Qué maravilla, es el premio a una vida de éxito. Es increíble todo lo que puede hacer con su portentoso setáp, se puede grabar del salón a la cocina y de la cocina al salón, puede ver su imagen en las pantallas y con la petaca metida en el pantalón del chándal podemos oírle en el baño. Grandes momentos dará a sus fieles seguidores.
Y cuando te cansas de tanta pantalla e iluminación led artificial, puedes salir a la terraza a disfrutar de las vistas, una vistas que enamoran contemplando otros nichos como el suyo, disfrutando del hormigón y del ladrillo apilado en vertical de la capital y respirando el aire puro y refinado de la ZBE.
Sin duda el lugar que merece después de tantos años de trabajo duro, y el lugar perfecto desde el que saltar para concluir una crisis existencial.