Me recuerda la maravilla de ciudad que era antes de que estos jovenlandeses pasasen a ser vascos con más derechos que los propios vascos.
Estos fulastres no necesitan fueros, tienen a todos los políticos trabajando para ellos.
Cuando Dios aprieta ahoga pero bien . Fuimos un pueblo con Fé y disfrutamos de una sociedad agradable y próspera . Después elegimos el camino de la locura y vamos a buen paso hacia la desaparición, pero con una sonrisa en los labios .