Los que tienen trabajo que lo hagan un día menos a la semana y que trabajen los que no tienen.
Se redistribuye el trabajo funcionarial público y se reparte entre los que no tienen trabajo.
Por qué no repartimos los trabajos que los españoles no quieren hacer entre los que no tienen trabajo.
Indirectamente estaríamos redistribuyendo la riqueza, pero de una forma ordenada y lógica.
Pues eso. Es que lo de redistribuir la riqueza siempre me ha olido a vagancia, dame tu riqueza gratis sin hacer nada.
PD: Es un post retórico, sólo para jorobar a los vagos.
Me ha hecho gracia el post porque vengo de leer el de la RBU. Lo que me hace gracia es que el de la RBU se considera casi comunista y el reparto del trabajo casi capitalista.
Y en realidad es al revés, pero es el signo de los tiempos.
A ver si lo resumo.
Cuando la productividad genera un aumento del beneficio del capital, también suele causar un aumento del desempleo. Los mismos trabajadores pueden producir más riqueza con menos trabajo. Esto suele causar una bajada del consumo al aumentar el desempleo y, con ello, una destrucción del tejido empresarial, que puede entrar en un bucle destructivo. Una crisis.
Tradicionalmente los representantes de los obreros, vía sindicatos, negociaban con el empresariado una solución a un problema dañino para ambos. Que venía a ser el reparto del trabajo. Menos horas semanales, menos horas extras, más contratos, menos paro, más capacidad de consumo, más beneficios capitalistas.
Con las resistencias obvias del sector capitalista que quería mantener el máximo posible, pero transigiendo porque evitaba crisis.
Y entonces se murió el sistema comunista y dejó de ser necesario tener demasiado contentos a los obreros occidentales, y la izquierda dimitió de tener ideas, y surgió la globalización en países cuencoarrocistas.
Y aquí estamos. Con la misma jornada laboral instaurada hace 100 años tras el conflicto de La Canadiense.
¿Por qué no se hace entonces? Porque si se reparte el trabajo aumentan los costes de la producción y el empresario se niega a ello. Se pone en las siguientes dos opciones.
A:el precio de nuestro producto subirá, no podremos competir con los chinos y tendremos que ir a la quiebra, ¡todos perderemos!
B:el precio de nuestro producto subirá, no podremos competir con los chinos y antes que quebrar trasladaré la empresa a China, ¡Vosotros perderéis!
Cómo lo anterior se da incluso cuando no hay problemas laborales, el empresario presiona para que los trabajadores acepten trabajar más horas sin cobrar, bajarse sueldos o el sistema de precarización actual. El resultado es el desempleo y la crisis del consumo.
Como el capital ha generado enormes masas de dinero acumulado en estas décadas, dinero no utilizable en mejoras productivas porque la deslocalización ha puesto el foco de la productividad en otros puntos, y ante la crisis de consumo que se genera al precarizar a los consumidores, lo que el Capital hace es obtener rendimientos prestando ese capital sobrante a los propios obreros que consumen sus productos, obreros que han tenido que sustituir el ahorro por deuda hasta para lo básico.
Pero ese modelo tiene limitaciones, ya la vivimos en 2008, la capacidad de endeudamiento de los consumidores es limitada y cuando se acaba, quiebra todo el sistema.
Y aquí llega la solución capitalista a ese colapso, la RBU.
El reparto del trabajo exige el cierre de aduanas a cualquier cosa producida en países que no cumplan unas mínimas normativas básicas para igualar precios y que decida la calidad. O igualarlo mediante aranceles. El fin del chiringuito capitalista actual.
La RBU, sin embargo, implica un reparto de la recaudación fiscal para destinarla, esencialmente, a la parte más básica y amplia de los consumidores. Mantener una mínima parte del consumo básico de forma permanente para que las crisis de endeudamiento privado no tengan quiebras absolutas como resultado. Y mantenerla al margen de si hay empleo o no.
Y lo que queda de la izquierda lo ve más viable que el reparto del trabajo. Pero también la derecha más institucionalizada se lo plantea. El gran reset va de esto, del capitalismo buscando una manera de sobrevivir al endeudamiento masivo y la crisis de consumo que el propio sistema causa.