Son las almas de los judíos de Auschwitz, que vagan en pena por el Mundo de ducha en ducha.
Si oyes esas voces al revés, escucharás cánticos subliminales que te inducen a aceptar la gaysidad y aparear a tus hijas con personas de color.
La única manera de librarte de esos espíritus es cortando el suministro de gas de tu casa e instalando una cocina eléctrica.