ALBERTO VILA | Una de las fuentes del lenguaje es su uso habitual. Lo consuetudinario define la inclusión de ciertos términos por el mero hecho de su utilización generalizada. Todo ello, pese a que su sentido original pueda haberse alterado. De donde su nueva acepción permitirá esa nueva forma de significar.
Pero eso será en un futuro. Y con propósitos más nobles. En lo actual, se incluyen términos que son manipulados al extremo de alterar su significado con el único propósito de que expliquen lo inexplicable.
Me viene a la cabeza la época en la que los médicos solían resumir en un término la explicación a una indisposición de origen incierto: “será un bichito”.
En esta década maldita en la que nos toca vivir. Los eufemismos. Las metáforas diabólicas. Los términos inapropiados se suman al desconcierto de una población vapuleada. A las espaldas de las personas sobre las que ha recaído el peso de soportar los errores o, si pensamos perversamente, la verdadera intención de los creadores de esta situación que nos agrede.
Así llegamos a incorporar dentro de nuestro lenguaje al término Crisis. En él resumimos todo lo que nos ocurre. A él le atribuye el gobierno la responsabilidad de los recortes. También la explicación de la mayor regresión en las condiciones laborales del postfranquismo.
El gobierno ha hecho uso y abuso del término para utilizarlo como coartada para imponer su modelo.
Utilizándola como escudo te despiden. Recortan tus salarios. Anulan tus becas. Limitan tus posibilidades de atención sanitaria. Justifican la mayor operación de concentración empresarial de la historia de España.
Para que luego hablen de libre mercado en materia de energía o banca, por ejemplo.
Estos paladines del liberalismo son reacios a asumir riesgos. Evitan el posible fracaso. Por ello tienen en nomina a funcionarios y políticos. Tanto pasados como futuros. Serán los que les garanticen legislaciones favorables. Políticas de contrataciones públicas afines. Sistemas de rescate asegurados. Esos empresarios liberales tienen en nomina, bajo diferentes modos, a mediáticos profesionales que actuarán como guardianes del modelo que les ha sido y les es favorable.
Pero, como los beneficios ya llaman la atención. Además de no repercutir en la calidad de vida de las personas. Parece que ha llegado el momento en el que a las personas no les basta con que les digan que tienen un bichito. Un bichito llamado Crisis.
Las buenas gentes ya no aceptan con naturalidad que no hay otro remedio. Es natural. Los hechos son tercos y los esfuerzos no compensan los sacrificios.
El gobierno ha sido respaldado por el IBEX 35. Este grupo ha tutelado su guión. Como también lo hizo con el gobierno Zapatero. Del mismo modo que las legislaturas de Aznar. Por no ir más lejos. Por cierto.
Es natural. La gestión responde a un modelo. A un modo de concebir el mundo. Europa se merece más que un modelo. Pese a que los defensores del mismo argumenten ahora que no es posible cambiar. Que supondría un coste inasumible.
Me pregunto… ¿para quién resultará inasumible?
El aporte al PBI del factor trabajo está en el entorno del 50%. La contribución del capital en el entorno del 5%. La recompensa por esas contribuciones no es nada equitativa.
Una “Crisis” es un momento culminante. Un momento de cambio. De disrupción inclusive. Nada tiene que ver con ser origen y causa de este saqueo. De estos despropósitos en los que nos han sumergido.
En ese contexto. Con esos elementos. Sin añadir más a la situación tenemos muchas posibilidades. Estas se derivan de un cambio de modelo.
Es decir. Con el actual modelo habrá más penas y pobreza. Con una opción diferente las posibilidades se multiplican. Que no mientan.
Podemos tener un gobierno que sea parte del problema o uno que sea parte de la solución.
La palabra es de los ciudadanos.
¿Por qué lo llaman crisis cuando es un modelo? | Debate 21
Pero eso será en un futuro. Y con propósitos más nobles. En lo actual, se incluyen términos que son manipulados al extremo de alterar su significado con el único propósito de que expliquen lo inexplicable.
Me viene a la cabeza la época en la que los médicos solían resumir en un término la explicación a una indisposición de origen incierto: “será un bichito”.
En esta década maldita en la que nos toca vivir. Los eufemismos. Las metáforas diabólicas. Los términos inapropiados se suman al desconcierto de una población vapuleada. A las espaldas de las personas sobre las que ha recaído el peso de soportar los errores o, si pensamos perversamente, la verdadera intención de los creadores de esta situación que nos agrede.
Así llegamos a incorporar dentro de nuestro lenguaje al término Crisis. En él resumimos todo lo que nos ocurre. A él le atribuye el gobierno la responsabilidad de los recortes. También la explicación de la mayor regresión en las condiciones laborales del postfranquismo.
El gobierno ha hecho uso y abuso del término para utilizarlo como coartada para imponer su modelo.
Utilizándola como escudo te despiden. Recortan tus salarios. Anulan tus becas. Limitan tus posibilidades de atención sanitaria. Justifican la mayor operación de concentración empresarial de la historia de España.
Para que luego hablen de libre mercado en materia de energía o banca, por ejemplo.
Estos paladines del liberalismo son reacios a asumir riesgos. Evitan el posible fracaso. Por ello tienen en nomina a funcionarios y políticos. Tanto pasados como futuros. Serán los que les garanticen legislaciones favorables. Políticas de contrataciones públicas afines. Sistemas de rescate asegurados. Esos empresarios liberales tienen en nomina, bajo diferentes modos, a mediáticos profesionales que actuarán como guardianes del modelo que les ha sido y les es favorable.
Pero, como los beneficios ya llaman la atención. Además de no repercutir en la calidad de vida de las personas. Parece que ha llegado el momento en el que a las personas no les basta con que les digan que tienen un bichito. Un bichito llamado Crisis.
Las buenas gentes ya no aceptan con naturalidad que no hay otro remedio. Es natural. Los hechos son tercos y los esfuerzos no compensan los sacrificios.
El gobierno ha sido respaldado por el IBEX 35. Este grupo ha tutelado su guión. Como también lo hizo con el gobierno Zapatero. Del mismo modo que las legislaturas de Aznar. Por no ir más lejos. Por cierto.
Es natural. La gestión responde a un modelo. A un modo de concebir el mundo. Europa se merece más que un modelo. Pese a que los defensores del mismo argumenten ahora que no es posible cambiar. Que supondría un coste inasumible.
Me pregunto… ¿para quién resultará inasumible?
El aporte al PBI del factor trabajo está en el entorno del 50%. La contribución del capital en el entorno del 5%. La recompensa por esas contribuciones no es nada equitativa.
Una “Crisis” es un momento culminante. Un momento de cambio. De disrupción inclusive. Nada tiene que ver con ser origen y causa de este saqueo. De estos despropósitos en los que nos han sumergido.
En ese contexto. Con esos elementos. Sin añadir más a la situación tenemos muchas posibilidades. Estas se derivan de un cambio de modelo.
Es decir. Con el actual modelo habrá más penas y pobreza. Con una opción diferente las posibilidades se multiplican. Que no mientan.
Podemos tener un gobierno que sea parte del problema o uno que sea parte de la solución.
La palabra es de los ciudadanos.
¿Por qué lo llaman crisis cuando es un modelo? | Debate 21
