Reflexión sobre la guerra espiritual al hilo del cierre del seminario argentino

Mateo77

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Estos días nos ha llegado la noticia del cierre de un seminario en la diócesis de Mendoza. en Argentina. El obispo lo ha cerrado tras consultar con el Vaticano, específicamente con la congregación para el clero. El seminario tenía fama de profesar una fe tradicional y en él estudiaban bastantes seminaristas. El punto de discordia, por lo que ha trascendido, es el rechazo desde el seminario a obedecer la disposición del obispo para administrar la comunión exclusivamente en la mano por causa de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. La decisión de cerrarlo ha causado bastante revuelo.

No voy a entrar a juzgar el caso en concreto porque desconozco la situación con suficiente profundidad ni tampoco tengo interés en ser juez. Sin embargo, me sirve como punto de partida para una breve reflexión sobre un aspecto de la guerra espiritual de esta época. Hasta donde sé, cuando se habla de guerra espiritual en un contexto católico lo habitual es centrarse en el combate interior de una persona para vencer la tentación. Esto es solo la mitad del problema a mi entender.

Desde hace ya tiempo se ha abandonado prácticamente todo intento de ejercer el poder temporal desde una perspectiva cristiana. Se predica breve y esporádicamente sobre ello, a grandes rasgos, y el consenso parece ser que es algo que debe ser valorado por la conciencia de cada persona. Es decir, se ha acatado la máxima revolucionaria de que “el poder emana del pueblo”. El lema de “igualdad, libertad y fraternidad” ha modelado todos los ámbitos de lo público, y esto incluye el mismo inconsciente colectivo. Toda iniciativa de desarrollar los propios dones es vista con suspicacia (afrenta contra la igualdad), pero cuando se ponen al servicio de Dios se convierten ya en un ataque contra la libertad y la fraternidad, un terrible intento de imponerse por la fuerza sobre el prójimo.

Desde la caída hay un espíritu que se opone a que el hombre regrese a Dios, y este espíritu toma diversas formas en cada época. Hablo de lo espiritual en lugar de discutir sobre un simple combate contra estructuras sociales para recalcar que el problema tiene un mayor alcance. Para combatir no basta con las simples acciones propias de la esfera de lo humano, ni tampoco son otros seres humanos los enemigos (al menos los principales). No sirve de mucho indagar en si el obispo tomó una mala decisión o si fue alguien en el Vaticano, porque esta decisión está influida por el signo de los tiempos. El ser humano no es puramente racional, y muchas decisiones que toma no se pueden explicar completamente en términos racionales. La presión inconsciente del mal espíritu que actúa sobre esta época tiene mucho peso también.

Voy a procurar exponer el modelo que tengo en mente de qué cosa es una criatura y cómo funciona. Pienso en un espíritu y, si la criatura es material, una porción de materia. El espíritu encapsula la voluntad de Dios para esa criatura. La materia sigue los dictados de este espíritu. En el caso de un ser vivo esta materia tiene las estructuras que estudia la biología (incluyendo el sistema nervioso), pero todo depende del espíritu que Dios ha puesto en esa criatura en particular. Los seres dotados de libre albedrío (angeles y seres humanos) tendrían además una “voluntad”, que es la depositaria de su libertad. Esta voluntad idealmente está en comunión con Dios y actúa de acuerdo con el espíritu recibido, con sus dones y sus limitaciones. Sin embargo, también puede escoger apartarse de Dios, y esto lleva a abrir rendijas, ventanas o puertas por las que entran espíritus diferentes. Estos otros espíritus (opuestos a Dios, con la excepción del Espíritu Santo) compiten con el espíritu propio para dar forma a la materia (que repito incluye el sistema nervioso). Esta influencia espiritual sería opaca a la consciencia humana, la cual salvo dones especiales de Dios no sabría reconocer qué proviene de cada espíritu. Desde el momento en que se abre la puerta a un espíritu distinto al dado por Dios la contaminación está presente en mayor o menor grado: la caída del ser humano.

El Espíritu Santo sería la excepción a esto. Usando el mismo mecanismo que utiliza el diablo para apartar a la humanidad de Dios se consigue el efecto contrario. El Espíritu Santo actúa sobre la persona que lo recibe completando el espíritu dado por Dios en la creación, haciéndolo ya inmune a la acción de los espíritus del mal. La cuestión es recibirlo, querer recibirlo.

Si este modelo de lo espiritual es correcto, el combate espiritual pasa por purificarse interiormente (de modo que solo quede el Espíritu Santo y el espíritu natural), y actuar sobre el mundo con los dones recibidos para construir el Reino de Dios. Esto supone ser “obreros” de Dios en la construcción de un nuevo conjunto de criaturas, que de manera análoga a cómo el Espíritu Santo completa interiormente a cada ser humano, completan el resto de la Creación para desarticular toda la obra destructora del mal.

Esto nos lleva al caso del seminario argentino. De nuevo indico que me baso solamente en suposiciones que utilizo para ejemplificar el combate. No entro a valorar si realmente se ajusta exactamente el caso a lo que expongo.
Una idea básica es que el mal actúa tentando primero al objetivo para, si cede a la tentación, acusarle después ante la justicia de Dios. No se ataca algo que es perfecto (definido como que se ajusta a la voluntad de Dios para esa criatura), solo se ataca la imperfección, es decir aquello en que la criatura se aparta del plan de Dios. Y este ataque se produce con tanta más saña cuanto más molesta la perfección ya alcanzada.

En esta época el mal ha tomado una porción de poder sobre la humanidad al haber conseguido difundir ampliamente los espíritus de los valores revolucionarios. Se puede valer entonces de esta influencia sobre personas clave para desbaratar obras espirituales encaminadas a construir el Reino de Dios, como sería este seminario. El proceso sería tentar para que se cometa un pecado (en este caso la desobediencia ante el mandato legítimo del obispo, en si mismo un principio de la Revolución) para presentar la acusación ante la justicia de Dios y tener entonces permiso para actuar sobre los implicados, desde los miembros del seminario hasta los responsables de tomar las decisiones sobre su futuro (obispo, congregación vaticana) usando para ello el espacio ganado en el alma humana que asimila los valores revolucionarios (por ser los más característicos de esta época). En este caso se podrían valer, por ejemplo, del recelo inconsciente ante las posturas “tradicionalistas” que pueden ser vistas como opuestas a la fraternidad/tolerancia.

Pienso que un modo de vencer en el combate propio de esta época es el de cultivar sin temor los dones recibidos (incluso aspirar a más), para usarlos “a mayor gloria de Dios”. Sin embargo, en esta apuesta por la excelencia (“sed perfectos como perfecto es vuestro Padre en los Cielos”) hay que cuidarse de la soberbia, por ejemplo el celo excesivo por recibir la Eucaristía exclusivamente en la boca. Tenemos el ejemplo de Eva, que introdujo la mentira en el mundo al responder a la serpiente con celo excesivo, diciendo que Dios no había mandado solamente abstenerse de comer del fruto prohibido sino “ni siquiera tocarlo”. Esa adición, aunque pueda estar bienintencionada, excede lo dispuesto por Dios y por tanto no justo imponerla a otros o rechazar la legítima autoridad basándose en ella. Es una restricción a la libertad, y probablemente no haya mal alguno en decidir actuar de ese modo cuando se es libre de hacerlo, pero no se puede imponer esa restricción a otros (porque Dios no la ha impuesto) ni usar ese escrúpulo personal como argumento para desobedecer una orden legítima.

La conclusión de esta reflexión es que en esta época (como en cualquier otra) hay que cuidarse mucho de no arruinar la propia obra en pos del Reino de Dios por causa de descuidar el tener el alma cerrada a todo espíritu maligno. Hay que tener presente las formas en que ataca el mal en esta época y considerar los puntos débiles de la obra que se está llevando a cabo, en particular ante cada conflicto y amenaza. Hay que ser sencillos como palomas y astutos como serpientes. Hay que separar lo que son inclinaciones propias de lo esencial de la obra emprendida. Hay que discernir todo ante Dios.

Esta obra parece haber sido frustrada, como una torre de Babel que ha sido reducida a las piedras que la componían. Dios quiera que los arquitectos reconsideren sus decisiones, que las piedras sean reajustadas, y, que si finalmente la torre queda destruida, que esas piedras rechazadas, probadas y purificadas se conviertan en nuevas piedras angulares. Que de una única obra salgan cien nuevas en cien lugares distintos, más perfectas, a mayor gloria de Dios. Que la obra del mal quede de nuevo desbaratada por Dios.

fuente: piedrasquegritan.org - La obra de nuestros días
 

Mateo77

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Me ha llamado la atención este mensaje (del viernes), por su aparente relación con la polémica alrededor del seminario:
"Mensaje urgente de hoy, Primer Viernes 07 - 08 - 2020 - La Verdadera Devoción al Corazón de Jesús

Se dirige a sacerdotes y obispos reprochándoles en términos muy duros las cargas que ponen sobre los fieles y que dificulten el acceso a la Eucaristía. Sin embargo no llama a los fieles a rebelarse contra ellos. Entiendo que la razón es que esto llevaría a aumentar más aun el caos. Está también la advertencia clara: "Los problemas os llueven y os lloverán más. A todos los niveles."

El tono del mensaje me resulta extraño, supongo que por el contraste entre la voz de la vidente (que se reflejaría en las palabras escogidas) y el mensaje transmitido. Se afirma que estos mensajes en concreto son transcritos literalmente, pero entiendo, siguiendo el modelo expuesto en el post anterior, que la personalidad del vidente queda siempre reflejada en estos casos. Para transmitir mensajes Dios escogería a personas capacitadas para realizar una adecuada traducción a lenguaje humano del contenido del mensaje en cuestión, y esta sería la razón de que suelan ser personas sin apenas ideas preconcebidas sobre lo discutido en el mensaje.
 
  • Zanx
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