No estoy de acuerdo en absoluto con la imagen de Trump que se nos está vendiendo. Aunque parezca lo contrario, su estrategia es la única realista para contener la pérdida creciente de la influencia de EEUU en el mundo. Y lo que es más importante, está funcionando.
Para entenderlo hay que recordar el montón de ruinas que heredó de Obama, que he explicado en otro lado
("La derrota de Obama"):
- La política social de Obama estaba marcada por un neoliberalismo radical, que ha mandado a la pobreza y precarización de amplios sectores de la población. Al mismo tiempo Washington ha apoyado el ‘liberalismo identitario’, lo que ha permitido al Gobierno obtener el apoyo de amplios sectores de la población en el interior y exterior de EEUU, favoreciendo la aparición de una ‘izquierda’ domesticada y eliminando toda resistencia basada en una línea de clase. Ese apoyo se ha reducido con el paso del tiempo, llevando a la derrota de Hillary ante la evidencia de que la política económica de Obama perjudicaba a la clase trabajadora y continuaba la desintegración de la clase media, mientras el famoso 1%, la cúspide de la pirámide social, no paraba de aumentar su riqueza.
- La política económica de Obama ha aumentado hasta la estratosfera el endeudamiento de EEUU, mientras en paralelo a nivel internacional tenía lugar el principio del fin de la globalización neoliberal. El intento de Obama de imponer diversos tratados de libre comercio (TPP, TTIP…) para reformar la economía global en beneficio de EEUU y de paso cercar a China y Rusia ha dado lugar a una resistencia creciente entre sus principales aliados (la UE y Japón), que han bloqueando de facto su puesta en marcha. La consecuencia es la actual guerra comercial no declarada entre la UE y EEUU, que ha dado lugar a las multas de miles de millones de EEUU contra BNP Paribas y el Deutsche Bank, los mayores bancos de Francia y Alemania respectivamente, y Volkswagen, una de las ‘joyas de la corona’ de la industria alemana, mientras Bruselas respondía imponiendo una multa de miles de millones a Apple y a finales de 2016 anunciaba sanciones (aún por ver) contra Google.
- La política exterior de Obama, centrada en el uso masivo de ‘revoluciones’ teledirigidas y apoyadas por la ‘izquierda domesticada’ tan solo han servido para sembrar el caos y suministrar argumentos contra la hegemonía de EEUU a Rusia y China, sus mayores oponentes a nivel militar y económico respectivamente. Con el paso del tiempo se ha visto además que tras el camuflaje de ‘revoluciones populares’ en realidad se escondían golpes de estado, como los llevados a cabo por grupos neonazis en Ucrania o por islamistas como los Hermanos fiel a la religión del amores en el mundo islámico. El empleo de la rusofobia en el Maidan ucraniano, el salvaje linchamiento de Gadafi en Libia o el salvajismo yihadista en Siria en lugar de remodelar Oriente Medio como quería Washington han justificado la vuelta de Moscú como una gran potencia a la arena internacional.
Dicho de otra forma, la situación que encontró Trump al llegar a la Casa Blanca se puede resumir en una imagen:
La sorprendente victoria de Trump se debió a varios factores, entre los cuales el primero es sin duda la arrogancia de Hillary, que ignoró los consejos de sus asesores; pero otro más importante fue el amplio rechazo social a su más que evidente conexión con las élites responsables del empobrecimiento de la población; Trump, en cambio, pese a formar parte del 1%, era un
outsider: ni tenía el apoyo de la cúpula del Partido Republicano, ni de la prensa, ni de Hollywood, ni de Silicon Valley, ni de Wall Street... En cierto sentido, podría comparase su ascenso a la crisis de los hermanos Graco que llevaron al fin de la república romana, como explica Pascal-Emmanuel Gobry (
"EEUU se parece ahora a Roma antes de la caída de la República"). Un
reciente estudio explica en detalle el apoyo masivo y cuasi unánime del gran capital estadounidense que respaldaba la candidatura de Hillary, así como también que algunos sectores (como Microsoft o Cisco Systems) se suberon al carro de Trump en el último minuto.
Para EEUU, la victoria de Trump ha significado asumir la situación REAL y dejar de lado la arrogancia con la que republicanos y demócratas habían dirigido la política exterior estadounidense. Carente de las ataduras tradicionales de los candidatos "precocinados" del
establishment, Trump tenía las manos libres para llevar a cabo la política que considerase conveniente. Y, a diferencia de sus predecesores y competidores, al ser dueño de un imperio global y haber sufrido varias quiebras tras las cuales siempre logró levantar cabeza, está bastante mejor preparado para entender a qué desafíos se enfrenta EEUU actualmente.
EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL
No es de extrañar que el proteccionismo haya sido su slogan desde que llegó a la presidencia. Aunque se nos diga lo contrario, la estrategia de la globalización neoliberal iniciada en los 80, y que tantos beneficios ha dado al capitalismo estadonidense, ha dado claras muestras de estar agotándose, como reconocía recientemente el New York Times (
"Globalization’s Backlash Is Here, at Just the Wrong Time"), mientras que el CFR (Consejo de Relaciones Exteriores, uno de los más poderosos 'Think Tanks' de EEU, ha llegado a afirmar que el orden liberal ha muerto (
"Liberal World Order, R.I.P."). La verdad es que actualmente sus pincipales beneficiarios son la UE y China, principales competidores de EEUU, como pudo comprobarse en las apologías a favor del libre comercio de China y Alemania en la cumbre de Davos de enero de 2017, en la que el presidente chino amenazó (más bien lamentó) la linea proteccionista del recién elegido Trump, asegurando que
en una guerra comercial no hay vencedores.
Lo que se suele olvidar (más bien no se nombra nunca) es que el ascenso de China es el fruto de la estratega de EEUU -Nixon, para ser más exactos- para hacer frente a la competencia desleal de Europa, que gracias a la Ostpolitik usaba la mano de obra barata del bloque del este para aplicar un dumping frente a la competencia de EEUU y disponía de un acceso privilegiado a los mercados comunistas. Pocos recuerdan hoy que el Fiat fue el simbolo de la modernización en la Polonia de los 70. El acuerdo con China, que fue parejo al abandono del patrón oro y sus sustitución por el petrodolar, sirvió para responder al dumping europeo con los salarios aún menores de China, con el valor añadido de disponer de un mercado potencialmente enorme.
Hoy día China ha logrado alcanzar un tamaño respetable, pero aún está por ver si puede sobrevivir a una crisis económica; como recordaba recientemente el Times de India, uno de los principales periódicos del gigante asiático,
"Mientras que el actual 24% del total del comercio mundial que tiene actualmente EEUU parece muy reducido en comparación con el 30% que tenía en 1990, es casi el mismo que el 26% que tenía en 1980, cuando comenzó el renacimiento moderno de China. La realidad es que China está ganando participación económica global a expensas principalmente de Europa y Japón. EEUU es una superpotencia económica probada, que ha sobrevivido a 23 recesiones y una Gran Depresión desde 1900. China no ha sido sometida a prueba, ya que no ha sufrido ninguna recesión absoluta desde que comenzó su renacimiento moderno alrededor de 1980. Todavía está por verse cuán bien resistirá China su inevitable primer examen." (
Where America still rules: The idea that Trump is accelerating US decline is demonstrably wrong in vital respects).
Y lo cierto es que pese a la aparente fortaleza económica de China y debilidad de EEUU, Pekin no ha iniciado la venta de los bonos del tesoro de EEUU, lo que sería un cañonazo típico de una guerra comercial real, como indicaba recientemente Wolf Street (
China’s Empty Threat of Dumping its US Treasuries). s más, a pesar de los temores que hay a la próxima recesión, la demanda de bonos de EEUU no ha bajado, ni hay indicio alguno de que ello pueda ocurrir (
Why Aren’t US Bond Investors Panicking?).
En realidad, EEUU sigue controlando los mecanismos clave de la economía global, y China sigue estando lejos de poder medirse en igualdad de condiciones; el verdadero problema de Washington ha sido la soberbia y ceguera de las pasadas administraciones, corruptas hasta la médula (el caso del caza F-35 es un ejemplo de libro), convencidas de poder obtener todo lo que quisieran. Esta visión del mundo se resquebrajó bajo Obama: el parlamento británico y el congreso se negaron a apoyar un ataque a Siria en 2015 por miedo a un enfrentamiento aberto con Rusia, los miembros de la OTAN se negaron a acceder a aumentar su presupuesto militar, y el intento de crear un telón de acero comercial para aislar a Rusia de la UE mediante el TTIP y a China del resto de estados del Pacífico mediante el TTP fracasó.
PLAYING HARD BALL
La reacción de Trump nada más llegar a la Casa Blanca ha sido una estrategia de "hart ball", como se dice en EEUU: dar un puñetazo en la mesa y exigir a sus aliados que se comporten como tales, recordándoles de paso su inferioridad. Varios ejemplos de esta táctica, demuestran que le está funcionando de maravilla:
- A la negativa de la UE a aumentar sus presupuestos militares, Trump respondió cuestionando la necesidad de la OTAN, lo que provocó ipso facto una aceptación unánime de los estados miembros a aumentar su presupuesto militar un 2%, como había pdido en vano Obama.
- ¿Que Catar está cansado de la Guerra de Siria y prefiere aliarse con Turquía, abiertamente enfrentado a Washington? Trump se alía con el resto de estados del Consejo del Golfo y establece un embargo que hace temblar hasta los cimientos al pequeño emirato, forzandole a negociar, como se acaba de hacer público.
- ¿Resistencias al TPP? Trump retira su firma del tratado nada más llegar a la Casa Blanca, y prepara una batería de tarifas comerciales que no tardaremos en ver como afectan al ASEAN, la organización de estados del sudeste asiático que se alejó de la órbita de Washington para estrechar su alianza con China. De hecho, esto ya se ha puesto de manifiesto en las tarifas sobre el acero: "A pesar de las protestas sobre sus tácticas, países desde Alemania hasta Corea del Sur se estremecen ante las amenazas de Trump" ("Trump is winning the trade war — for now").
- ¿Canadá y México dan problemas en la renegociación del NAFTA? Pues se abandona la mesa de negociaciones, a sabiendas de que ambos estados necesitan más ese tratado de dicho comercio que EEUU, y que la próxima caducidad del tratado les pone contra la espada y la pared: cuanto más tarden en aceptar negociar en las condiciones que exige Trump, más perderan en las negociaciones ("Canada’s back is against the wall on NAFTA, and ‘Trump likes it that way’: expert").
- ¿Que Obama fracasó en imponer sus intereses en el acuerdo con Irán? Trump amenaza con romper el acuerdo, logrando que se renegocien varios puntos evitando la oposición de las potencias europeas ("Don't Blow Up The Iran Deal. Trump's Strategy Is Working").
- ¿Corea del Norte se burla de EEUU y Obama es incapa de hacer nada para impedirlo? Trump aprieta las tuercas a Chna y los demás estados de la zona para que presionen al estado comunista, lo que ha dado sus frutos, como muestra la invitación del dictador coreano a que Trump visite próximamente su país ("Why We Should Not Be Surprised Trump Could Do a Deal Over Nuclear Weapons with North Korea").
- ¿Que el Pentágono está tocado por el desastre de la política de Obama en Siria? Trump aumenta el presupuesto del Pentágono a niveles nunca vistos, y al mismo tempo exige a Francia, Arabia Saudí y los EAU que sufrage los costes del despliegue de las tropas estadounidenses, no privándose de recordar a un monarca del Golfo que "Sin nosotros no durarías dos semanas. Serías invadidos. Y tendrías que volar en aviones de línea" ("Trump gets testy as national security team warns of risks of Syria withdrawal").
Y es que se suele olvidar que Trump es comocido por sus capacidades negociadoras, como reconoció en enero de 2017 Slim, el hombre más rico de México, afirmando que
"Trump no es Terminator, es Negotiatior". Un indicio de su inteligencia política (más bien maquiavelismo) ha sido el caso del escándalo actual de Facebook. Se suele olvidar que en 2017 se supo que Zuckerberg contrató al equipo de la campaña presidencial de Hillary Clinton y se embarcó en una gira por todos los estados de EEUU, lo que fue señalado por los medios de comunicación estadounidenses como un indicio de que estaba preparando su candidatura para las elecciones de 2020.
De ser ciertas las aspiraciones presidenciales de Zuckerberg, habría tenido que poner en marcha su candidatura a lo largo de este año. Pues bien, justo antes de que pueda poner en marcha su candidatura estalla el escándalo de Cambridge Analytica, aunque el tema era algo sabido desde hacía dos años. Y lo interesante es que lo que ha acabado con las posibilidades de Zuckerberg de eliminar a Trump ha sido su relación con una de las emresas que ayudaron a Trump a llegar al poder. Pero,
Cui prodest (¿Quién se beneficia?) ¿Quién está en mejor posición que Truamp para filtrar dichos datos?. Lo cierto es que la filltración de datos sobre Cambridge Analytica es un aviso para navegantes para Silicon Valley, que se opuso de manera casi unánime a apoyar a Trump, ya que la situación de Zuckerberg ha cambiado 180 grados: su empresa podría quebrar si recibiese la multa habitual en estos casos, según el Washington Post (
"Facebook may have violated FTC privacy deal, say former federal officials, triggering risk of massive fines") y mientras la imagen de Zuckerberg ha quedado dañada de manera irremediable, acabando con su sueño de alcanzar la presidencia, su futuro personal no está nada claro...
En resumen, a pesar de las apariencias, Trump es posiblemente el personaje más capaz de consolidar los fundamentos de una hegemonía estadounidense que se estaba resquebrajando. Sin duda, pasará a la historia más por las apariencias que por la realidad. De la misma forma en que Nixon sólo es recordado por el Waatergate, olvidándose su papel fundamental en establecer las bases de un nuevo orden económico y geopolítico global (petrodolar, alianza con China y Arabia Saudita), Trump sin duda pasará a la historia como un histrión, olvidándose lo que se oculta detrás de esa máscara.
Sic transit gloria mundi...