¿Qué significa ser judío?

luis76

LA MUERTE ES LA VERDAD DE LA EXISTENCIA
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Raza: Hebrea (semita)
Religión: Judía (religión de los hebreos, no raza)

La raza hebrea , si en algún momento fue verdaderamente raza, ya no existe. Lo más cercano a un hebreo es un sefardí o un palestino, pero tampoco son hebreos. La religión judía existe solamente en virtud de la existencia del Arca de la Alianza que era custodiada en el templo de Salomón, que sólo puede estar en Jerusalén (Tierra Santa), y el culto sólo puede ser oficiado por miembros de una casta sacerdotal del pueblo hebreo (levitas). Un "rabino" actual no es un levita. Hoy en día ni existe físicamente el Arca de la Alianza, ni el templo de Salomón (en el lugar donde debería estar hay una mezquita y en los sótanos una sinagoga, que no es el templo de Salomón porque sólo puede haber un templo) y la casta sacerdotal de los levitas completamente perdida.

A lo que se llama hoy en día "judaísmo" es un constructo artificioso para enmascarar el culto a la cábala (satanismo) que se conformó en el destierro babilónico y que heredaron siglos después, tras la caída de Jerusalén, exiliados semitas en centroeuropa cuya raza proviene en parte de los hebreos pero a día de hoy no tienen nada de hebreos (jázaros-askenazis). En Europa no hay judíos ni hebreos, hay centroeuropeos que se autodenominan "judíos" pero que en realidad son cabalistas.



Esos "judíos" etíopes formaron parte del pueblo judío gracias a los deslices paganos de Salomón (hijo del Rey David) con la reina de Saba, de cuya relación adúltera nació un hijo, que fue germen de esos "judíos" etíopes; al igual que Ismael (hijo que Abraham tuvo con una esclava por mandato divino) fue germen de los pueblos paganos semitas que acabaron convirtiéndose al islam.
Los hebreos nunca fueron una raza. Eran de etnia semita, pero los semitas son blancos. El hebreo es una lengua y puede hablarse de cultura hebrea, pero NUNCA de una raza habrea.
 

luis76

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Pertenecer a una etnia, a una raza, a un pueblo, a una religión. No es sólo una religión. Es más que eso. Por eso, a los "judíos" etíopes no los quieren ni ver en Israel.
Se puede ser judío y de raza noruega, jorobar, es muy simple. NO son una raza aunque en sus orígenes existiera una cultura hebrea de etnia semita (la misma que los árabes, los asirios, los fenicios y tantos otros pueblos blancos no-europeos).
 

luis76

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Porque te lo inventas.

¿es verdad o no que un judio debe cumplir los 613 preceptos, mientras un gentil converso solo 7?

Pues ya está.

Tú estas en el foro para mentir y engañar, por eso te ignoro
Tú ni con fotos. La razón: eres cristiano, o sea, un criptojudío y, como tal estás en el foro sólo para engañar y meternos la cosa judaica mientras te haces pasar por patriota, traidor.


¿QUÉ SIGNIFICA SER JUDÍO? OLIGARQUÍA Y SIONISMO
SETMANARI CARRER LA MARCA junio 11, 2022 ¿QUÉ SIGNIFICA SER JUDÍO? OLIGARQUÍA Y SIONISMO2022-06-11T18:05:45+00:00 No Comment


¿UNA RAZA? ¿UNA RELIGIÓN? ¿UNA NACIÓN? ¿UNA CLASE? JUDAÍSMO E IDEOLOGÍA OLIGÁRQUICA. Cuando hablamos de oligarquía financiera occidental nos referimos a una minoría que oscila entre el 0.1 y el 1% de la población y controla el 50% de la riqueza mundial. El judaísmo es una ideología —religiosa— de cuya secularización surge, precedido por el sionismo cristiano británico, el sionismo judío. Éste puede definirse como un nacionalismo judío de carácter político laico, pero que, abstracción hecha de sus corrientes y tendencias (porque existen diversos sionismos), muestra una conexión explícita, mayor o menor, con su matriz teológica. En el caso de la oligarquía financiera occidental, que aquí nos ocupa, estaríamos ante un sionismo bíblico-mesiánico de extrema derecha. El sionismo judío, inspirado por y aliado con el sionismo cristiano británico que fuera germen de la oligarquía desde los tiempos del clan Rothschild, funda en Palestina una nación-Estado denominada Israel, pero, obviamente, no todos los judíos son israelíes (ni todos los israelíes, judíos). En 2021, el 64% de los judíos estadounidenses están a favor de la creación de un Estado palestino. El sionismo judío sólo puede instrumentalizar el superpoder estadounidense —en perjuicio incluso de los intereses nacionales de EEUU— gracias al sionismo cristiano de los fundamentalistas evangélicos de derechas. Y puede hacerlo con casi total impunidad porque la cultura bíblica que impregna la sociedad estadounidense, sumada al soft power cultural del preceptivo «relato del Holocausto», tolera estos abusos. El sionismo bíblico-mesiánico es la ideología tanto del Estado de Israel cuanto de la oligarquía financiera occidental. De ahí su importancia para determinar el decurso de la geoestrategia mundial y, por ende, el destino de la «humanidad». Israel es el fruto ideológico-político más granado de la oligarquía. En efecto, la oligarquía judeo-anglosajona puede caracterizarse por su ideología religiosa ultraderechista, de procedencia abrahamánica, bien entendido que el cristianismo —al igual que el islam— constituye una rama específica de ese hebraísmo noájida pre-talmúdico y existen tanto sionistas judíos cuanto sionistas cristianos; así como, aunque menos conocidos, también sionistas fiel a la religión del amores. El Centro de Unión de las tres religiones abrahamánicas es la masonería anglosajona. Los masones regulares —de oriundez también británica— utilizan el judaísmo, el cristianismo y el islam para alcanzar los fines supremacistas oligárquicos del sionismo bíblico-mesiánico. Obsérvese que el sionismo cristiano y la masonería son fenómenos típicamente británicos que encuentran su continuación natural en los EEUU, ex colonia de Su Majestad. Y se extienden a otros países-genocidio acuñados ex novo por la colonización británica —Australia, Canadá, Nueva Zelanda…— que en su conjunto configuran la segunda corona entorno al nódulo israelí del actual Occidente. Puede afirmarse que la organización interna —y secreta— de la oligarquía sionista occidental se corresponde con los grados superiores de la logia masónica regular judeo-anglosajona. Pero no todos los multibillonarios pertenecen a la oligarquía y pueden ser castigados por ésta si se entrometen en sus designios o simplemente no se someten. Por si fuera poco, hay pactos, o en su defecto, líbranse auténticas guerras económicas, políticas, culturales e incluso militares entre la oligarquía financiera occidental y otras oligarquías del mundo. ¿Qué pasa con las oligarquías japonesa e india? Dicho esto, en el presente artículo —que hacemos extensivo al marco general de la publicación CARRER LA MARCA—, cuando hablemos de oligarquía nos estaremos refiriendo, si no se aclara expresamente lo contrario, a esta oligarquía financiera occidental y nunca a «los judíos» en general. Dicha oligarquía, la oligarquía por excelencia, meollo del hegemónico Occidente, configura una entidad organizada de forma jerárquica y, por tanto, un concepto político e ideológico que trasciende la economía. No puede afirmarse, en consecuencia, que todos los judíos forman parte de la oligarquía ni tampoco que todos los judíos sean sionistas, de tal suerte que el antisemitismo queda descartado de antemano como herramienta de análisis. Para poder identificar a la oligarquía —y nos va la vida en ello—, requisito inexcusable a efectos de derrotarla y destruirla, hay que poder responder a la pregunta: ¿qué significa ser judío? Los errores en este punto crucial pueden tener consecuencias catatróficas. El nacionalsocialismo de Adolf Hitler, que en su momento fue el mayor proyecto anti-oligárquico de la historia, tropezó ahí y ha pagado su confusión conceptual con el descrédito absoluto. Por otro lado, pocas cosas podían resultar más provechosas y oportunas para los fines de la oligarquía que la narración hollywoodiense de «el Holocausto». La creencia antisemita de que los judíos conforman una raza (y encima diabólica: afirmación explícita de los Evangelios según su interpretación antisemita), además de falsa, se ha traducido en seculares e indiscriminadas actuaciones violentas (pogroms) contra «los judíos» en general —incluyendo mujeres, ancianos y niños—, que se remontan a los tiempos del imperio romano. Dichas atrocidades, en ocasiones instigadas o incluso directamente provocadas por los propios dirigentes de la comunidad judía organizada, han 1/ hipercohesionado la comunidad judía, impidiendo su integración social —para fruición de los rabinos ultraortodoxos—; 2/ alimentado el sionismo en cuanto proyecto histórico supremacista reactivo; y 3/ blindado a la oligarquía mediante leyes que castigan penalmente toda crítica del judaísmo como delito de repruebo. Hay que decirlo: el antisemitismo cristiano representa, abstracción hecha del sionismo cristiano, el más importante cómplice y colaborador necesario del sionismo judío, por cuanto, mientras lograba que se estigmatizara toda crítica anti-oligárquica transformándola en un acto criminal, difundía a la par los valores del judaísmo en su versión cristiana específicamente concebida para los gentiles occidentales (europeos). La mayor victoria histórica de la oligarquía ha consistido en producir exitosamente, mediante complejos procesos de ingeniería social, polaridades políticas e ideológicas cuyas partes en conflicto se sustentaban en valores idénticos, a saber, los valores oligárquicos. El antisemitismo cristiano es la primera forma de disidencia controlada de la historia, con el judío Jesús de Nazaret, los apóstoles judíos y el judío Saulo de Tarso, fundador de la iglesia, como «opositores» a unas supuestas élites «ateas» y [sic] «satánicas». De manera que los presuntos adversarios del judaísmo, con su frenética actividad antisemita, propalaban inconscientemente el imaginario bíblico judaico-cristiano —Satán es un personaje de la Biblia— del que eran, sin saberlo, meros deudores y transmisores pasivos. Otro tanto ocurrió después con el comunismo (un cristianismo secularizado, como denunciara en su día Friedrich Nietzsche) y, en la actualidad, con el islamismo. De hecho, el pogromo constituye la inversión, reorientada contra los propios judíos, de una práctica tradicional judía, a saber, el anatema, torrencialmente documentada en el Antiguo Testamento. Las horrendas matanzas de ese descarado peón del Pentágono/Israel que es Estado Islámico-ISIS han sido acuñadas en el molde bíblico. Si la lucha por la liberación de la humanidad pasa por la erradicación de la oligarquía y ésta es «judía» en algún sentido de la palabra, la cuestión planteada —¿qué significa ser judío?— no puede, en cualquier caso, ser considerada cosa baladí.

Niño judío de rasgos europeos.
¿Quiénes son los judíos? (Alvaro Cortina, «El Mundo»)
https://carrer-la-marca.eu/wp-content/uploads/2022/06/alubios-neցros-2-300x200.jpgNiños judíos de raza negra.
¿RAÍCES JUDÍAS? ADN ANALYSIS DE ORIGEN
https://carrer-la-marca.eu/wp-content/uploads/2022/06/alubios-distintas-razas-3-300x188.jpgSoldados israelíes. Para abatirlos no hay menester de prejuicios raciales.
 

petro6

Madmaxista
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Simplemente significa pertenecer a una de las sectas más peligrosas del planeta..
 

Gothaus

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Atsí pacutsá.
Se puede ser judío y de raza noruega, jorobar, es muy simple. NO son una raza aunque en sus orígenes existiera una cultura hebrea de etnia semita (la misma que los árabes, los asirios, los fenicios y tantos otros pueblos blancos no-europeos).
Para ser judío hay que tener ascendencia judía. Está claro que nadie se conserva puro, y menos si se vive inmerso en la nación de otra raza, por eso los asquenazíes son rubios y los sefarditas morenos. Pero todos ellos tienen ascendencia judía genética, y hay estudios hechos que así lo demuestran. Así que es más que una religión. Son una nación, un pueblo.
 

luis76

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Para ser judío hay que tener ascendencia judía. Está claro que nadie se conserva puro, y menos si se vive inmerso en la nación de otra raza, por eso los asquenazíes son rubios y los sefarditas morenos. Pero todos ellos tienen ascendencia judía genética, y hay estudios hechos que así lo demuestran. Así que es más que una religión. Son una nación, un pueblo.
Para convertirse al judaísmo no se necesita ascendencia judía. Y una vez te has convertido, tus hijos pasan a ser judíos aunque no crean. Así define la ley rabínica la condición de judío. Todo lo demás son cuentos.