Yo soy burbujista porque me gustaría que la vivienda fuera accesible hasta para los salarios más bajos, habiendo posibilidades de acceder a ella por el 30% de los ingresos de cualquier trabajador.
Comprar o alquilar es una decisión personal que dependería de la situación de cada uno, sus raíces, sus convicciones, y no debería estar penada (ni fomentada...) ninguna de las dos posibilidades por encima de la otra. Simplemente debería estar penada la acaparación que por su propia naturaleza siempre es especulativa.
Es más, estoy tan convencido que muchos burbujistas que hay por aquí que esperan que bajen los pisos a 150.000 para comprar no lo harán cuando esto pase...veamos los ejemplos de otros países, como en el famoso Japón.
Nadie querrá arriesgarse a comprar, veremos muchas desgracias e igual que hasta ahora el pisito de inversión se asocia a seguridad y rentabilidad sin despeinarse, en 5 años la vivienda para inversión tendrá el mismo halo de desgracia que puedan tener hoy en día las nuevas tecnologías o los sellos. Algún forero viviendo en Japón nos ha repetido que la gente PREFIERE pagar más de alquiler que de hipoteca y no meterse en berenjenales, pues por fin se han dado cuenta de que cuando firmas una hipoteca a 40 años no puedes predecir ni tu situación ni la situación económica durante tanto tiempo, e incluso lo que hoy parece un chollo puede ser tu tumba. Sin embargo el alquiler lo pagas y punto.
Sólo aquellos que estén completamente seguros y a los que el pago de la hipoteca no les suponga ningún esfuerzo se lanzarán. Porque verás a amigos, vecinos, asistentes al diario de Patricia contando desgracias causadas por una mala inversión. Igual que hasta ahora la gente firmaba 40 kilos sin despeinarse, todos los mensajes, incluso los de los políticos, irán en sentido contrario, ya lo veréis. Cuidado con lo que hacéis. Hasta sacarán alguna ley para no permitir endeudarse por más de un x% de tu nómina. Los políticos son únicos para crear soluciones tardías a problemas que ellos han creado, cuando ya no son necesarias.
Es inevitable que ahora veamos un piso 'normal' (80m) por 150.000 como una ganga. Pero si tomamos los precios de hace 10 años y le sumamos el IPC, muy céntrico debería estar para que fuera su precio. Si fuera en un barrio o ciudad dormitorio seguramente no debería pasar de 100.000. Y todo esto lo iremos pensando conforme bajen los precios: no me meto a comprar ni de coña, comprar es tirar el dinero.
Y si no, tiempo al tiempo...oficialmente la burbuja acaba de explotar y ya vemos bajadas del 10% en muchos periódicos. Pues ahora es cuando la demanda aún se retraerá más; ese 10% para la mayoría significa un año o más de salario bruto, si contamos los intereses cada 10% que baje estoy ganando un año de salario. Pues a este ritmo nos podemos pegar muuuuucho tiempo hasta que la peña se decida a comprar.
Más que nada porque en estas situaciones de desconfianza es cuando los posibles pepitos dejan de serlo: aprenden, se informan, buscan, comparan. Saben quien es Trichet antes de pisar el primer banco, calculan su hipoteca al 6%. Y optan por no comprar, si al de al lado le han dolido la vida subiéndole del 2% al 4,5%, a ellos les puede pasar lo mismo. Y sin embargo hasta ahora el posible pepito iba al banco, firmaba y santas pascuas. Como que el banco también va a dar ahora cualquier cantidad...
Hasta el candidato a pepito despistado empieza a hablar de la crisis subprime. Por fin empieza a comprender que si falsea la nómina no le está metiendo un gol al banco, sino al revés. Empieza a comprender que NO PUEDE comprarse un piso, y que una inversión tan grande tiene sus consecuencias a largo plazo. Y como ve el ambiente revuelto, pues espera.
Encima nuestros magníficos políticos empiezan a prometer el oro y el jovenlandés, 8 años más tarde. Ahora quieren coger el toro por los cuernos, cuando el toro se ha ido a tomar por saco, para apuntarse el tanto. Hagan lo que hagan es inevitable que esto se vaya a tomar por saco, pero de momento aún retraen más la demanda, pues lo que hace es esperar a que se aprueben esas ventajas.
En fin, que todos llevamos un pepito dentro. Y la gran enseñanza que nos dejará la explosión de la burbuja será que lo mandaremos a tomar por saco.