 que le han quitado el lugar y le dice su típico "ya hablaremos". El nene dando patadas al asiento de atrás porque está perdiendo en el videojuego de la Switch y la hija adolescente con el móvil.
Al llegar al restorán el panorama no puede ser más desolador: Familias haciendo cola caóticamente en la entrada (Es un 100 montaditos, entra quien pilla sitio más rápido), todas las mesas llenas, niños corriendo con bandejas y tirándolo todo al suelo. Griterío insoportable, y todavía no son ni las 22:30 que es la hora a la que habitualmente cena la familia del carapadre. "Si es que te lo dije, tendríamos que haber venido aquí a las 19:00 como los ingleses, YA HABLAREMOS" le dice la charo al pobre carapadre mientras hacen cola para entrar.
Finalmente entran y están apunto de pillar mesa, pero como un rayo entran un grupo de chavales no mayores de 15 años y les roban la mesa entre risas y vaciles. Carapadre no es lo suficientemente hombre para hacerse valer y les dice tímidamente si se pueden ir. Una choni del grupo vestida meretriz, con piercing en la lengua y el pelo teñido rubio pollito estalla a carcajadas y le dice que él no es su padre y que se busque otro sitio, que no es su problema. Sus amigos (Otra choni con el pelo oscuro y flequillo que le cubre toda la frente, un Latinoamericano y un cani) le ríen la gracia y miran con vacile al carapadre, que cabizbajo se resigna y echa pa atrás. Charo le vuelve a echar la bronca y le dice "yo tuve un novio que hacía king boxing, con ese seguro que no se ponían tan chulos. Pero claro como tú no haces deporte... Si es que nadie te toma en serio". Lo peor de este asunto es que el grupito que les quitó la mesa son amigos de la hija del carapadre y ahora a ella le da vergüenza que los vean juntos.
Finalmente consiguen una mesa y pillan las papeletas roñosas para marcar qué montaditos quieren. Aprovechando que todo cuesta 1 euro, charo se pide 10 montaditos, quién sabe si los podrá acabar, no importa. El nene pide 3 montaditos, una porción de alitas de pollo, patatas fritas con bacon y una fritanga que son bolas de pollo con salsa blanca. La hija dice que ella está a dieta (Pese a que su IMC sea óptimo) así que solo picará un poco. Carapadre decide pedirse unos montaditos y una buena cerveza para ahogar sus penas. Rellenan el papel y al nene le hace ilusión ir a llevárselo al encargado, así que lo hace. Ahora en medio de ese griterío infernal solo queda esperar la deliciosa fritanga del Mcdonald's del mundo de las tapas.
Cual es la sorpresa cuando por el megáfono el tío de recepción empieza a gritar "puñetero alopécico DE hez, puñetero alopécico DE hez POR FAVOR" haciendo que todo el local empiece a reírse como cuando ven una película cómica en el cine. Carapadre también se ríe hasta que se da cuenta de que, en efecto, "puñetero alopécico de hez" es él. Cuando el nene fue dejar la orden y le pidieron un nombre para poder llamar por megafonía, pensó que sería divertidísimo poner un nombre gracioso. Y en efecto así lo fue para todo el local menos para nuestro querido carapadre. Las cosas empeoran cuando va a buscar las bandejas, como son muchas tiene que hacer varios viajes y queda en evidencia como el PCM (puñetero alopécico de hez) que es. Al menos no se le ha caído nada al suelo, que si no la charo habría montado un escándalo que... Mamma mía.
Quieren empezar a comer pero antes la hija dice que tiene que hacer una "story" para instagram. Le saca una foto a los platos y añade los hashtags "#100montaditos" "#cunde". Luego ya empieza el festín. Por fin todo parece en orden para el carapadre, así que sin pensar en nada agarra su cerveza y empieza a beber, dispuesto a evadirse un poco... Y se da cuenta de que es Cruzcampo. Carapadre se ha dado cuenta una vez más de que la vida no le traerá más que miseria y que la felicidad le será constantemente denegada, tal vez cosa del destino. Vuelve a acordarse del puente de la autovía.
