¿Por qué la izquierda defiende el aborto?

Carrus Magníficus

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La izquierda ha convertido el aborto en un tema central de su agenda por motivos que poca gente conoce.

No se trata de "salud pública", ni siquiera de la defensa de los "derechos femeninos", ni de la "liberación de la mujer". El asunto es mucho más turbio. Estamos en una fase avanzada del juego de la concepción luciferina del mundo.

De una manera general, los izquierdistas mantienen una visión materialista, es decir, no conciben ninguna dimensión trascendental de la existencia humana. Al hombre le cabría crear sus propias reglas jovenlandesales y la forma de organización social, independiente de cualquier noción de orden superior divino.

En este sentido, la vida humana pierde su sacralidad.

Si una persona no es más que un cúmulo de células, en vez de haber sido creada a imagen de Dios, ella puede ser dispuesta en favor de la larga marcha por la construcción del paraíso en la tierra que los comunistas prometen, en un proceso que Marx llamó "materialismo histórico": las relaciones sociales y la organización de la sociedad van evolucionando "científicamente", en busca de mayor producción económica y "más justa" distribución de la riqueza.

Es una lógica que invierte la pirámide de Maslow en la que la garantía de las necesidades físicas más básicas es lo máximo que el ser humano puede alcanzar, mientras que la búsqueda por significado trascendente de la existencia es tratada como mera superstición arcaica, y el único sentido posible para la vida estaría en el alcance de las mejores condiciones materiales, supuestamente garantizada al máximo posible de personas.

Obviamente, esa es la narrativa para atraer a los incautos. Todo no es más que una excusa para el verdadero objetivo: concentrar el poder en las manos de los que están al frente del proyecto, mientras la masa es literalmente aplastada, ya sea por la opresión sistemática, en una vida sin ninguna libertad, o por la eliminación física.

Además, la búsqueda de la implementación de este proyecto generó miseria y no la abundancia prometida. Después de todo, ¿no fue exactamente ese el resultado del proyecto comunista a lo largo de la historia?

No nos equivoquemos. Cuando un comunista defiende el aborto, está dejando muy claro que nadie tiene el derecho natural a la vida, que está por debajo de lo que realmente tiene valor para él: el proyecto comunista. Tu vida sólo tendría sentido en relación a tal proyecto. Si eres un lastre para su implementación, serás aplastado o eliminado. La prueba está en la montaña de cadáveres producida por las revoluciones comunistas, además del infierno vivido por los sobrevivientes de esos regímenes.

Al promover el "derecho" de las mujeres a asesinar a sus propios hijos, en su vientre, la izquierda consolida la degeneración humana produciendo los efectos deseados: la destrucción de los valores jovenlandesales y de rebote la destrucción de la familia. El objetivo trascendente de una mujer ya no sería generar la vida, crear, educar y formar un ser humano en el ámbito de una familia. Su objetivo se convierte en lograr el máximo placer sensual, además de convertirse en un agente de producción económica. El famoso TDS PTS que tan buena marcha lleva...

¿Cuál es el resultado de esto? ¿Mayor "empoderamiento" femenino y felicidad? No es lo que parece...

La depresión y el suicidio están alcanzando niveles nunca vistos. Personalmente, conozco muchos casos de mujeres que resolvieron comprar ese canto de sirena del "empoderamiento" y ahora, después de los 40, intentan quedar embarazadas y construir una familia, sin éxito, generando gran aflicción. Charos. Locas de los gatos. Pelofritos lorealistas jijijeantes huecas emocionalmente por dentro.

La verdad es que cuando una sociedad llega al punto de discutir, o peor, aprobar la posibilidad de dar de baja de la suscripción de la vida al más indefenso de los seres humanos en el vientre de sus madres, por los más torpes motivos, es porque las fuerzas del mal ya han vencido. Siendo así, los valores jovenlandesales básicos han sido abandonados y ya vivimos en el infierno.

En el caso de Estados Unidos, Brasil, España, otros países de corte izquierdista o con un tufo de conservadurismo tibio travestido de moderado, organizaciones supranacionales no escogidas por los ciudadanos... el método utilizado por la izquierda para implementar la agenda abortista es otro peldaño más de la degeneración jovenlandesal, de una escalera que bovinamente sube la sociedad sin rechistar: la destrucción del propio Estado de Derecho.

Ahora hablo de política y sociedad.

En este escenario la soberanía popular, que es la base de la idea de democracia, debería ser representada por el Legislativo. Al Poder Judicial, cabría sólo juzgar por las leyes definidas por los representantes del pueblo, que son los diputados y senadores.

Siguiendo un proceso gramsciano, la izquierda aparejó el Poder Judicial, que pasó a ser el Legislativo de facto, (observad las tendencias mundiales: Estados Unidos, Brasil, nuestra España...) usurpando ilegalmente la prerrogativa de los representantes del pueblo, metiendo garganta abajo toda la agenda socialista. Quien critica es "enemigo de la democracia" y debe ser censurado, perseguido y encarcelado.

Voy a citar a un pensador, jurista y escritor brasileño, Rui Barbosa, que ya en 1914 hizo una denuncia en el senado de Brasil de algo que vivimos y sufrimos hoy: la dictadura del Poder Judicial es la peor que existe, pues no hay a quien recurrir.

Su frase más famosa encaja muy bien en los tenebrosos días que vivimos:

"De tanto ver triunfar las nulidades; de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticia.
De tanto ver agigantarse los poderes en manos de los que practican el mal,
el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse del honor y a tener vergüenza de ser honesto"
 
Son cosas que pasan en todas las democracias. Hay poderes fácticos detras de las mismas que operan lejos de la opinión pública. La masa solo observa lo superficial y adopta el lenguaje y las opiniones que se le impone desde los mass media. La democracia moderna es el instrumento revolucionario del judaísmo, de ahí que las "minorías" tengan una preferencia fundamental y sean, junto con la "igualdad", el eje central de todo su cuerpo ideológico. Educación en la "igualdad" para la mayoría goyim, y blindaje legal para la "minoría". Todo cuadra.
 
Última edición:
Porque la gente sin familia vive con ansiedad y es más fácil venderles cosas que no valen para nada con la excusa de llenar ese vacío existencial.
 
Otro tarado que viene con pensamiento mágico como si estuvieramos en el siglo XV
Por eso nadie toma en serio a la derecha delirante son totalmente delirantes
 
  • Zanx
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Confirmado: la progresía contemporánea es una enfermedad mental

El Psiquiatra muy de derechas

Algunos comenzamos a albergar la sospecha hace ya años, cuando nos dimos cuenta de que todas las actitudes y valores del progre moderno consistían en instintos autodestructivos disfrazados de humanitarismo y utopía. De imponerse todos los dogmas progres en todo su esplendor no habría sociedad que durase más de dos o tres generaciones, tales serían el debilitamiento y el auto-repruebo inducidos.

La demografía es, por ejemplo, un gran indicador de lo que decimos. Pareciera como si toda estrategia natural de supervivencia colectiva fuese objetivo de la piqueta de los autoproclamados progresistas (y de no pocos liberales): natalidad, familia, autoprotección, autoestima colectiva, el instinto de perpetuación en sus múltiples sentidos… todo.

El mero hecho de pretender que tu población, habitante ancestral del solar de tus antepasados, no sea sustituida demográficamente en un par de generaciones te convierte en un xenófobo. O más aún: en un racista (!). ¿Sabrá este puñado de analfabetos funcionales lo que realmente es el racismo? De seguirles el juego la única forma de no ser “racista” es trabajando activa o pasivamente por la erradicación de tu propia población y de su cultura (plasmación de la endofobia), lo cual, al parecer, no es “racista”. ¿Qué les parece?

Son unos dementes.

Además, están tan ciegamente convencidos de ser los defensores de todo lo Bueno y Justo que eso los convierte en unos fanáticos peligrosos.

Por poner un ejemplo, tanto soviéticos como nazis no se veían a sí mismos como los malos de la película, sino como los heroicos rebeldes autorizados a hacer todo lo que fuera necesario para acabar con el Mal Absoluto, ya fuera éste la conspiración judía mundial o la burguesía reaccionaria. Y por si no lo sabe el nuevo Mal Absoluto de los progres es usted.

Sí, sí, usted lo es.

Por negarse a dejar de ser quien es. Más todavía: por negarse a desaparecer. O bien por haberse dado cuenta de la locura colectiva de la izquierda moderna.

En esto los progres se parecen mucho a los sometidos, también conocidos en español por “fiel a la religión del amores”: no hay nada que odien más que un apóstata. Advertido está.

Pero volvamos al hilo principal.

Esperábamos que progresivamente más y más simpatizantes de la llamada izquierda política aceptasen que aquellos a quienes seguían votando eran en realidad los enemigos de sus intereses. Algunos casos actuales claman al cielo, como el del voto al PSC de los currantes catalanes despreciativamente llamados charnegos, que con su apoyo electoral mantienen en el poder a los verdugos del futuro de sus propios hijos. Llamarles fulastres simples es quedarse muy corto. Así lo digo y no me arrepiento. Es de sus hijos de lo que estamos hablando y ni siquiera así son capaces de reaccionar. ¿Se puede saber qué les pasa? ¿Qué son, ovejas o animales de tiro?

Quien ha demostrado la insania mental de la progresía es el doctor Lyle Rossiter, psiquiatra clínico, en su libro “La Mente Progre: Las Causas Psicológicas de la Locura Política“ (The Liberal Mind: the Psychological Causes of Political Madness). Copio y traduzco la siguiente reseña:




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“Basándose en creencias y emociones notablemente irracionales, los progres modernos minan incansablemente los principios más importantes sobre los que se fundaron nuestras libertades… Como niños furiosos y malcriados se rebelan contra las responsabilidades normales de la edad adulta demandando que un gobierno paternalista se ocupe de sus necesidades desde la cuna hasta la tumba”.


Los activistas políticos del ala opuesta del espectro político han hecho observaciones similares, pero Rossiter hace gala de credenciales profesionales y de una vida sin prácticamente ningún activismo ni vínculos con la ”vasta conspiración de los derechistas”.

Durante más de 35 años ha diagnosticado y tratado a más de 1500 pacientes como psiquiatra clínico colegiado y ha examinado más de 2700 casos civiles y criminales como acreditado psiquiatra forense. Se formó como médico y psiquiatra en la Universidad de Chicago.

Rossiter afirma que el tipo de progresía que están demostrando los dos principales aspirantes del Partido Demócrata a la candidatura presidencial sólo puede ser entendida como un desorden psicológico.

“Un científico social que comprende la naturaleza humana no desprecia los papeles fundamentales que juegan la elección libre, la cooperación voluntaria y la integridad jovenlandesal… como si lo hacen los progres”, sostiene. “Un líder político que comprenda la naturaleza humana no ignorará las diferencias individuales en talento, determinación, atractivo personal y ética de trabajo para intentar a continuación imponer el igualitarismo social y económico sobre la población como hacen los progres. Y un legislador que comprenda la naturaleza humana no creará un entorno normativo sobrerregulador y super-impositivo que corrompa el carácter de los ciudadanos de la nación y los reduzca a lacayos del estado, como hacen los progres”.

El doctor Rossiter afirma que la ideología de la progresía se ceba en la debilidad y en los sentimientos de inferioridad de la población:

  • creando y reforzando percepciones de victimismo.
  • satisfaciendo necesidades infantiles de indulgencia, recompensa y privilegios.
  • engordando sentimientos primitivos de envidia y,
  • rechazando la soberanía del individuo y subordinándolo a la voluntad del gobierno.
“Las raíces de la progresía, y su demencia asociada, pueden ser claramente identificadas comprendiendo cómo desarrollan los niños su paso de la infancia a la edad adulta y cómo un desarrollo distorsionado puede producir las creencias irracionales de la mente progre”, afirma Rossiter.

”Cuando la mente de un progre moderno aúlla por víctimas imaginarias, se enfurece contra villanos imaginarios y busca por encima de todo dirigir las vidas de personas más que competentes para gobernar sus vidas por sí mismas, la neurosis de la mentalidad progre se vuelve dolorosamente obvia”.
 
La izquierda ha convertido el aborto en un tema central de su agenda por motivos que poca gente conoce.

No se trata de "salud pública", ni siquiera de la defensa de los "derechos femeninos", ni de la "liberación de la mujer". El asunto es mucho más turbio. Estamos en una fase avanzada del juego de la concepción luciferina del mundo.

De una manera general, los izquierdistas mantienen una visión materialista, es decir, no conciben ninguna dimensión trascendental de la existencia humana. Al hombre le cabría crear sus propias reglas jovenlandesales y la forma de organización social, independiente de cualquier noción de orden superior divino.

En este sentido, la vida humana pierde su sacralidad.

Si una persona no es más que un cúmulo de células, en vez de haber sido creada a imagen de Dios, ella puede ser dispuesta en favor de la larga marcha por la construcción del paraíso en la tierra que los comunistas prometen, en un proceso que Marx llamó "materialismo histórico": las relaciones sociales y la organización de la sociedad van evolucionando "científicamente", en busca de mayor producción económica y "más justa" distribución de la riqueza.

Es una lógica que invierte la pirámide de Maslow en la que la garantía de las necesidades físicas más básicas es lo máximo que el ser humano puede alcanzar, mientras que la búsqueda por significado trascendente de la existencia es tratada como mera superstición arcaica, y el único sentido posible para la vida estaría en el alcance de las mejores condiciones materiales, supuestamente garantizada al máximo posible de personas.

Obviamente, esa es la narrativa para atraer a los incautos. Todo no es más que una excusa para el verdadero objetivo: concentrar el poder en las manos de los que están al frente del proyecto, mientras la masa es literalmente aplastada, ya sea por la opresión sistemática, en una vida sin ninguna libertad, o por la eliminación física.

Además, la búsqueda de la implementación de este proyecto generó miseria y no la abundancia prometida. Después de todo, ¿no fue exactamente ese el resultado del proyecto comunista a lo largo de la historia?

No nos equivoquemos. Cuando un comunista defiende el aborto, está dejando muy claro que nadie tiene el derecho natural a la vida, que está por debajo de lo que realmente tiene valor para él: el proyecto comunista. Tu vida sólo tendría sentido en relación a tal proyecto. Si eres un lastre para su implementación, serás aplastado o eliminado. La prueba está en la montaña de cadáveres producida por las revoluciones comunistas, además del infierno vivido por los sobrevivientes de esos regímenes.

Al promover el "derecho" de las mujeres a asesinar a sus propios hijos, en su vientre, la izquierda consolida la degeneración humana produciendo los efectos deseados: la destrucción de los valores jovenlandesales y de rebote la destrucción de la familia. El objetivo trascendente de una mujer ya no sería generar la vida, crear, educar y formar un ser humano en el ámbito de una familia. Su objetivo se convierte en lograr el máximo placer sensual, además de convertirse en un agente de producción económica. El famoso TDS PTS que tan buena marcha lleva...

¿Cuál es el resultado de esto? ¿Mayor "empoderamiento" femenino y felicidad? No es lo que parece...

La depresión y el suicidio están alcanzando niveles nunca vistos. Personalmente, conozco muchos casos de mujeres que resolvieron comprar ese canto de sirena del "empoderamiento" y ahora, después de los 40, intentan quedar embarazadas y construir una familia, sin éxito, generando gran aflicción. Charos. Locas de los gatos. Pelofritos lorealistas jijijeantes huecas emocionalmente por dentro.

La verdad es que cuando una sociedad llega al punto de discutir, o peor, aprobar la posibilidad de dar de baja de la suscripción de la vida al más indefenso de los seres humanos en el vientre de sus madres, por los más torpes motivos, es porque las fuerzas del mal ya han vencido. Siendo así, los valores jovenlandesales básicos han sido abandonados y ya vivimos en el infierno.

En el caso de Estados Unidos, Brasil, España, otros países de corte izquierdista o con un tufo de conservadurismo tibio travestido de moderado, organizaciones supranacionales no escogidas por los ciudadanos... el método utilizado por la izquierda para implementar la agenda abortista es otro peldaño más de la degeneración jovenlandesal, de una escalera que bovinamente sube la sociedad sin rechistar: la destrucción del propio Estado de Derecho.

Ahora hablo de política y sociedad.

En este escenario la soberanía popular, que es la base de la idea de democracia, debería ser representada por el Legislativo. Al Poder Judicial, cabría sólo juzgar por las leyes definidas por los representantes del pueblo, que son los diputados y senadores.

Siguiendo un proceso gramsciano, la izquierda aparejó el Poder Judicial, que pasó a ser el Legislativo de facto, (observad las tendencias mundiales: Estados Unidos, Brasil, nuestra España...) usurpando ilegalmente la prerrogativa de los representantes del pueblo, metiendo garganta abajo toda la agenda socialista. Quien critica es "enemigo de la democracia" y debe ser censurado, perseguido y encarcelado.

Voy a citar a un pensador, jurista y escritor brasileño, Rui Barbosa, que ya en 1914 hizo una denuncia en el senado de Brasil de algo que vivimos y sufrimos hoy: la dictadura del Poder Judicial es la peor que existe, pues no hay a quien recurrir.

Su frase más famosa encaja muy bien en los tenebrosos días que vivimos:

"De tanto ver triunfar las nulidades; de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticia.
De tanto ver agigantarse los poderes en manos de los que practican el mal,
el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse del honor y a tener vergüenza de ser honesto"
nosomosdignos: Perfectamente expuesto. nosomosdignos:
 
Confirmado: la progresía contemporánea es una enfermedad mental

El Psiquiatra muy de derechas

Algunos comenzamos a albergar la sospecha hace ya años, cuando nos dimos cuenta de que todas las actitudes y valores del progre moderno consistían en instintos autodestructivos disfrazados de humanitarismo y utopía. De imponerse todos los dogmas progres en todo su esplendor no habría sociedad que durase más de dos o tres generaciones, tales serían el debilitamiento y el auto-repruebo inducidos.

La demografía es, por ejemplo, un gran indicador de lo que decimos. Pareciera como si toda estrategia natural de supervivencia colectiva fuese objetivo de la piqueta de los autoproclamados progresistas (y de no pocos liberales): natalidad, familia, autoprotección, autoestima colectiva, el instinto de perpetuación en sus múltiples sentidos… todo.

El mero hecho de pretender que tu población, habitante ancestral del solar de tus antepasados, no sea sustituida demográficamente en un par de generaciones te convierte en un xenófobo. O más aún: en un racista (!). ¿Sabrá este puñado de analfabetos funcionales lo que realmente es el racismo? De seguirles el juego la única forma de no ser “racista” es trabajando activa o pasivamente por la erradicación de tu propia población y de su cultura (plasmación de la endofobia), lo cual, al parecer, no es “racista”. ¿Qué les parece?

Son unos dementes.

Además, están tan ciegamente convencidos de ser los defensores de todo lo Bueno y Justo que eso los convierte en unos fanáticos peligrosos.

Por poner un ejemplo, tanto soviéticos como nazis no se veían a sí mismos como los malos de la película, sino como los heroicos rebeldes autorizados a hacer todo lo que fuera necesario para acabar con el Mal Absoluto, ya fuera éste la conspiración judía mundial o la burguesía reaccionaria. Y por si no lo sabe el nuevo Mal Absoluto de los progres es usted.

Sí, sí, usted lo es.

Por negarse a dejar de ser quien es. Más todavía: por negarse a desaparecer. O bien por haberse dado cuenta de la locura colectiva de la izquierda moderna.

En esto los progres se parecen mucho a los sometidos, también conocidos en español por “fiel a la religión del amores”: no hay nada que odien más que un apóstata. Advertido está.

Pero volvamos al hilo principal.

Esperábamos que progresivamente más y más simpatizantes de la llamada izquierda política aceptasen que aquellos a quienes seguían votando eran en realidad los enemigos de sus intereses. Algunos casos actuales claman al cielo, como el del voto al PSC de los currantes catalanes despreciativamente llamados charnegos, que con su apoyo electoral mantienen en el poder a los verdugos del futuro de sus propios hijos. Llamarles fulastres simples es quedarse muy corto. Así lo digo y no me arrepiento. Es de sus hijos de lo que estamos hablando y ni siquiera así son capaces de reaccionar. ¿Se puede saber qué les pasa? ¿Qué son, ovejas o animales de tiro?

Quien ha demostrado la insania mental de la progresía es el doctor Lyle Rossiter, psiquiatra clínico, en su libro “La Mente Progre: Las Causas Psicológicas de la Locura Política“ (The Liberal Mind: the Psychological Causes of Political Madness). Copio y traduzco la siguiente reseña:




Liberal%20Mind%20Web%20%281%29.jpg


“Basándose en creencias y emociones notablemente irracionales, los progres modernos minan incansablemente los principios más importantes sobre los que se fundaron nuestras libertades… Como niños furiosos y malcriados se rebelan contra las responsabilidades normales de la edad adulta demandando que un gobierno paternalista se ocupe de sus necesidades desde la cuna hasta la tumba”.


Los activistas políticos del ala opuesta del espectro político han hecho observaciones similares, pero Rossiter hace gala de credenciales profesionales y de una vida sin prácticamente ningún activismo ni vínculos con la ”vasta conspiración de los derechistas”.

Durante más de 35 años ha diagnosticado y tratado a más de 1500 pacientes como psiquiatra clínico colegiado y ha examinado más de 2700 casos civiles y criminales como acreditado psiquiatra forense. Se formó como médico y psiquiatra en la Universidad de Chicago.

Rossiter afirma que el tipo de progresía que están demostrando los dos principales aspirantes del Partido Demócrata a la candidatura presidencial sólo puede ser entendida como un desorden psicológico.

“Un científico social que comprende la naturaleza humana no desprecia los papeles fundamentales que juegan la elección libre, la cooperación voluntaria y la integridad jovenlandesal… como si lo hacen los progres”, sostiene. “Un líder político que comprenda la naturaleza humana no ignorará las diferencias individuales en talento, determinación, atractivo personal y ética de trabajo para intentar a continuación imponer el igualitarismo social y económico sobre la población como hacen los progres. Y un legislador que comprenda la naturaleza humana no creará un entorno normativo sobrerregulador y super-impositivo que corrompa el carácter de los ciudadanos de la nación y los reduzca a lacayos del estado, como hacen los progres”.

El doctor Rossiter afirma que la ideología de la progresía se ceba en la debilidad y en los sentimientos de inferioridad de la población:

  • creando y reforzando percepciones de victimismo.
  • satisfaciendo necesidades infantiles de indulgencia, recompensa y privilegios.
  • engordando sentimientos primitivos de envidia y,
  • rechazando la soberanía del individuo y subordinándolo a la voluntad del gobierno.
“Las raíces de la progresía, y su demencia asociada, pueden ser claramente identificadas comprendiendo cómo desarrollan los niños su paso de la infancia a la edad adulta y cómo un desarrollo distorsionado puede producir las creencias irracionales de la mente progre”, afirma Rossiter.

”Cuando la mente de un progre moderno aúlla por víctimas imaginarias, se enfurece contra villanos imaginarios y busca por encima de todo dirigir las vidas de personas más que competentes para gobernar sus vidas por sí mismas, la neurosis de la mentalidad progre se vuelve dolorosamente obvia”.
La infantilización de la sociedad, la generación petulante adolescéntrica de la que habla Agustín Laje.
 
Porque está escrito. Los críticos del sistema son los simples útiles del sistema, hacen todo todito lo que les dicen.

El fin último es satánico, estoy totalmente de acuerdo. Instrumentalmente, si son capaces de decir que el asesinato masivo de bebés y bebas es una potestad y derecho de la mujer, tienen carta blanca para decir lo que quieran y seguir impertérritos.

Y digo más. Sí hicieran una ley para dar de baja de la suscripción de la vida a los progenitores en determinados presupuestos y se la dotara de cierta legitimidad (qué sé yo, Leire Pajín diciendo que hacíamos un bien al planeta), la mayoría de la sociedad asesinaría a sus progenitores dando palmas con las orejas.
 
Última edición:
Porque está escrito. Los críticos del sistema son los simples útiles del sistema, hacen todo todito lo que les dicen.

El fin último es satánico, estoy totalmente de acuerdo. Instrumentalmente, si son capaces de decir que el asesinato masivo de bebés y bebas es una potestad y derecho de la mujer, tienen carta blanca para decir lo que quieran y seguir impertérritos.

Y digo más. Sí hicieran una ley para dar de baja de la suscripción de la vida a los progenitores en determinados presupuestos y se la dotara de cierta legitimidad (qué sé yo, Leire Pajín diciendo que hacíamos un bien al planeta), la mayoría de la sociedad asesinaría a sus progenitores dando palmas con las orejas.

Eso ya se hace en países avanzados del primer mundo (lo digo con sorna) como Holanda o Canadá, eliminando a algunos de los useless eaters:

 
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