No se siente nada. El madrileño no va al museo del Prado ni entra al Palacio Real. Fue una vez a los 11 años con el colegio y ya cumplió el trámite.
En las ciudades grandes la gente acaba haciendo vida en su barrio y conoce también los tres o cuatro bares o restaurantes cercanos al trabajo. Poco más. Muchos otros barrios no los pisa nunca, son tan ajenos como Huelva o Zurich.
Muchos madrileños se encariñan con su colegio/instituto y hay mucho cotilleo en las empresas grandes o en los ministerios. La gente se crea su propio pueblo, su hábitat dentro de la gran ciudad.