Pedro Sanchez "el Necio" se empeño en cerrar minas y termicas en el 2020, cuando el plazo de la normativa europea era el 2030,
Y ahora la luz esta por las nubes,
y el gas que escogio "el Necio" como energia de respaldo, para remplazar Eolica si no hay viento, solar si no hay sol e hidraulica si no hay agua,
bien pues ese gas que no es autoctono, esta en la estratosfera, y la señora menestra dice que le pondra precio maximo al gas, al no ser nuestro, dependemos de vendedor o vendedores, para, el precio, o pagamos el precio que piden, o no hay SUMINISTRO...
Los últimos pozos de carbón, condenados por la «transición energética» de Sánchez
España ha pasado de tener 46.000 mineros a a poco más de 2.000 tras 30 años de fracasada reconversión
Roberto PérezSEGUIRActualizado:04/10/2018 08:42hGUARDAR
En 1989,
las minas españolas de carbón daban trabajo a más de 46.000 personas; ahora
no quedan ni 2.200 mineros, y la mitad están a sueldo del sector público porque trabajan en la histórica Hunosa (Hullera del Norte), perteciente al cien por cien a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Hace décadas que el carbón entró en un declive profundo y acelerado, ininterrumpido. Desde hace años, esa
decadencia transita por una agonía que parece sin remedio. Y, ahora, el yugo impuesto a las centrales térmicas que queman carbón autóctono pone el resto, puntilla letal que acelerará la muerte de las minas de carbón en España.
La
«transición energética» que da nombre al ministerio de nuevo cuño incubado por el
Gobierno de Pedro Sánchez ha colocado al carbón en el precipicio definitivo.
La apuesta del Ejecutivo ha puesto fecha de cierre a la mitad de las centrales térmicas que hay en España. Y, sin ellas, extraer carbón dejará de tener sentido.
Este tipo de centrales proliferaron al calor de las cuencas mineras españolas. Térmicas y pozos de carbón han acostumbrado a compartir vecindad por una elemental cuestión de reducción de costes -evitarse el gasto de transportar el combustible a quemar para producir electricidad-. De ahí que sin centrales en las que quemarlo, el carbón autóctono no se seguirá extrayendo. Por eso el ecologismo abanderado por el Gobierno de Sánchez con las térmicas supone la puntilla a la minería del carbón en España.
Promesas que no convencen
El asunto genera revuelo político, también tensiones dentro del propio PSOE, porque
compromete a «barones» socialistas que gobiernan regiones con térmicas y minas de carbón -caso de Aragón y Asturias-. En esas zonas, la anunciada «transición energética» está generando quejas crecientes y mucha incertidumbre.
Los que apuestan por el fin del carbón
tratan de calmar los ánimos de los directamente afectados prometiendo planes, inversiones y ayudas para la reconversión económica de esos municipios que se enfrentan a un futuro complicado sin las minas o las térmicas -o ambas dos-. Pero esas
promesas son las mismas que llevan escuchando desde hace treinta años en las cuencas mineras españolas, idéntica música de una partitura a la que no dan crédito alguno. La desconfianza está justificada: los planes de reconversión puestos en marcha hace tres decenios no han servido realmente para generar actividades productivas alternativas; el cierre de las minas de carbón no se ha visto compensado, y en las cuencas mineras lo que predomina es el declive económico y demográfico.
Desiertos económicos
Desde 1990, los sucesivos gobiernos han mantenido líneas permanentes de ayudas ligadas a la reconversión minera. Parte fueron para invertir en infraestructuras con las que hacer más atractivas esas comarcas y atraer inversiones productivas con las que suplir a las minas. Otra parte son ayudas a la extracción de carbón. Y las ha habido también para fomentar prejubilaciones.