chuty4
Madmaxista
¿Habíais oído hablar de este concepto?
Sobre todo los economístas, que se que alguno hay por aquí
Economía Social (I) | Encuentro
Un intento de introducción a la Economía Social
En los últimos tiempos la economía está gozando de una inusual popularidad: burbuja financiera, títulos derivados, recortes y déficit ya son palabras muy utilizadas en las conversaciones en los mercados, los bares y plazas de nuestras ciudades.
Al mismo tiempo parece haber asumido una conotación negativa, como si fuera algo impuesto por poderes ocultos para alejarnos de nuestros derechos, ambiciones, necesidades: los mercados han pasado a ser una entidad maligna y alienante. No comparto esta visión, y menos confío en la buena fe de aquellos que la propagan: los mercados siempre han sido espacios de intercambio: no solo de mercancias, sino también de saberes, informaciones, ideas; lugares privilegiados de relaciones y socialidad, especialmente en nuestra cuenca mediterranea.
Creo más bien que una cierta idea de modernidad y las corrientes de política económica dominantes en las últimas décadas hayan empujado un proceso que ha restringido los fines de la economía exclusivamente a la esfera de la producción y consumo masivo de mercancias cada vez más estandarizadas y superfluas, a la búsqueda del lucro como fin en sí mismo, dejando a un lado todos aquellos servicios, instituciones y relaciones que son parte integrante y fundamental de la economía misma.
Aparte de las consecuencias ya suficientemente conocidas de este proceso, cuales la distribución crecientemente inequitativa de las riquezas, la insostenibilidad ambiental y social, otros efectos perniciosos han sido alejarnos de la idea que sea posible y hasta deseable ejercer un control social efectivo sobre los mercados, y crear un rechazo generalizado hacia la economía, haciéndonos olvidar, como sostiene el economista Luigino Bruni (2006a), que la economía es demasiado importante para dejarla en las manos exclusivamente de economistas y analistas financieros: 'una sociedad mejor y mas equitativa no puede ser construida sin economía, sino a través de una economía mas equitativa y civil'.
La Economía Social
La Economía Social (o Economía Civil o Economía Solidaria, según el lugar del mundo) pretende rescatar y valorizar las dimensiones sociales, interpersonales y de pública utilidad de la economía y de los mercados. Esta visión no pretende tirar por la ventana los principios fundamentales de la economía tradicional, sino mas bien acrecentarlos analizando las contribuciones de la cooperación, la reciprocidad, los bienes relacionales y el capital social para el buen funcionamiento de la economía y el bienestar de la población.
Los bienes relacionales, elementos fundamentales del análisis de varios estudiosos (Martha Nussbaum, Luigino Bruni, Benedetto Guy, entre otros), están pensados como una nueva categoria de bienes, ni privados ni públicos, que desbordan en el ámbito de la sociología y de la antropología, porqué están intimamente ligados a las interacciones humanas.
Pongamos un ejemplo: el mesero que me pone el desayuno, al mismo tiempo en que me presta un servicio instrumental – a cambio de una cantidad de Euros – también eventualmente intercambia conmigo informaciones, confianza, opiniones de fútbol y política, chistes… en fin una serie de relaciones no estrictamente instrumentales que sin embargo contribuyen a la relación económica y son parte de ella en el sentido más amplio. Si así no fuera, un bar nos daría igual que otro mientras que, a menudo y en muchos otros sectores, no es así.
El complejo tejido de relaciones no exclusivamente instrumentales sino de mútua confianza y colaboración que se construyen en una comunidad constituyen su capital social. Este capital social permite a un determinado grupo lograr mejores resultados respecto a otro grupo similar que no se rija sobre las mismas relaciones de confianza y reciprocidad: la experiencia común nos indica que las sociedades más avanzadas y que gozan de mayor bienestar a menudo son las más cohesionadas.
Los bienes relacionales según Bruni tienen algunas características peculiares:
identidad: la identidad de los agentes económicos es importante y cuenta. Estos no son anónimos como en las hipotesis de la economía clásica.
reciprocidad: los bienes relacionales pueden emerger unicámente si las acciones y las actitudes de los agentes son mútuas;
simultaneidad: la producción y el consumo no pueden ser separados temporalmente o logicamente;
emergencia: los bienes relacionales no son producidos, sino que surgen de las interacciones;
las motivaciones cuentan y deben ser intrinsecas, no exclusivamente instrumentales;
son bienes, no mercancias: tienen un valor pero no un precio.
La reciprocidad es el comportamiento prevalentemente asociado a los bienes relacionales: rompe el monopólio de la competición y permite a la cooperación surgir. La reciprocidad, en palabras sencillas, es un mecanismo a través del cual yo hago (o doy) algo en beneficio de otra persona para ponerla en condición de hacer (o dar) otras cosas a otras personas en mi comunidad, o eventualmente de hacerlas o darlas a mí (Zamagni, 2005). Por ejemplo, acompañar los hijos de un vecino a la escuela, sustituir a un cólega en apuros en el trabajo, apoyar a un nuevo trabajador en su inserción en la empresa, acompañar a un turista perdido, no son acciones que apunten a un interés personal e inmediato, pero crean un beneficio para nuestra comunidad, que indirectamente nos beneficiará en el futuro, en términos de confianza, colaboración y cohesión.
La reciprocidad es diferente tanto de una transacción de mercado, en cuanto no implica un intercambio de valores equivalentes, como de la filantropia o caridad, en cuanto no es un don incondicional, sino que pretende a cambio una respuesta, aunque a veces indirecta y no inmediata.
La economía social defiende la reciprocidad como un comportamiento perfectamente racional que contribuye a la dinámica económica junto con la competencia, y con ella convive a diario. Por ende no aspira a demonizar o eliminar la competición, más bien cuestiona la exclusión de la reciprocidad y la cooperación de la esfera de los comportamientos racionales por parte de la teoría económica clásica.
¿Acaso es mas irracional quien prefiere tomarse el desayuno en su bar, por el gusto de charlar con un mesero que conoce su nombre, gozar de una atmosfera familiar, no preocuparse si un día se le ha olvidado la cartera en casa, respecto a quien toma su desayuno solo en un bar triste donde el café es 20 céntimos más baratos?
Sobre todo los economístas, que se que alguno hay por aquí
Economía Social (I) | Encuentro
Un intento de introducción a la Economía Social
En los últimos tiempos la economía está gozando de una inusual popularidad: burbuja financiera, títulos derivados, recortes y déficit ya son palabras muy utilizadas en las conversaciones en los mercados, los bares y plazas de nuestras ciudades.
Al mismo tiempo parece haber asumido una conotación negativa, como si fuera algo impuesto por poderes ocultos para alejarnos de nuestros derechos, ambiciones, necesidades: los mercados han pasado a ser una entidad maligna y alienante. No comparto esta visión, y menos confío en la buena fe de aquellos que la propagan: los mercados siempre han sido espacios de intercambio: no solo de mercancias, sino también de saberes, informaciones, ideas; lugares privilegiados de relaciones y socialidad, especialmente en nuestra cuenca mediterranea.
Creo más bien que una cierta idea de modernidad y las corrientes de política económica dominantes en las últimas décadas hayan empujado un proceso que ha restringido los fines de la economía exclusivamente a la esfera de la producción y consumo masivo de mercancias cada vez más estandarizadas y superfluas, a la búsqueda del lucro como fin en sí mismo, dejando a un lado todos aquellos servicios, instituciones y relaciones que son parte integrante y fundamental de la economía misma.
Aparte de las consecuencias ya suficientemente conocidas de este proceso, cuales la distribución crecientemente inequitativa de las riquezas, la insostenibilidad ambiental y social, otros efectos perniciosos han sido alejarnos de la idea que sea posible y hasta deseable ejercer un control social efectivo sobre los mercados, y crear un rechazo generalizado hacia la economía, haciéndonos olvidar, como sostiene el economista Luigino Bruni (2006a), que la economía es demasiado importante para dejarla en las manos exclusivamente de economistas y analistas financieros: 'una sociedad mejor y mas equitativa no puede ser construida sin economía, sino a través de una economía mas equitativa y civil'.
La Economía Social
La Economía Social (o Economía Civil o Economía Solidaria, según el lugar del mundo) pretende rescatar y valorizar las dimensiones sociales, interpersonales y de pública utilidad de la economía y de los mercados. Esta visión no pretende tirar por la ventana los principios fundamentales de la economía tradicional, sino mas bien acrecentarlos analizando las contribuciones de la cooperación, la reciprocidad, los bienes relacionales y el capital social para el buen funcionamiento de la economía y el bienestar de la población.
Los bienes relacionales, elementos fundamentales del análisis de varios estudiosos (Martha Nussbaum, Luigino Bruni, Benedetto Guy, entre otros), están pensados como una nueva categoria de bienes, ni privados ni públicos, que desbordan en el ámbito de la sociología y de la antropología, porqué están intimamente ligados a las interacciones humanas.
Pongamos un ejemplo: el mesero que me pone el desayuno, al mismo tiempo en que me presta un servicio instrumental – a cambio de una cantidad de Euros – también eventualmente intercambia conmigo informaciones, confianza, opiniones de fútbol y política, chistes… en fin una serie de relaciones no estrictamente instrumentales que sin embargo contribuyen a la relación económica y son parte de ella en el sentido más amplio. Si así no fuera, un bar nos daría igual que otro mientras que, a menudo y en muchos otros sectores, no es así.
El complejo tejido de relaciones no exclusivamente instrumentales sino de mútua confianza y colaboración que se construyen en una comunidad constituyen su capital social. Este capital social permite a un determinado grupo lograr mejores resultados respecto a otro grupo similar que no se rija sobre las mismas relaciones de confianza y reciprocidad: la experiencia común nos indica que las sociedades más avanzadas y que gozan de mayor bienestar a menudo son las más cohesionadas.
Los bienes relacionales según Bruni tienen algunas características peculiares:
identidad: la identidad de los agentes económicos es importante y cuenta. Estos no son anónimos como en las hipotesis de la economía clásica.
reciprocidad: los bienes relacionales pueden emerger unicámente si las acciones y las actitudes de los agentes son mútuas;
simultaneidad: la producción y el consumo no pueden ser separados temporalmente o logicamente;
emergencia: los bienes relacionales no son producidos, sino que surgen de las interacciones;
las motivaciones cuentan y deben ser intrinsecas, no exclusivamente instrumentales;
son bienes, no mercancias: tienen un valor pero no un precio.
La reciprocidad es el comportamiento prevalentemente asociado a los bienes relacionales: rompe el monopólio de la competición y permite a la cooperación surgir. La reciprocidad, en palabras sencillas, es un mecanismo a través del cual yo hago (o doy) algo en beneficio de otra persona para ponerla en condición de hacer (o dar) otras cosas a otras personas en mi comunidad, o eventualmente de hacerlas o darlas a mí (Zamagni, 2005). Por ejemplo, acompañar los hijos de un vecino a la escuela, sustituir a un cólega en apuros en el trabajo, apoyar a un nuevo trabajador en su inserción en la empresa, acompañar a un turista perdido, no son acciones que apunten a un interés personal e inmediato, pero crean un beneficio para nuestra comunidad, que indirectamente nos beneficiará en el futuro, en términos de confianza, colaboración y cohesión.
La reciprocidad es diferente tanto de una transacción de mercado, en cuanto no implica un intercambio de valores equivalentes, como de la filantropia o caridad, en cuanto no es un don incondicional, sino que pretende a cambio una respuesta, aunque a veces indirecta y no inmediata.
La economía social defiende la reciprocidad como un comportamiento perfectamente racional que contribuye a la dinámica económica junto con la competencia, y con ella convive a diario. Por ende no aspira a demonizar o eliminar la competición, más bien cuestiona la exclusión de la reciprocidad y la cooperación de la esfera de los comportamientos racionales por parte de la teoría económica clásica.
¿Acaso es mas irracional quien prefiere tomarse el desayuno en su bar, por el gusto de charlar con un mesero que conoce su nombre, gozar de una atmosfera familiar, no preocuparse si un día se le ha olvidado la cartera en casa, respecto a quien toma su desayuno solo en un bar triste donde el café es 20 céntimos más baratos?