Racional o Racionalizador

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15 Oct 2007
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Las personas no somos seres racionales, el córtex no ha impuesto su alta y fina capacidad de análisis sobre otras zonas del sistema nervioso encargadas de la toma de decisiones. Es más, los últimos hallazgos en neurociencias (recomiendo leer a Antonio Damasio, premio príncipe de Asturias 2006) indican que en las decisiones que tomamos actuan las emociones tanto o más que las razones. Y en muchas ocasiones, el lóbulo prefrontal sólo sirve para buscar coartadas, datos, testigos de la defensa que apuntalen lo que hemos decidido "desde el corazón". Por eso a veces nos aferramos a lo que hacemos, más como un fanático que como un analista, como un forofo que compra, vota, opina,... Somos capaces de convertir un dato, por ejemplo un 4%, en una subida, en una bajada, en un estancamiento, en el apocalipsis. Discutimos sobre el precio de las cosas y no sobre su valor, lo primero es tangible y como tal da una seguridad inmediata. Lo segundo es intangible, necesita de una inteligencia mayor para ser entendido y manejado. Lo primero es la condena de esta sociedad, no por que debamos caer en el estoicismo o en lo espiritual, sino porque le falta el contrapeso de la persona, de sus capacidades personales. ¿Qué hay más allá de nosotros? ¿Para qué sirve un piso o el dinero si eliminamos a la variable humana? ¿Tienen valor sólo en sí mismos? Me gustaría saber vuestra opinión.
 
Pienso muchas veces en la cantidad de decisiones que tomamos a diario para resolver pequeños problemas que surgen en la cotidianeidad.

Esas decisiones están condicionadas por nuestra forma de ser, y por nuestra cultura. Por resumir muy burdamente, en cultura, aunque sea un anatema, incluyo todos los factores exógenos a un individuo.

Personajes auténticamente rompedores con el ideario impuesto hay muy pocos. Casi todo lo que hacemos está imbuido de la influencia social del entorno donde nos movemos, de ahí que seamos, en la mayoría de los casos tremendamente gregarios.

En épocas anteriores las sociedades tenían otras preocupaciones. Cubrir las necesidades básicas le llevaba a un individuo prácticamente todo el día. Con el aumento del tiempo disponible, el individuo se ha infantilizado. Tiene tiempo disponible para ocuparse de detalles irrelevantes para un individuo cuya preocupación es simplemente su propia supervivencia.

Hay demasiadas personas emocionalmente inmaduras e inestables. El conseguir las cosas con gran facilidad lleva a que se demande mayor consumo y esta retroalimentación engancha al indiviuo en una espiral cuasi ludopática. Tiene un problema, que el peso de la razón, en la toma de decisiones importantes, es cada vez menor.

Puede que las decisiones se tomen con el corazón, pero cuando una persona racional, madura, sensata y curtida, hace un análisis de esa decisión a posteriori y comprueba que es errónea lo más probable es que trate de resolver, por retracto o por modificación, la decisión tomada.

En cuanto a la cuestión

¿Qué hay más allá de nosotros? ¿Para qué sirve un piso o el dinero si eliminamos a la variable humana? ¿Tienen valor sólo en sí mismos? Me gustaría saber vuestra opinión.

¿Para qué sirve un piso? Pues yo diría, que depende del país. En España, el piso es mucho más que una solución habitacional. Es un símbolo de triunfo, de estatus, de estar en la onda social, de epatar al vecino, o al amigo y los que viven de esto lo saben. Tanto es así que España entera es ladrillo-dependiente desde un punto de vista económico.

Por otro lado está el uso como piso-hucha por parte del inversor más recalcitrante y tradicional. Todo ha sido montado para que el valor en sí mismo de un piso tenga una serie de suplementos adicionales, con respecto a otros países del entorno. Los ayuntamientos, los bancos, los especuladores han contado con la innegable contribución de ese pensamiento español.

Piense que si no existiera el comprador final, es decir, el que al final carga con el muerto, esta monumental pantomima y/o estafa, en la que los propios estafadores son estafados por otros más hábiles, en la que algo que cuesta hacerlo X se adquiere por 5X con el absoluto convencimiento del adquiriente, no se habría montado semejante embrollo.

El problema, ahora, es que los millones de compradores finales de los últimos 5 años, se niegan a que la cruda realidad les escupa a la cara que les han tomado el pelo. Es duro saberse estafado y muy malo para la autoestima, por eso los estafadores, están desplegando, desde hace meses, una monumental campaña mediática para que los estafados digieran esta píldora envenenada.

Termino, si realmente si eliminanos la variable humana, el dinero o un piso no vale absolutamente para nada.
 
Comentas en tu post que crees que el ser humano se ha infantilizado. Yo más bien opino que en muchas personas ha ocurrido así, la dictadura de la fácil y rápido. Creo, sin embargo, y todos tenemos alrededor a gente así, que hay personas que han tomado el otro camino. Lo que pasa es que su éxito en la vida es más calmado y más interior. Es como una sonrisa interna que llevan puesta todo el día y de la que se desprenden sólo con lo importante.
 
Comentas en tu post que crees que el ser humano se ha infantilizado. Yo más bien opino que en muchas personas ha ocurrido así, la dictadura de la fácil y rápido. Creo, sin embargo, y todos tenemos alrededor a gente así, que hay personas que han tomado el otro camino. Lo que pasa es que su éxito en la vida es más calmado y más interior. Es como una sonrisa interna que llevan puesta todo el día y de la que se desprenden sólo con lo importante.

Estamos viviendo una época que no deja indiferente y que está pateando, de una especie de centro con límites difusos, hacia extremos contrapuestos.

Y eso ocurre en diversos planos. En el plano económico, en el social, en el político, en el educacional, en el jurídico, en el ético, en el jovenlandesal, etc.

Occidente está viviendo una crisis de valores. Después de la caída del telón de acero el capitalismo se ha erigido en la oriflama de todo el mundo desarrollado. Un capitalismo voraz, excesivamente concentrado en muy pocos centros de un poder extraordinario y que venden la moto del libre mercado, mientras no le toquen la buchaca.

Muchos de los políticos de las mayores potencias actuales, son jefes de estado-pantomima. En realidad detrás de ellos hay una poderosa maquinaria económica que a través de hilos poco visibles, para la mayoría, mueven a estas marionetas.

Ese modelo asimétrico está influyendo de manera muy importante en la psique colectiva y en los comportamientos humanos. Hay dos posturas radicales y millones de posturas intermedias frente a este sistema, pero como ya he comentado anteriormente, cada vez hay un mayor número de los del centro que se pasan a las esquinas.

Frente al aborregado consumidor compulsivo, existe la contrapartida del consumidor racional, que sólo lo hace cuando hay una verdadera necesidad de hacerlo.

Frente al ciudadano adormecido que hace una lectura superficial de la época que le ha tocado vivir, existe una minoría que se plantea una reflexión profunda de las consecuencias de los paradigmas del capitalismo llevado a sus extremos.

Imagino que algunos de esos críticos del sistema no tienen más remedio que sonreir cuando descubren con meridiana claridad los hilos que mueven a los títeres.
 
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