Joer el COBOL, y hasta el PLI ha mencionado alguien por ahí. Jua, jua, jua.
Joer qué tiempos.
Yo, como muchos, abandoné el gremio (entonces no las llamábamos cárnicas sino empresas de body-shoppng) cuando la primera Guerra de Golfo (1991) con George Bush padre de presidente de los EE.UU., ayer por la tarde sin ir más lejos, qué cabrón el Cronos; que se cancelaron muchos proyectos y mucha gente se fue a la calle.
Estuve en Caja Madrid de junior y en la Caja Rural de senior reescribiendo programas PLI en Cobol.
Volví al gremio (El Corte Inglés) para el Efecto 2000 y allí empalmé con el cambio al euro, cambiándome de cárnica sin cambiar de mesa, lo cual decían que estaba prohibidísimo y mu mal visto por el cliente. Pero pagaban más, 1/4 más, y me arriesgué y me salió bien.
Además les hacíamos falta y pagaban bien, incluso hitos por número de programas corregidos, solo había que poner una o varias veces un trozo de código estandarizado (que sepáis que los cálculos los siguen haciendo en pesetas) y comprobar la cadena de programas con datos reales, más o menos falseados.
Ahí fue cuando yo dejé de creer que las pagas de beneficios que, en época del General Bajito y en años buenos, daban las empresas a sus "productores" (les juro que lo decían así y sería por no decir "obreros", que era una palabra mu marxista y entonces aún no se había inventado el vocablo "currante"); eran una quimera,
una leyenda urbana para quienes andan escasos de vocabulario.
¿Se sigue saliendo a echar un pitillo a la puerta de los centros de trabajo en animados corrillos de charleta conspirativa o chafardera, o los de recursos humanos ya lo han prohibido en lugar de habilitar una sala para fumadores como hacen los asiáticos?.
La gente solía hablar en ellos con más confianza que junto a la máquina del café, que solía ser mu chivata e incapaz de guardar secreto alguno. Ya les digo, hasta los no fumadores se arrimaban para no perderse el último chisme o el último chiste.
Les juro que los mejores chistes que he oído -y soy vejete y me sé muchos- los he oído más en oficinas que en bares.
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FREE ZOUHAM o abandonad toda esperanza.