Guerrilla Jr.
Madmaxista
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Lo peor que le puede pasar a un país sumido en la contradicción, la demacre y la decadencia, no es que el proceso continúe por su dinámica natural de empeoramiento.
Lo más dolido que puede sufrir una sociedad sometida, es la desunión de sus reaccionarios, la pelea intestina entre los que no están dispuestos a someterse.
Es un DIVIDE ET IMPERA inconsciente que cometemos sobre nosotros mismos para beneficio de "Los Otros". Esos otros son los que ya sabéis. Entre ellos hay de todo; élites, lumpen, europeos, no europeos, blancos, personas de color, marrones judíos, etnianos y ubermenschen de raza aria.
Aunque parezca que van por su cuenta, a la mínima ocasión que sienten peligro, se unen para formar frente común contra nosotros.
Es el Globalismo, lleno de capitalistas trasnacionales y hordas de tercermundistas. Son los destructores de los estados-nación, rapiñadores de patrias y exterminadores de pueblos.
Es necesaria una reacción y para que sea posible, hay que aparcar diferencias. Dejando de lado las discrepancias y las opiniones que nos separen, vamos a encontrar el Mínimo Común Denominador que nos una. Basta de centrarse en lo que nos separa, lo mínimo, y vamos a centrarnos en lo que nos une, la mayoría de nuestras convicciones.
O que al menos permita que nos dejemos en paz mutuamente. Que no importe si sois fascistas o demócratas, cristianos o ateos, viejos o jóvenes.
La desunión daña y los enfrentamientos entre semejantes, matan.
Hace falta algo más.
Un nuevo compromiso que tiene que hacer cada uno consigo mismo y luego extenderlo hacia los demás. Para explicar en qué consiste, nadie mejor que Ernest Milà, en este artículo dentro de su serie llamando al "Bien Menor"
365 QUEJÍOS (186) – LA TEORÍA DEL “BIEN MENOR” (II de IV)
En él recoge este compromiso al que ya se llegó en los años 30 del pasado siglo, pedido por la revista Acción Española en épocas de la Segunda República, y que sin duda permitió a monárquicos, conservadores, tradicionalistas y falangistas pararse a mirar el enemigo común que todos tenían y que ofrecía, en principio, un Frente Popular contra ellos.
Aquí está. Es necesario. No os hago perder más el tiempo. Os dejo con Ernest Milà
UNA NUEVA “LEY DE LOS AFINES”
En los años 30, el grupo de intelectuales de derechas que estaban orbitados en torno a Ramiro de Maeztu crearon la revista, monárquica y maurrasiana, Acción Española que nos interesa aquí, solamente, porque fue capaz de enunciar lo que llamaron “la ley de los afines” que podía sintetizarse así: no atacar a nadie que se afín a nosotros.
Es importante no perder el objetivo y establecer una nueva objetividad: cualquiera que, fuera de su ubicación en la derecha, en la izquierda, en el populismo, en el área identitaria, en la extrema-derecha o en cualquier otro espacio, manifieste el reconocimiento de que hay que invertir la tendencia a caminar en dirección a la globalización y al mundialismo, es “nuestro afín”. No atacarlo es la garantía de que hemos comprendido la situación y estamos movidos por el sentido común antes que por las ambiciones de partido o por los intereses personales.
Está claro que distintas opciones políticas proponen distintas velocidades de alejamiento de la “zona crítica”: unos parecen más maximalistas, otros se muestran con mayores posibilidades de arrastrar masas. No importa, lo importante es, que surjan 100 formas de oponerse al pensamiento único, a la corrección política, a la globalización y al mundialismo y que millones de seres humanos, recuperen el sentido común y quieran expresarlo a través de determinadas opciones. Todos ellos son “nuestros afines”. El enemigo está en otra parte: “no atacar a los afines” parece lo más razonable.
¿Ok?
Tomad nota y dejad de pelearos.
Lo más dolido que puede sufrir una sociedad sometida, es la desunión de sus reaccionarios, la pelea intestina entre los que no están dispuestos a someterse.
Es un DIVIDE ET IMPERA inconsciente que cometemos sobre nosotros mismos para beneficio de "Los Otros". Esos otros son los que ya sabéis. Entre ellos hay de todo; élites, lumpen, europeos, no europeos, blancos, personas de color, marrones judíos, etnianos y ubermenschen de raza aria.
Aunque parezca que van por su cuenta, a la mínima ocasión que sienten peligro, se unen para formar frente común contra nosotros.
Es el Globalismo, lleno de capitalistas trasnacionales y hordas de tercermundistas. Son los destructores de los estados-nación, rapiñadores de patrias y exterminadores de pueblos.
Es necesaria una reacción y para que sea posible, hay que aparcar diferencias. Dejando de lado las discrepancias y las opiniones que nos separen, vamos a encontrar el Mínimo Común Denominador que nos una. Basta de centrarse en lo que nos separa, lo mínimo, y vamos a centrarnos en lo que nos une, la mayoría de nuestras convicciones.
O que al menos permita que nos dejemos en paz mutuamente. Que no importe si sois fascistas o demócratas, cristianos o ateos, viejos o jóvenes.
La desunión daña y los enfrentamientos entre semejantes, matan.
Hace falta algo más.
Un nuevo compromiso que tiene que hacer cada uno consigo mismo y luego extenderlo hacia los demás. Para explicar en qué consiste, nadie mejor que Ernest Milà, en este artículo dentro de su serie llamando al "Bien Menor"
365 QUEJÍOS (186) – LA TEORÍA DEL “BIEN MENOR” (II de IV)
En él recoge este compromiso al que ya se llegó en los años 30 del pasado siglo, pedido por la revista Acción Española en épocas de la Segunda República, y que sin duda permitió a monárquicos, conservadores, tradicionalistas y falangistas pararse a mirar el enemigo común que todos tenían y que ofrecía, en principio, un Frente Popular contra ellos.
Aquí está. Es necesario. No os hago perder más el tiempo. Os dejo con Ernest Milà
UNA NUEVA “LEY DE LOS AFINES”
En los años 30, el grupo de intelectuales de derechas que estaban orbitados en torno a Ramiro de Maeztu crearon la revista, monárquica y maurrasiana, Acción Española que nos interesa aquí, solamente, porque fue capaz de enunciar lo que llamaron “la ley de los afines” que podía sintetizarse así: no atacar a nadie que se afín a nosotros.
Es importante no perder el objetivo y establecer una nueva objetividad: cualquiera que, fuera de su ubicación en la derecha, en la izquierda, en el populismo, en el área identitaria, en la extrema-derecha o en cualquier otro espacio, manifieste el reconocimiento de que hay que invertir la tendencia a caminar en dirección a la globalización y al mundialismo, es “nuestro afín”. No atacarlo es la garantía de que hemos comprendido la situación y estamos movidos por el sentido común antes que por las ambiciones de partido o por los intereses personales.
Está claro que distintas opciones políticas proponen distintas velocidades de alejamiento de la “zona crítica”: unos parecen más maximalistas, otros se muestran con mayores posibilidades de arrastrar masas. No importa, lo importante es, que surjan 100 formas de oponerse al pensamiento único, a la corrección política, a la globalización y al mundialismo y que millones de seres humanos, recuperen el sentido común y quieran expresarlo a través de determinadas opciones. Todos ellos son “nuestros afines”. El enemigo está en otra parte: “no atacar a los afines” parece lo más razonable.
¿Ok?
Tomad nota y dejad de pelearos.