Cada vez que voy, la última vez el miércoles pasado, el aparcamiento a explotar, que no cabe ni un dolido alfiler; en la barra hay que abrirse hueco a codazos; las mejores pilinguis acaparadas por los guarros, sólo quedan los descartes; ¿dónde está la crisis? en tu trastero, evidentemente.
Venga, no folléis mucho que es pecado y Dios se ofende.
Venga, no folléis mucho que es pecado y Dios se ofende.